La medicina privada capta el 28% del gasto sanitario en Cantabria

Una de las consecuencias más sensibles de la crisis ha sido el deterioro en la sostenibilidad del sistema público de salud, uno de los consensos básicos sobre los que se ha construido la sociedad española desde la Transición. Pero a los recortes aplicados a la financiación del sistema se une el incremento permanente de un gasto sanitario que es muy difícil de moderar, porque deriva de varias causas coincidentes. Factores como el envejecimiento de la población, la mayor extensión y complejidad de las enfermedades crónicas y el elevado coste de los nuevos medios de diagnóstico y tratamiento se unen para poner en peligro un sistema sanitario sostenido por la recaudación fiscal, que además ha disminuido en los últimos años.

Un aliado estratégico

Aquí es donde la sanidad privada juega un creciente papel como aliado estratégico del sistema público de salud. El servicio que presta contribuye a liberar recursos del modelo público, ya que, con independencia de otras personas que acuden ocasionalmente a la sanidad privada, más de 7,2 millones de ciudadanos mantienen en España un seguro de salud. Y eso sin contar los casi dos millones de afiliados en las Mutualidades de Funcionarios del Estado que prefieren la cobertura de aseguradoras privadas. Según la estimación de IDIS (Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad), el ahorro que le generaron los seguros de salud al Estado durante 2014 se situó entre los 4.079 y los 8.862 millones de euros.
Este alivio para las arcas públicas es tanto más valioso en la medida en que desde 2010 se ha producido una reducción progresiva, aunque tenue, del gasto sanitario financiado con recursos del Estado. Históricamente, el gasto sanitario en España ha presentado una tendencia invariablemente creciente: En el año 2000 representaba el 7,2% del PIB, y a lo largo de los diez años siguientes tuvo un constante crecimiento, hasta alcanzar el 9,65% del PIB en 2010. Sin embargo, a partir de esa fecha las fuertes restricciones presupuestarias que han afectado al gasto sanitario público, la bajada del precio de los medicamentos y la reducción salarial en el sector hospitalario hicieron que, por primera vez en la última década, descendiese el gasto sanitario pasando al 9,29% del PIB en 2012.
En Cantabria, y según la estimación realizada por IDIS, el gasto sanitario ascendió el pasado año a 1.887 euros por habitante, de los que 1.358 provenían del gasto público y 529 euros del privado, lo que supone un volumen de negocio para el sector privado de alrededor de 298 millones de euros.
Estas cantidades sitúan a nuestra comunidad en el séptimo lugar del ranking por comunidades autónomas, lejos de los 2.325 euros que se gastan per capita en el País Vasco, pero también de los 1.464 que sitúan a Andalucía en el último lugar de esta escala. La media de gasto sanitario en España fue de 1.751 euros el año pasado, de los que 1.219 provenían de recursos públicos y 531 eran privados.
El correlato de esa disminución del gasto público ha sido el incremento, aunque también moderado, de la penetración de la sanidad privada. En Cantabria, el número de asegurados en el ramo de salud creció desde las 86.091 personas de 2011 hasta las 88.090 de 2014 (un 0,8% de incremento); y el volumen de primas recaudadas por las aseguradoras lo hizo en un 2,2%, hasta sumar el pasado año 52,6 millones de euros. No obstante, sólo suponen un 0,8% del mercado nacional, un porcentaje muy inferior al que le correspondería a Cantabria por volumen de población (1,3%).

Una extensión de la red sanitaria

El sector sanitario privado dispone de una red de centros que ofrecen una gran diversidad de servicios y actividades. Hospitales, centros médicos ambulatorios, centros de diagnóstico por imagen, laboratorios de análisis clínicos, consultas privadas, hospitalización a domicilio… Todo ello supone una mejora de la amplia cobertura geográfica que presta la red de centros públicos de asistencia sanitaria.
En Cantabria hay cuatro hospitales públicos y cuatro privados, que suman el 34% de las camas. De esas 684 camas privadas, 396 se ubican en un único hospital psiquiátrico, el Padre Menni.
El sistema público mantiene conciertos con todos los hospitales privados, aunque Cantabria se encuentra, con Aragón y Castilla-León, entre las comunidades donde los conciertos aportan menos recursos económicos, en proporción al gasto sanitario. Tan solo el 3% del presupuesto sanitario público va destinado a esta fórmula de colaboración que permite ampliar la cobertura del sistema público y cubrir sus insuficiencias de medios o de infraestructura.

Un motor para la generación de empleo

El sector sanitario privado es uno de los pocos que, en un contexto económico tan desfavorable, han sido capaces de generar empleo. Se estima que en 2014 llegó a crear en España unos 6.000 puestos de trabajo, lo que supone un incremento del 3% en su fuerza laboral. En la sanidad privada de nuestro país trabajan más de 236.000 profesionales, de los que 53.790 son médicos.
Según la estimación que hace IDIS a partir de datos de Ministerio de Sanidad, en nuestra región el sector sanitario privado cuenta con 1.373 médicos y 1.345 enfermeros, además de 2.753 profesionales de otro tipo. Los cuatro hospitales privados dan trabajo a 115 médicos, 261 enfermeros y 681 profesionales que prestan otro tipo de servicios.
Estos datos indican que el grueso de los sanitarios prestan sus servicios en el ámbito extrahospitalario, especialmente en consultas médicas, centros de análisis, clínicas de cirugía estética, oftalmológicas y cadenas de clínicas dentales. Estas últimas modalidades de servicios sanitarios están evolucionando hacia un modelo de grandes empresas en todo el país, de manera que los cinco primeros operadores ya concentraban en 2013 la mitad de un mercado que mueve 1.060 millones de euros.
El retroceso de la demanda en las clínicas de cirugía estética ha dado lugar en los últimos años a la desaparición de un buen número de centros de pequeño tamaño, reduciéndose notablemente la oferta. Las cinco primeras empresas del sector reunieron en 2013 algo más del 40% de los ingresos totales, que alcanzaron los 150 millones de euros.
Las clínicas oftalmológicas también han sufrido el cierre de centros de reducida dimensión, en parte por las aperturas que han llevado a cabo las grandes cadenas. En este segmento, los cinco primeros operadores reúnen un 60% de un negocio, que alcanza, en su conjunto, los 250 millones de euros.
A su vez, la oferta de clínicas dentales se caracteriza por la amplia presencia de profesionales independientes con consulta propia, si bien en los últimos años se registra una creciente oferta de cadenas marquistas motivada por la expansión de marcas ya operativas y por la creación de nuevas redes, en algunos casos vinculadas a compañías aseguradoras. El gran tamaño alcanzado por las principales cadenas de clínicas dentales (660 millones de euros de facturación en 2013) determina una alta concentración del negocio generado por este tipo de operadores, acaparando las cinco primeras cerca del 80% de la cuota de mercado.
Son datos que ponen de relieve el papel cada vez más relevante que juega la sanidad privada en nuestra sociedad; un papel que, por los retos a los que se enfrentan los sistemas públicos de salud y la creciente demanda de recursos que ello implica, está llamado a continuar creciendo.

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