El vaso de la mina de Reocín comienza a llenarse

Las galerías de la mina de Reocín comenzaron a llenarse de agua el pasado 1 de noviembre al cesar el bombeo que durante años ha evitado su inundación. Se eligió esa fecha, dado que en invierno el Saja, que discurre por las inmediaciones, tiene un caudal de 8.000 a 10.000 litros por segundo, de forma que la pérdida de los 1.200 litros por segundo que salían de la mina no resultaba relevante para mantener su caudal en esa época.
En cambio, había serios temores a lo que pudiera ocurrir este verano, cuando el Saja bajase casi seco y todo ese agua, que tradicionalmente se lanzaba al río y servía para garantizar su caudal en la época de estiaje, quedase embalsada en el interior de la antigua explotación minera. Durante ocho o nueve meses, el agua ni siquiera llegaría a aflorar. Iría anegando las galerías subterráneas perforadas durante décadas que llegan hasta Santillana del Mar, ya que todas ellas están en una cota inferior a la explotación a cielo abierto de Reocín. Una vez se completase la inundación de las galerías, a comienzos de verano el agua surgiría en el fondo del gigantesco cono originado por la explotación a cielo abierto de Reocín.
En realidad, los cálculos eran estimativos, porque nadie conoce la conformación de este acuífero. Únicamente se sabe su capacidad de surgencia, como consecuencia de las necesidades de extracción, mientras duró la explotación minera, para evitar que las galerías se inundasen.
También se conocía con alguna certeza la capacidad de las antiguas galerías y era relativamente sencillo calcular el cubicaje de la extracción a cielo abierto, un gran cono que llega hasta los 300 metros de profundidad. Sin embargo, era mucho menos previsible la capacidad de absorción del entorno subterráneo de la mina, una inmensa esponja que se extiende desde Barcenaciones a Polanco y desde Santillana del Mar a Viérnoles.
Los hechos han confirmado los cálculos hechos por el Instituto Geológico y Minero de España, y ya hay un notable lago en el fondo de la explotación a cielo abierto. No obstante, el ascenso del agua a partir de ahora va a ser lento, dado que la forma cónica hace que la superficie a ocupar sea cada vez más extensa. Se calcula que el proceso de llenado del vaso podría durar hasta el otoño de 2007. Al concluir, Torrelavega tendrá en las inmediaciones un lago de forma ovoide, entre cuyos extremos habrá 800 metros y con una profundidad superior a los 200 en el centro.

El respaldo del Ebro

El Gobierno era conscientes de que la merma en las aportaciones al Saja podría causar problemas a las industrias asentadas río abajo, especialmente a Solvay y Sniace, grandes consumidoras de agua. Y lo que suscitaba más incertidumbres es que, en el caso de producirse un fuerte estiaje, el proceso no tendría marcha atrás, dado que las gigantescas bombas utilizadas por AZSA para sacar el agua de la mina quedaron allí sepultada una vez que cesó su actividad y ni podrían reemprenderla ni pueden ser recuperadas.
Para evitar en lo posible estos problemas, la Confederación Hidrográfica del Norte cambió la curva de garantía del bitrasvase Ebro-Besaya –que determina los flujos de agua en uno u otro sentido– en previsión de tener que aportar agua adicional a la cuenca del Besaya para mantener el caudal mínimo. Aunque una pequeña parte de los 1.200 litros de agua por segundo que dejó de recibir el río desde la mina han vuelto a él de forma natural, la Confederación se ha visto obligada este verano a aumentar ligeramente la aportación del Ebro al Saja-Besaya para atender a las necesidades de las industrias de esta cuenca. En realidad, esta suelta de agua también está motivada por la baja pluviosidad. A pesar de las fuertes nevadas del invierno, que han permitido llenar los embalses del Norte, el año está resultando en Cantabria más seco de lo habitual.
El bitrasvase Ebro-Besaya comenzó a funcionar en 1982 y lo gestiona la Confederación Hidrográfica. En invierno bombea agua desde la cuenca cántabra hasta el pantano del Ebro, ya que en Cantabria sobra y no hay embalses donde almacenarla. En verano se invierte el proceso. El agua del pantano se deja caer por gravedad a través del Túnel de Las Nieves hasta la cuenca del Besaya, cuando se considera insuficiente su caudal, para mantener un nivel de garantía que permita el consumo humano y la actividad industrial.

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