Nueva tarifa, nuevos líos

En los próximos meses se hará popular la Tarifa de Último Recurso que, a pesar del nombre, no tiene nada que ver con un seguro de decesos, sino con el suministro eléctrico. Una nueva normativa del Ministerio de Industria va a obligar a reencuadrar a la mayoría de los clientes de las empresas eléctricas para que opten de una vez por el mercado libre o, en su defecto, por esta Tarifa TUR, que no les facilitará su compañía habitual sino otra nueva pero del mismo grupo. Para quienes viven en Cantabria será E.On Comercializadora de Último Recurso.
La decisión del Gobierno supone un nuevo paso en la liberalización del sector eléctrico, que hasta ahora no ha sido muy exitosa. Después de ofrecérsela a los grandes y medianos consumidores de energía eléctrica con poca aceptación, ya que para la mayoría resultaba más rentable seguir operando bajo la tarifa oficial, la extendió a las pequeñas empresas y consumidores domésticos pero, igualmente, la mayoría optaron por quedarse donde estaban porque nadie podía ofrecerles condiciones mucho mejores.

Subida de la tarifa

En un mercado donde el precio fijado por el Gobierno está por debajo de los costes de producción, difícilmente iban a aparecer precios mejores a los que establece la tarifa oficial. Pero ahora desaparece la tarifa, al menos en teoría y los clientes de las eléctricas tendrán que optar por el mercado libre o por las comercializadoras de Último Recurso antes del 30 de junio. Como es probable que, a pesar de las cartas que reciban en los domicilios, no lleguen a decidirse por una u otra, todos los que no contesten pasarán a manos de la filial comercial de la compañía que posea los tendidos.
Eso debiera significar que el cambio será mínimo, pero puede que no resulte tan trivial. Fuentes del sector dan por hecho que la nueva tarifa va a implicar una subida, la segunda del año, ya que la reforma de la facturación que se aprobó a finales de 2008 ya supuso un aumento del precio del 3%. Con estas subidas y las dos que se produjeron en el ejercicio pasado, el Gobierno trataría de reestablecer el equilibrio entre los costes reales y el precio de venta del kilovatio, que en los últimos años ha dado lugar a un fuerte déficit para las eléctricas y que el Estado se comprometió a compensarles. Una enorme deuda, de 16.500 millones de euros que el Ejecutivo por fin va a comenzar a pagar, aunque ha logrado que, a cambio, las suministradoras se hagan cargo del déficit que originarán las nuevas tarifas sociales para familias numerosas, con especiales dificultades económicas o con todos sus miembros en paro, que conservarán las condiciones actuales.
Para el resto, la inmensa mayoría, el problema se llamará TUR. Los clientes que tienen contratados menos de 10 kilovatios de potencia –es decir, todos los domésticos y muchas pequeñas y medianas empresas– pasarán directamente a esta tarifa de últimos recurso. Los que tienen contratado más potencia deberán buscar un suministrador del mercado libre. Si no lo hacen, se van a quedar en la TUR, pero en este caso temporalmente, ya que su tarifa irá subiendo progresivamente para empujarles a tomar una posición activa.
El Gobierno no ha fijado aún cuál será la tarifa de último recurso, aunque sí está claro que no debe generar déficit (por tanto, será más alta) y resultará del sumatorio de tres conceptos: el coste de la energía, el del peaje que ha de pagarse a la distribuidora por el transporte y el coste de comercialización. A todo ello se añadirá un recargo creciente para aquellos clientes que están forzados a pasar al mercado libre y no acaban de tomar la decisión.
La puesta en marcha del nuevo sistema tarifario obliga a las eléctricas a crear una nueva sociedad –en el caso de E.On se llamará E.On Comercializadora de Último Recurso– que a partir del 1 de julio sustituirá en los recibos a E.On Distribución. Esta última se quedará con unas competencias mucho más reducidas que ahora, como el mantenimiento de los tendidos, la atención de incidencias, el enganche de nuevos clientes o la lectura de contadores. El abanico societario de la eléctrica alemana en España se completa con E.On Generación (la propietaria de las centrales de producción eléctrica), E.On Energía, que vende en el mercado libre, y E.On Renovables, la compañía que explota las nuevas energías y que piensa concurrir al concurso por las demarcaciones eólicas convocado por el Gobierno de Cantabria.

Llegan las ofertas

La intención de Industria es liberalizar de una vez el mercado eléctrico, algo que hasta ahora ha resultado más teórico que real, aunque para ello tenga que forzar a las empresas a decidirse por una compañía suministradora. A su vez, las eléctricas también parecen dispuestas a colaborar. No tanto en el mercado doméstico, donde la mayoría no está dispuesta a ofrecer rebajas de más del 2,5%, como en el de las pymes, donde algunas están dispuestas a llegar al 15%. E.On, el suministrador principal en Cantabria, no ha desvelado por el momento sus cartas, pero difícilmente podrá hacer algo distinto al resto si quiere conservar sus clientes.

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