El año jubilar no trajo la paz al sector turístico

El Año Jubilar no ha resultado suficiente motivo para la reconciliación de la Consejería de Turismo y la Asociación de Hostelería de Cantabria, la patronal del sector. Si hace algunos meses pareció que empezaban a tenderse puentes, la Gala de Hostelería dejó en evidencia las distancias que siguen separando ambas orillas.
En su discurso anual, Miguel Mirones, presidente de los hosteleros, reconoció las medidas adoptadas por varias consejerías en favor del sector que dirige, en parte para tratar de mostrar que no hay una predisposición en contra de los partidos que gobiernan y en parte para que resultase más elocuente su ausencia de loas a la de Cultura y Turismo, de la que sólo hizo una mínima mención a El Soplao.
El hecho de que un instante antes el consejero López Marcano anunciase su intención de convocar el Consejo de Turismo hizo que Mirones retirase de su discurso varios párrafos en los que criticaba que este órgano de coordinación de políticas entre el sector y las instituciones no se haya reunido en toda la legislatura. Pero aún tenía otra carga de profundidad contra la Consejería, aunque no la citase expresamente. Una frase que no resulta tan críptica para quienes hayan seguido la reciente sustitución de cuatro miembros del órgano de dirección de la patronal hostelera, entre ellos la vicepresidenta Mar de la Piedra que desde hace dos años tenía diferencias con Mirones sobre la gestión, y Juan Renedo, más partidario de un acercamiento a la Consejería.
Mirones consideró “inadmisibles las tentaciones que pueden tener algunos de intervenir en la vida o en las decisiones de una asociación empresarial”. No es difícil deducir que se refería a un supuesto intento de influir desde instancias oficiales en la creación de una candidatura alternativa a la presidencia de la Asociación. Mirones está en su última legislatura y hubo quien supuso que, con su reciente elección como presidente de la CEOE cántabra, podría anticipar su salida del cargo de Hostelería, algo que él mismo se ha encargado de desmentir.
López Marcano, que intervino anteriormente, había procurado no echar leña al fuego, aunque no dejó de enviar una ironía al jurado del premio Horeca, al haber premiado la Feria Taurina del Norte, “en un año de tantos acontecimientos turísticos”, como el Jubilar lebaniego o el primer ejercicio completo de El Soplao.
La consolidación de la Feria de Santiago como la mejor entre las plazas españolas de segunda ha contribuido decisivamente al aumento de la ocupación hotelera en la última semana de julio, ya que atrae a muchos aficionados de otras regiones y de alto poder adquisitivo. Otros acontecimientos y méritos han hecho que el reconocimiento de los hosteleros se haya venido aplazando hasta ahora, un año que por sus características preelectorales podía dar lugar a lecturas políticas. El hecho de que subiese a recoger el premio el alcalde de Santander y no el presidente del consejo de administración de la Plaza, donde están presentes todos los partidos –Celestino Alvarez sólo subió al escenario después del discurso de aceptación, que realizó el propio Piñeiro– tampoco ha colaborado mucho a quitarle matices políticos y a reducir las distancias entre la Consejería y la patronal.

Un buen año

La Gala de Hostelería reunió a más de un millar de personas del sector y de instituciones públicas relacionadas con él, y es la culminación de un buen año turístico, aunque quizá no tan espectacular como se había calculado.
Ayudados por una climatología oportunamente bonancible, los establecimientos hoteleros de Cantabria rozaron el pasado verano la plena ocupación. Una situación que estuvo a punto de repetirse en el pasado puente del Pilar, cuando se alcanzaron cotas cercanas al 88%. Pero a pesar de la excelencia de estos datos, el balance de cierre de ejercicio realizado por los empresarios de hostelería refleja una cierta frustración. “Los resultados no han sido tan importantes como esperábamos”, manifestó Mirones pocos días antes de la Gala. En su opinión, el esfuerzo promocional que se ha realizado no se ha visto acompañado por los resultados.
Según sus propias encuestas, refrendadas después por otros muestreos oficiales, en los meses de julio y agosto hubo 10.000 pernoctaciones más que el año anterior. Esto significa unas 150 más al día en una región que cuenta con una oferta hotelera de 23.000 camas. Un magro resultado que no se corresponde, afirma Mirones, con la ingente cantidad de dinero gastada este año en promoción turística.
Poco antes, López Marcano había significado el hecho de que en los últimos años se hayan abierto en la región nada menos que 1.200 establecimientos de hostelería como un indicio de la fortaleza del sector. El consejero también resaltó que, por primera vez, una campaña turística institucional (Cantabria Tierra de Jubilo) haya llegado a los 14 millones de hogares españoles.

Convenios con la Administración

Con todo, y al margen del ruido de polémica que suele acompañar en los últimos años la celebración de la Gala, la colaboración entre la Asociación de Empresarios y la Administración regional se continúa expresando en muy diversos campos. En el apartado de la formación, que es una de las áreas prioritarias para la Asociación de Hostelería, se está impartiendo en el Hotel Escuela Las Carolinas el curso de gestión integral de negocios hosteleros, en el que se han matriculado 22 alumnos y que cuenta con el apoyo de la Consejería de Industria.
También con esta Consejería se ha puesto en marcha un proyecto para formar en origen y traer a Cantabria un contingente de trabajadores de hostelería de la República Dominicana.
Esta iniciativa, pionera en España, permitirá paliar en parte la falta de personal formado que aqueja a los establecimientos de hostelería de la región, con camareros y cocineros de ese país caribeño. Su formación correrá a cargo de profesionales cántabros desplazados a la República Dominicana.
Los resultados de este programa, financiado por el Servicio Cántabro de Empleo, se verán la próxima primavera cuando llegue a Cantabria el primer contingente de cincuenta trabajadores dominicanos. El proyecto, que cuenta con la autorización de la Delegación del Gobierno, trata de trazar un camino para regular los flujos de inmigración que llegan al territorio nacional y que suelen encontrar en la hostelería un sector receptivo a esta mano de obra.
Los acuerdos de la Asociación con la Administración regional se han extendido también al área del medio ambiente. La puesta en marcha, con el respaldo de esta Consejería, del Club del Ahorro del Agua, ha tenido un gran éxito ya que a ella se han adherido más de 2.000 establecimientos de la región.
Otras iniciativas de la Asociación, como la Jornadas Gastronómicas, en la que han participado cerca de 200 establecimientos, o las Jornadas del Pincho, en la que colaboraron cerca de setenta empresas, han contado con el patrocinio de la Consejería de Turismo.
A pesar de estos acuerdos de colaboración, Mirones hizo mucho hincapié en su discurso en la significativa pérdida de peso de las aportaciones públicas en las cuentas de la Asociación: “Si en el año 2000 recibía en concepto de ayudas de la Consejería de Turismo el 19,5% de su presupuesto, en el 2006 este porcentaje se ha reducido al 2,3%”. No obstante, recalcó que aún en estas condiciones la Asociación está saneada económicamente “y volverá a cerrar el ejercicio con superávit”.
El balance de fin de ejercicio ha estado marcado también por las quejas de los hosteleros por los perjuicios que supone para el sector la desigual aplicación de la Ley antitabaco en el territorio nacional. Los problemas no sólo se circunscriben a la discriminación que la ley realiza en cuanto al tamaño de los establecimientos a la hora de decidir si se autoriza fumar en ellos o no, sino en la interpretación más o menos restrictiva que están haciendo las diferentes autonomías a la hora de aplicar esta legislación.
Aunque Mirones reconoció que las visitas de los inspectores de Sanidad están siendo más informativas que sancionadoras, estas diferencias han provocado, según la Asociación, que congresos que se iban a celebrar en Cantabria hayan optado finalmente por trasladarse a comunidades más permisivas con el tabaco o que algunas celebraciones de boda se hayan desplazado desde Reinosa a Aguilar de Campoo buscando una flexibilidad en la aplicación de las normas antitabaco que no existe en Cantabria. Una situación que Miguel Mirones ha urgido a resolver, por entender que “Cantabria no puede estar en inferioridad de condiciones a la hora de poder ofertar nuestros productos turísticos”.

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