PANORAMA INTERNACIONAL

La moneda china
El anuncio del Banco Central de China de dejar de vincular su moneda al dólar puede ser un punto de inflexión en la economía global, si China realmente permite que el valor de la moneda suba.
La política china de una moneda barata no sólo ha supuesto un enorme superávit comercial frente a EE UU y Europa, sino que también se ha convertido en una rémora para la recuperación económica de otras naciones desarrolladas, cuyas exportaciones no pueden competir con las chinas.
(…) Pero, inmediatamente, surgieron dudas respecto a la sinceridad de Pekín cuando el Banco Central emitió un comunicado afirmando en que la apreciación sustancial de la moneda no estaba dentro de los intereses de China.
(…) El aumento en el valor ayudaría a combatir la inflación manteniendo los precios bajos, fomentaría el poder de compra de los trabajadores y haría que el país entrase en una nueva fase de crecimiento.
China está bien encaminada hacia la recuperación pero otros países no son tan afortunados. A menos que se comprometa firmemente a dejar que su moneda suba, van a venir tiempos difíciles para gestionar las presiones de la inflación y el rencor internacional.
The New York Times

¿Hay vida después de la deuda?
La deuda pública es una droga tan potente como el alcohol o la nicotina. Durante mucho tiempo, en los paises ricos ha crecido más rápido que los ingresos. Sólo en el sector privado americano, ha pasado de representar el 50% del PIB en 1950 a casi el 300%. El camino para enriquecerse en el mundo de las finanzas es simple: comprar activos con dinero prestado y sentarse a esperar que suba el precio.
Todo este juego se ha fomentado hasta que los inversores se han dado cuenta que buena parte de esta deuda no se iba a pagar y la restricción crediticia ha obligado a los bancos centrales a recortar las tasas de interés a corto plazo.
Los países ricos no saben cómo pagar su deuda, que tendrá que ser refinanciada y renegociada, lo que puede causar un círculo vicioso en cuanto que los deudores se vean forzados a vender activos, haciendo que los precios caigan. Acumular más deuda no parece un opción, pero vivir con menos presentará otros desafíos a largo plazo.
Para los políticos, las prioridades están claras: centrarse en el crecimiento y comenzar la larga tarea de reequilibrar la economía mundial. Cuando los ingresos anuales se ven forzados a superar los gastos, el resultado final bien podría ser la miseria.
The Economist

Con los bolsillos vacíos
Nadie puede negar que George Osborne tiene coraje. El presupuesto de emergencia que ha presentado el nuevo ministro británico de Hacienda conservador pretende poner en marcha un enorme recorte fiscal, equivalente al 6,3% del PIB para 2015. El gasto público caerá desde el 47% hasta el 41% del PIB y el endeudamiento del 11% hasta el 2%. Son palabras mayores y así se lo ha tomado el mercado.
Si el presupuesto va a ser peor para los pobres que para los ricos es algo que no está claro, pero el joven ministro británico podía haber hecho algo más para demostrar que desea beneficiar a ambos. También ha perdido una oportunidad de rediseñar el sistema impositivo, introduciendo, por ejemplo, una nueva tasa sobre el CO2.
Habrá que ver si la economía es capaz de asimilar una medicina tan fuerte (…) Debe ser consciente de que puede hacer falta un ajuste y de que lo importante es la precaución y la flexibilidad. El aumento del IVA, por ejemplo, está previsto para enero, pero podría retrasarse si la economía fuera a peor.
The Economist

La regulación financiera
Hay mucho que alabar en la reforma de la regulación financiera anunciada por el Congreso y el Senado norteamericanos. Esta ley va a limitar algunas de las actividades más arriesgadas de los bancos y regulará el mercado multimillonario de derivados. Además, dará a las autoridades federales las herramientas para cerrar grandes bancos fallidos y empresas financieras, en lugar de exonerarlas.
El proyecto de ley requiere que la mayor parte de las transacciones tengan lugar por medio de intercambios regulados y no como contratos privados. No obstante, la legislación deja intactos a un puñado de bancos, cuyo tamaño y ámbito de actuación serían difíciles de desmantelar si se produce otra crisis, incluso bajo una nueva legislación.
Los americanos han pagado la crisis con sus empleos, ingresos, ahorros, inversiones y propiedades inmobiliarias, así como con su fe en los mercados y en un Gobierno que les iba a proteger del daño. La nueva ley restaura esa fe, así que el Congreso debe aprobarla y asegurar que se lleva a cabo tal como se anunció.
The New York Times

Suscríbete a Cantabria Económica
Ver más

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Botón volver arriba
Escucha ahora