"Es imprescindible rediseñar el territorio para frenar el fuego", aseguran los expertos, ante la ola de incendios de este verano
«No basta con plantar árboles, hay que rediseñar el territorio para que sea resiliente», afirma Samuel Delesque, cofundador de TDF, ecoaldea regenerativa ubicada en la Península Ibérica
España vive la peor temporada de incendios en dos décadas: según el European Forest Fire Information System (EFFIS), en 2025 se han calcinado más de 393.000 hectáreas hasta agosto, un 55% más que en 2024, que ya había sido un año récord. Esto equivale a cinco veces la media histórica y a un territorio mayor que la isla de Mallorca. En lo que va de año se han registrado 53 grandes incendios, es decir, de más de 500 hectáreas, cuando la media era de 17.
Un estudio del consorcio científico World Weather Attribution confirma que el cambio climático ha multiplicado por 40 la probabilidad de que en la Península Ibérica se den condiciones extremas de calor, sequedad y viento como las que alimentaron los megaincendios de este verano. Antes, un episodio así ocurría cada 500 años; ahora, cada 15. Si se considera solo la temperatura, la probabilidad es 200 veces mayor que en un mundo sin calentamiento global. Además, estas olas son 3ºC más cálidas que en la era preindustrial.
El coste directo en extinción de incendios de esta magnitud se acerca a 10.000 millones de euros, pero el impacto total (turismo, agricultura, ganadería, industria) lo multiplicará. Según la Comisión Europea, los incendios pueden suponer hasta el 4,5% del PIB español, unos 71.600 millones de euros.
Además, los incendios han arrasado hábitats críticos en parques como O Invernadeiro (Ourense), la Montaña Palentina y la Cordillera Cantábrica, afectando especies emblemáticas como el oso pardo, el urogallo cantábrico y el águila real. Más de 30.000 personas han sido evacuadas, perdiendo viviendas, cosechas y servicios básicos. Una situación insostenible ante la cual organizaciones independientes están tomando partido, como es el caso de Traditional Dream Factory (TDF).
Rediseñar el paisaje para frenar el fuego
Tras uno de los veranos más duros que se recuerdan a causa de los virulentos incendios, además de una actuación administrativa puesta en entredicho por gran parte de la población, cada vez hay más iniciativas a lo largo y ancho de la Península Ibérica que buscan aportar su grano de arena. En España, proyectos como AGROFORes en Castilla y León y Extremadura ya están transformando terrenos degradados en sistemas agroforestales multifuncionales, reduciendo así biomasa inflamable y creando empleo rural.
Sin embargo, una de las iniciativas más pioneras la encontramos en el país vecino: en Portugal. Traditional Dream Factory (TDF), ubicado en la región costera del Alentejo, es la primera ecoaldea regenerativa de Europa impulsada por la blockchain. Su propuesta combina la agroforestería sintrópica o el silvopastoreo, así como la creación de cortafuegos verdes y de obras de retención hídrica para convertir paisajes vulnerables en terrenos diversos, productivos y resilientes.
«No basta con plantar árboles, hay que rediseñar el territorio para que sea resiliente«, afirma Samuel Delesque, cofundador de TDF. Según sus estimaciones, sustituir el 50% del eucalipto, plantación altamente inflamable y muy abundante en Portugal, por agroforestería, reduciría drásticamente los incendios en las zonas más afectadas de la península. Además, con el desarrollo de cultivos propios, se crearían hasta 43.000 nuevos empleos, lo que se traduciría en un aumento de alrededor de un 3% del PIB, y la dependencia de la importación extranjera caería considerablemente.
La Política Agrícola Común de la Unión europea (PAC) ya reconoce la agroforestería como herramienta clave, pero su implementación es lenta. «Ya hay islas de excelencia, necesitamos un archipiélago«, apunta Delesque a modo de radiografía de la situación. Para lograrlo, propone finalizar el catastro rural, organizar la propiedad fragmentada y redirigir los apoyos hacia sistemas mixtos que regeneren suelos, fortalezcan la autonomía alimentaria y revitalicen las comunidades rurales.
Source: Comunicae