XXV ANIVERSARIO DE LAS MUJERES EMPRESARIAS Las empresarias ya son visibles

Les cambia la cara cuando sale a relucir el eterno asunto de la igualdad. Si les ha costado llegar hasta donde están es porque no todos los hombres aceptan compartir los puestos de responsabilidad en las empresas con las mujeres, aunque ya hayan desaparecido las reticencias para incorporarlas a las plantillas.
Hoy, no obstante, la Asociación de Mujeres Empresarias puede mirar hacia atrás con cierta satisfacción, ya que su primer cuarto de siglo de vida ha estado lleno de logros individuales y de conquistas colectivas: “Hemos dado un paso importante hacia la visibilidad y ya formamos parte del tejido empresarial de Cantabria”, enfatiza la presidenta de las empresarias cántabras, Carmen Carrión.
Y es que, además de luchar por objetivos concretos como el de estar presentes en las principales instituciones de la región –la patronal CEOE-Cepyme, el Consejo de la Mujer, las Cámaras de Comercio o el Consejo Económico y Social (CES)– han tenido que luchar en abstracto por conseguir un cambio de mentalidad en el mundo empresarial cántabro, copado por hombres: “El hecho de haber entrado en los órganos de representación es muy importante porque la presencia de la mujer humaniza; provoca un cambio en las actitudes”, dice la portavoz de las empresarias, galerista y antigua concejala del Ayuntamiento de Santander, que nunca da una batalla por perdida ni pierde la sonrisa.

Profesionalización

La cántabra fue una de las primeras asociaciones de mujeres empresarias que se crearon en España. Su acta fundacional data del 22 de agosto de 1985. Apenas un mes después adquiría personalidad jurídica y el 5 de octubre de ese mismo año era presentada ante la Cámara de Comercio.
Desde entonces han pasado 25 años y cuatro mujeres han ocupado su presidencia: la fundadora, Arsenia Rueda, cuyo mandato duró dos años; Conchita Mantilla, que estuvo al frente de la Asociación de 1987 a 1998; Ana María Leal, que dejó su cargo en el año 2002 y Carmen Carrión, presidenta desde entonces.
El minúsculo grupo de empresarias que mantenían reuniones informales en el desaparecido Hotel Rex de Santander, donde Conchita Mantilla, ejercía de anfitriona y entrañable presidenta, es ahora una organización profesionalizada con más de 200 socias, de los más diversos sectores y condiciones.
La modernización arrancó a finales de los 90, cuando Ana María Leal, propietaria de la Academia Juanes, tomó las riendas del colectivo y convirtió a la veintena de empresarias asociadas por entonces en un centenar.
La última etapa de AMEC, con la galerista Carmen Carrión al frente, ha supuesto la consolidación definitiva, con reuniones periódicas de la junta directiva, un seguimiento más estrecho de las decisiones adoptadas y, sobre todo, un mayor peso político en el movimiento empresarial cántabro, donde el voto de la Asociación ha llegado a ser decisivo en la evolución reciente de la CEOE cántabra.

Conseguir más asociadas

Aunque en los últimos tiempos AMEC ha incorporado a muchas empresarias, solo tiene la quinta parte del millar que dejaría satisfecha a Carmen Carrión. Ampliar esa base es uno de sus objetivos principales pero también el más complicado, ya que el asociacionismo es una asignatura pendiente en Cantabria: “Necesitamos ser más para hacernos más fuertes, pero la gente busca beneficios inmediatos en lugar de intentar aportar algo a los demás”, se queja.
En realidad, las integrantes pueden obtener ayuda de muchas maneras, desde orientación para recibir subvenciones hasta, simplemente, sentirse arropadas por otras personas que están en parecida situación.
La mayoría de las asociadas son empresarias del sector servicios, aunque hay representantes de muchos otros y, como añade Natividad Pérez, una de las vicepresidentas, cada vez se incorporan más mujeres que han convertido su vocación en un negocio o en su profesión, como es el caso de una armadora de pesca.
La empresaria tipo posee formación superior, algo que no ocurre con los empresarios varones, y su edad está entre los 30 y los 55 años. Curiosamente, sólo el 20% de ellas cuenta con tradición familiar en el mundo de los negocios, lo que desmonta el mito de la mujer poco emprendedora.
Las dificultades para hacer compatible vida familiar y laboral han empujado a buena parte de estas mujeres a hacerse empresarias, bien porque se trata de madres jóvenes o porque han aparcado su profesión durante un tiempo para dedicarse a la maternidad y el retorno al mundo laboral no es sencillo. Las recién licenciadas que no encuentran un trabajo relacionado con la carrera que han estudiado también son proclives a montar su propia empresa.
El único factor que comparten todas ellas es su inquietud emprendedora, un hormigueo que les lleva a asumir un proyecto empresarial con valentía y perseverancia. Muchas de las asociadas son veteranas y, aunque no disponen de estadísticas para demostrarlo, en AMEC dan por seguro que las firmas creadas por mujeres alcanzan más longevidad, debido a la constancia y a la dedicación propias del carácter femenino.

Desayunos de trabajo

Hace tiempo que no han vuelto a escuchar comentarios como que la Asociación “es un mero club de mujeres que se reúnen a desayunar”. No porque algunos hombres hayan dejado de hacerlos, admite con humor la presidenta, sino porque sus desayunos son de trabajo y tienen como finalidad generar sinergias entre las asociadas y los invitados, habitualmente políticos y técnicos que les explican las últimas novedades sobre asuntos fiscales, los cambios en la legislación o la evolución de la economía.
Carmen Carrión afirma que la Asociación fue pionera en la puesta en marcha de esta fórmula, que después ha sido imitada por otros colectivos por sus innegables ventajas: “Los desayunos son muy útiles porque en ellos se rompe el hielo con el personaje y porque nos ofrecen información de primera mano”, destaca.
Lo que no pueden negar es que sus reuniones sí tienen un toque especial. La mañana en la que compartieron mesa y mantel con el presidente Miguel Angel Revilla eran conscientes de que la fecha coincidía con su cumpleaños y le sorprendieron con una tarta. El encuentro tuvo tanta repercusión mediática que a partir de entonces les han pedido que organicen el cumpleaños de otros personajes públicos.
Prioritarios para la Asociación de Mujeres Empresarias son también los cursos de formación sobre asuntos útiles para el día a día de las asociadas, como el coaching, el liderazgo, las redes de contactos empresariales o las nuevas tecnologías.
La crisis económica no les ha restado fuelle y su agenda para este año está repleta de actividades. De momento, ya van a estar muy ocupadas con los actos que han organizado para conmemorar su aniversario, entre ellos, la presentación de un libro sobre su historia titulado ‘Mujeres con Iniciativa” o la participación en un seminario de la UIMP sobre nuevos retos de gestión empresarial para la mujer.
Premios a la mujer empresaria del año

En el peso social que ha ido ganando la Asociación han resultado decisivos los Premios a la Mujer Empresaria, una convocatoria anual que puso en marcha la ex presidenta Ana Leal en el año 2001 para reconocer la iniciativa de emprendedoras cántabras que han destacado por su trayectoria profesional y personal.
Gracias a estos premios, toda Cantabria ha podido conocer los méritos de empresarias que están al frente de grandes negocios familiares como María Angeles Pérez, directora del Balneario de Puente Viesgo; a emprendedoras atípicas, como la ex deportista María del Mar Bolado, promotora de Stringflex, una firma dedicada a la fabricación de cuerdas para arcos; o a la diseñadora Beda Herrezuelo, que con determinación e imaginación a partes iguales ha conseguido implantar su marca en varios países.
Los ejemplos de las premiadas y los muchos avatares que han superado son un estímulo para el resto de empresarias y ponen de manifiesto, según las directivas de AMEC, que importa mucho más el espíritu que ha de sentir una empresaria que la condición económica o la situación de la que parte.
No en vano, en AMEC recuerdan con especial cariño el empuje profesional y la categoría humana que han demostrado empresarias de condición económica tan distinta como María Rosa Fernández Pacheco, responsable de la Hostería de Castañeda, o Emilia Fuentes Ruiz, la veterana y explosiva matriarca que da nombre a la conocida firma santoñesa Conservas Emilia.

Colaboración internacional

La clave para seguir creciendo es la creación de redes entre emprendedores, así que mantienen frecuentes contactos con empresarias iberoamericanas y europeas. De hecho, este verano presentarán la Federación Hispano-Lusa de empresarias que acaban de fundar en colaboración con las asociaciones de Asturias, Orense y Portugal.
“Tenemos la inquietud de ir subiendo techos”, dice Carmen Carrión, que también tiene previsto viajar a la Cumbre Global que se celebra este mes en Pekín, a la que acudirán las principales empresarias y directivas del mundo para buscar estrategias que aceleren el progreso económico de la mujer.
Hace tres años, ella misma y la vicepresidenta Carmen González estuvieron en un pueblecito de Togo para participar en un proyecto de microcréditos. Ha sido una de las experiencias que más huella les ha dejado ya que nunca olvidarán, la lucha de estas mujeres por convertirse en empresarias, a pesar de tenerlo todo en contra: “Recorren kilómetros en busca de agua que luego ellas mismas no pueden utilizar, porque primero están su marido, los hijos, la cocina y hasta los animales”, narra la vicepresidenta Carmen González.
Saben que el camino de las empresarias cántabras seguirá siendo largo pero nunca será tan pedregoso.

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