Baile de propietarios

La economía es más volátil de lo que parece. No solo las pequeñas empresas cambian de manos. También las grandes y con más frecuencia. En los últimos años, la privatización de servicios que se ha producido en el Puerto de Santander había deparado un gran líder, Dragados SPL, sobre todo después de que Bergé, otro gigante, decidiera trasladar al Mediterráneo su logística de importación de coches. Pero ACS, la propietaria de Dragados SPL, ha decidido ponerla en venta y su nuevo propietario, casi con seguridad, será una compañía extranjera.
La gigantesca Terminal de Graneles Sólidos (GSM), la estación de preentrega de vehículos importados Síntax, la compañía de estibas y desestibas Terminal Marítima de Santander y la agencia Montañesa de Consignaciones componen un entramado muy sólido en el puerto cántabro. Buena parte de las mercancías que mueve pasan por una de estas empresas del grupo Dragados, hasta el punto de que, en buena medida, el despegue o el agostamiento del Puerto depende de ellas.
Dragados entró en el campo de los servicios portuarios en una época relativamente reciente, pero lo hizo con vocación de liderazgo. Sus espectaculares grúas sobre ruedas impusieron una nueva época en la estiba de graneles en Santander. Con una capacidad de carga y descarga muy superior a la de cualquier otro medio mecánico anterior, supusieron un ahorro de costes muy importante para los barcos, al reducir las estancias en puerto.
Un proyecto arriesgado

La privatización de servicios que ha protagonizado la Autoridad Portuaria desde comienzos de la década encontró en Dragados a un empresario ávido que ha propiciado una sustancial mejora de la productividad. La filial de ACS no dudó en secundar un proyecto tan complejo como la estación de graneles, destinada a resolver definitivamente la contaminación que sufría parte de Santander a consecuencia de las nubes de polvo de carbón desprendidas de las enormes pilas que se almacenaban al aire libre. La compañía sabía que para rentabilizar una inversión semejante (alrededor de 30 millones de euros) no sólo tenía que mantener los tráficos de carbón que ya tenía Santander, sino que estaba obligada a ampliarlos. Su ambicioso objetivo era triplicar los movimientos hasta alcanzar el millón de toneladas al año pero, para conseguirlo, no basta solo con la voluntad de quien mueve la mercancía, sino que es imprescindible la del cliente y Dragados arriesgaba mucho en este proyecto, ya que los consumidores de carbón son muy pocos y bastante volátiles. Eso sí, necesitan grandes cantidades.
El carbón que pasa por el puerto de Santander va dirigido a la central térmica de Guardo, a Cementos Alfa y a Solvay, principalmente. A pesar de que parece un combustible del siglo XIX, resulta imprescindible en algunos procesos industriales; en otros se utiliza, simplemente, porque es más barato que los derivados del petróleo o que el gas. Pero esta circunstancia es tan coyuntural como el precio del petróleo. Si el crudo sube, las fábricas optan por quemar más carbón y menos fuel. Si baja lo bastante, pueden hacer lo contrario y, por tanto, el uso de la terminal de Dragados está sometido a estos vaivenes del mercado petrolero y su amortización depende de muy pocos clientes. Dos riesgos obvios para una inversión tan cuantiosa.
Dragados SPL también se había hecho fuerte en muchos otros puertos españoles, pero esa hegemonía no va a salvarla de cambiar de manos. ACS, la compañía de Florentino Pérez, ha optado por venderla para reducir una parte de su voluminoso endeudamiento. Como el resto de las constructoras, en los años 90 entró en nuevos negocios con el fin de no verse sometida a los ciclos de la construcción, pero estas estrategias de crecimiento se apoyaron en un descomunal volumen de endeudamiento y la mayoría del sector se ve ahora forzado a desprenderse de estas actividades accesorias para poder reconducir la deuda a unos niveles más manejables cuando los ingresos evolucionan a la baja.
Aunque la venta del negocio portuario de Dragados debería atraer a todos sus competidores, la situación económica y su enorme dimensión han forzado a buscar en el extranjero, donde se han interesado desde General Electric hasta el banco Credit Suisse, pasando por un operador portuario chino y por un fondo dubaití. No es difícil presumir, por tanto, que el control de buena parte de las actividades que se realizan en el Puerto de Santander pasará a manos de una multinacional extranjera. Otra más en una región donde quedan muy pocas actividades relevantes en manos locales.

Los parkings de Cintra tendrán un comprador extranjero

Ferrovial ha emprendido una política semejante a la de ACS para reducir deuda y entre las filiales que ha puesto en venta se encuentra la empresa de aparcamientos subterráneos Cintra, propietaria de dos parkings en Santander –los de la plazas de Pombo y de México– y de otro en Noja.
También en este caso los candidatos a la compra son extranjeros, lo que pone de relieve las dificultades para encontrar inversores en el interior del país, una situación muy distinta a la que se vivía hace dos o tres años cuando eran las empresas españolas las que acudían a los mercados internacionales dispuestas a adquirir cuanto se pusiese a tiro.
La operación de Ferrovial tiene una circunstancia singular, ya que ofrece al adquirente la financiación necesaria para comprar los parkings, al igual que ha hecho con el aeropuerto británico de Gatwick. En realidad, son los bancos BBVA y Calyon, asesores en la operación de venta, los que están dispuestos a seguir haciendo negocios con el comprador y pondrán el dinero.

Acciona producirá electricidad en Cantabria

El tercer cambio de titularidad que se producirá en pocas semanas es el de las minihidráulicas de Saltos del Nansa. En el acuerdo entre la italiana Enel y Acciona para que esta última abandone el capital de Endesa, la constructora española recibirá 11.128 millones de euros, pero una parte (2.889 millones) no se abonarán en efectivo, sino en instalaciones eólicas e hidroeléctricas.
Acciona tiene especial interés en seguir en el negocio de las energías renovables y, además de quedarse con una parte muy significativa de los parque eólicos que posee Endesa, pasarán a sus manos varias grandes presas de Aragón y 175 MW en minicentrales hidroeléctricas ubicadas en Cantabria (las que poseía Saltos del Nansa) y Galicia. De esta forma, los tradicionales saltos cántabros pasarán a formar parte de una nueva eléctrica, propiedad de Acciona que, con 2.105 megavatios de potencia, se va a convertir en la cuarta productora del país, en competencia con la alemana E.On, propietaria de Viesgo, que también controla un 5% del mercado nacional.

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