PANORAMA INTERNACIONAL

Demócratas contra el libre comercio
Lo más perturbador de las primarias en Estados Unidos es el consenso sobre la idea de que la liberalización del comercio se opone al interés nacional (…)
El NAFTA (Acuerdo de Libre Comercio en América del Norte) ha sido bueno porque ha expandido el comercio y ha mejorado su eficiencia. Pero tan falso fue pensar antes que crearía puestos de trabajo como pensar ahora que los destruye.
La política comercial carece de efecto sobre el empleo y el propósito del comercio liberal no es crear trabajos sino cambiar el modelo laboral y elevar los niveles de vida. La política correcta no es desmantelar la integración (…)
Lo más triste de todo es que los demócratas crean que sus partidarios no entienden este planteamiento y que se les debe echar proteccionismo económico como carnaza (…)
En este asunto, Obama y los demócratas han sido sacudidos por una especie de cobardía intelectual y política, con implicaciones que van mas allá de la economía.
Financial Times

La verdad sobre los medicamentos
El Instituto Nacional de la Excelencia Clínica, con sede en Niza, tiene la difícil tarea de decidir qué tratamientos deben estar disponibles en el Sistema de Seguridad Social. Para que la elección sea correcta haría falta tener acceso a todos los datos disponibles, porque un reciente informe ha revelado que algunos antidepresivos que toman cuatro millones de ingleses a veces no funcionan mejor que un placebo.
Las compañías farmacéuticas se encargan de la investigación y en Niza no tienen ninguna autoridad para obligarles a revelar cuáles son sus verdaderos descubrimientos. En ese secretismo hay una lógica comercial, ya que ninguna empresa revelaría sus productos de forma voluntaria, aunque la eficacia de la medicación debiera ser un asunto de interés público (…)
El Gobierno intenta presionar a las farmacéuticas para que compartan sus hallazgos, pero dicen estar limitados por la legislación europea, si bien ésta no ha brotado de la nada sino de los gobiernos nacionales y, por lo tanto, pueden presionar en Bruselas para cambiarla.
Niza necesita algo más que apelaciones a la buena voluntad de la industria farmacéutica si quiere ser un garante efectivo de la salud pública.
The Observer
Se acabó ser los segundos
Chicago ha conseguido elevarse a lo más alto de la lista del deshonor impositivo, porque los impuestos sobre las ventas en la ciudad superan ya los de cualquier otra área metropolitana de los Estados Unidos. El impuesto ha llegado al 10,2%, lo que deja atrás al anterior récord de Memphis (9,2%), Nueva Orleans (9%), Denver (8,6%) e incluso Nueva York y Los Angeles.
Tras cinco meses de escaramuzas presupuestarias se ha aprobado la nueva tasa por un solo voto. Pero, es sólo la última de las medidas destinadas a producir un aumento de la recaudación fiscal por importe de 270 millones de dólares. Y no por casualidad los 426 millones que Chicago espera recaudar a partir de ahora cada año servirán para financiar unos 750 nuevos puestos de libre designación solicitados por los sindicatos de trabajadores públicos (…)
El presidente de la Federación Cívica de Chicago ha dicho que el condado “no sólo rechaza apretarse el cinturón, sino que actúa como si ni siquiera lo llevara” (…) Una muy mala noticia para las empresas y ciudadanos que viven en esa ciudad.
Wall Street Journal

Los tories, todavía sin domesticar
La moda actual entre los círculos conservadores británicos es dividir el partido entre liebres y tortugas. Las liebres, cree David Cameron, deberían correr a toda pastilla hacia la meta electoral mientras que las tortugas aconsejan precaución. No obstante, hay una diferencia respecto a la fábula de Esopo, porque allí los dos animales corrían en la misma dirección, lo que no puede decirse de los conservadores.
El ministro de Salud en la sombra ha abogado para que un gobierno tory aumente la financiación sanitaria hasta el 2% del PIB, lo que significaría que otros servicios deberían sufrir recortes.
Tal afirmación ha confundido a los miembros del partido porque hasta ahora se presumía que para alcanzar a los laboristas había que plantear unos planes de gastos en los que no apareciesen los fantasmas de los recortes. La palabra ‘recorte’ es tabú entre los estrategas conservadores que quieren presentar a los líderes del partido como los reformadores y no como los que van a despellejar el sector público (…)
Por suerte para Cameron, el Gobierno está demasiado preocupado por su déficit presupuestario para meterse en una reyerta con los tories acerca del gasto (…) Estas divisiones conservadoras muestran que todavía es necesaria esa batalla y que la victoria para Cameron no está asegurada.
The Observer

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