A donde el banco no llega

Los créditos de 3.000 euros al instante que algunas entidades extranjeras comenzaron a ofrecer en España hace unos años abrieron un mercado que cada día descubre nuevas facetas: préstamos personales sin garantía, hipotecas a quienes sólo habían recibido noes, gestiones instantáneas… Todo se puede conseguir, aunque eso sí, todo tiene un precio.
A cambio de salir de una situación económica difícil el cliente está dispuesto a pagar algo más o a pagar lo mismo durante más tiempo. Por eso, no es de extrañar la proliferación de un nuevo negocio, las oficinas de intermediación financiera, dispuestas a gestionar cualquier situación, a cambio de una comisión que a veces ni siquiera paga el cliente, sino el banco con el que contrata en su nombre.

Los clientes que otros no quieren

A medida que aumentan los tipos de interés, los bancos empiezan a tener más en cuenta los riesgos de conceder cada crédito: “El endeudamiento de la gente es demasiado elevado y la banca tradicional ya no tiene la misma ligereza a la hora de dar un préstamo” afirma Luis Ruiz de la Prada, gerente de Kapitalia, una intermediaria financiera que acaba de llegar a Santander para aprovechar ese terreno de juego y rentabilizar los clientes que los bancos rechazan.
No obstante, el propio Ruiz de la Prada puntualiza que el negocio de la intermediación en Cantabria dista aún mucho de haberse consolidado. Aunque estas compañías no descartan ir ganando clientela solvente a los bancos, por el momento, quienes suelen recurrir a ellas son personas con problemas económicos serios, sobre todo, jóvenes de entre 25 y 35 años, con contratos eventuales, que necesitan un préstamo para comprarse un coche o dar la entrada de una vivienda y que no alcanzan los requisitos exigidos por la banca tradicional, lo que les empuja a buscar una salida en otro lado.

Kapitalia

La última financiera que se ha asentado en Cantabria es Kapitalia Credit-House (KAch), que ha abierto una sucursal en Santander y otra en Torrelavega, dentro de su plan de expansión nacional.
Sus franquiciadores en la capital son Luis Ruiz de la Prada y Daniel Tejedor, socios de Asinem Asesores, una asesoría laboral, fiscal y contable que opera desde hace más de una década. A lo largo de estos años han probado suerte en el mundo inmobiliario –que abandonaron por la alta competencia–, la promoción de viviendas y la inversión en inmuebles. Ahora apuestan por la intermediación financiera convencidos de que es un camino por explorar.
Han elegido Kapitalia porque su central nacional se encarga de negociar directamente con las entidades financieras. Ellos sólo han de aportar la clientela, las doscientas empresas locales que ya tienen en cartera y los particulares que capten a partir de ahora. De este modo, pueden ofrecer un servicio añadido a los empresarios, ya que la franquicia también posibilita operaciones de leasing, renting o factoring.

En 24 horas

Conceder hipotecas sin que el solicitante presente una declaración de ingresos –basta con una declaración ante notario–; considerar como válidos rendimientos irregulares o unificar deudas del mismo cliente, aunque tenga embargos judiciales o aparezca en listados de morosos, son algunos de los riesgos que los bancos no están dispuestos a asumir, pero Kapitalia sí. No obstante, aunque dispone de productos financieros muy diversos para afrontar apuros económicos, no hace los pequeños préstamos de capital privado en 48 horas que publicitan otras empresas del sector para obtener liquidez urgente o anular un embargo. El responsable de la sucursal santanderina deja claro su rechazo moral a esta fórmula: “Es un campo donde los intereses oscilan entre el 25 y el 50% y no existe flexibilidad ninguna. O pagas o se acabó”.
Aunque no tengan que ver con estas condiciones de auténtica usura, una de las acusaciones que se ciernen sobre las gestoras financieras es precisamente el cobro de comisiones muy elevadas. Ruiz de la Prada reconoce que han de ser altas, porque también lo son los riesgos que asumen, aunque en su caso particular, han decidido trabajar con tipos inferiores a los de su competencia para afianzar a los clientes.
Otra de las ventajas de estas empresas es la rapidez. En Kapitalia, en 24 horas las operaciones se aprueban o se deniegan, cuando la compañía no encuentra ninguna entidad financiera dispuesta a arriesgarse. Para el gerente de Kapitalia, ésta es la situación más dura de su trabajo: “El volver a decir que no a una persona que ya se ha encontrado antes con la negativa del banco”. En ese caso, no cobran honorarios al cliente. Pero no siempre ocurre así. Otras compañías sí lo hacen, ya que solicitan una provisión de fondos previa a cualquier gestión.

Buscadores de hipotecas

La subida de los precios de la vivienda y la multiplicación de las ventas ha disparado la imaginación en el terreno de las hipotecas. Hay fórmulas para todos los gustos: pagar a partir del primer año, hacerlo tras vender una vivienda anterior, reducir la cuota, combinar un préstamo variable con otro fijo… El problema es que no siempre son fáciles de conseguir.
Un negocio que ha alcanzado unas dimensiones tan gigantescas no podía escapar al interés de las empresas de intermediación financiera. G3 Finanzas ya lo vio hace nueve años, cuando sus fundadores Ana García Arce y Raimundo García decidieron abandonar su trabajo en la sección de créditos financieros del Banco Santander para crear una empresa dedicada exclusivamente a gestionar hipotecas para agencias inmobiliarias o clientes particulares que o no querían o no podían utilizar los servicios de un banco o una caja. García Arce comenzó en Santander y su socio en Oviedo, aunque el negocio era común. Como si fueran una correduría de seguros, aunque en este caso con hipotecas, trabajan con los productos de ocho grandes entidades y ya tienen seis oficinas propias y veinte franquicias nacionales.
Su propietaria asegura que, desde un principio, tuvieron claras las necesidades de las agencias inmobiliarias y hoy están convencidos de no haberse equivocado porque sólo con este producto han facturado este año 54 millones de euros en Cantabria y alrededor de 170 millones en toda España. Buena parte de ese negocio lo propician los inmigrantes, que cada vez tienen más interés en comprar viviendas, pero que aún no han adquirido la suficiente confianza en sí mismos para recorrer los bancos y discutir con ellos las condiciones de las hipotecas.
Las agencias inmobiliarias no sólo venden pisos, sino que se ofrecen a buscar la financiación para el comprador y ese es el campo de operaciones de G3, aunque a veces es el cliente particular quien acude directamente. Como ‘corredor de hipotecas’ negocia en nombre del adquirente de la casa con entidades bancarias y tasadores en busca de la mejor opción. Cuando la encuentra, el cliente no paga por sus servicios, sino que es la entidad que concede el préstamo la que le paga una comisión.
Aunque su caso es un tanto sui generis por su dedicación exclusiva al mercado hipotecario, G3 da la bienvenida a la llegada de otras intermediarias financieras porque pueden contribuir al afianzamiento de este sector. No obstante, pide una regulación legal para evitar que ciertas empresas se aprovechen de clientes que atraviesan situaciones económicas angustiosas, forzándoles a firmar como capital privado lo que podría haber sido un préstamo personal, mucho más barato, o cobrándoles intereses abusivos.
Con condiciones más onerosas o más morigeradas, lo cierto es que las nuevas compañías son la única puerta a la que llamar para un porcentaje significativo de la población y basta observar que el sector de la intermediación está absolutamente extendido en Europa y EE UU para dar por seguro que también aquí lo estará, antes o después.

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