‘Las mujeres son menos proclives al exceso de confianza y con ellas la burbuja hubiese sido menor’

¿El hecho de que dos mujeres dirijan el PP y el PSOE en Cantabria y que otra presida el Parlamento, algo que hubiese costado imaginar hace solo unos años, significa que ya se ha conseguido una equiparación profesional de la mujer?
Eva Díaz Tezanos.– No, no existe esa equiparación profesional. Yo me considero una mujer privilegiada por haber conseguido alcanzar puestos de responsabilidad política, pero la realidad de la mayoría de las mujeres en España es que tienen aún un techo de cristal y grandes dificultades para promocionarse y para conciliar su vida personal y profesional. Son barreras culturales invisibles a la hora de abrirse paso en su carrera que sufren las mujeres profesionales, científicas, políticas, artistas… y, muy significativamente, las mujeres en la alta dirección de compañías privadas que impiden acceder a los puestos de responsabilidad a algunas de las personas con más talento por el hecho de ser mujeres.

P.-El censo de empresarias avanza pero ni mucho menos se acerca a equipararse con el de los empresarios. ¿A qué cree que se debe este retraso en un ámbito donde aparentemente no debiera haber un techo de cristal, puesto que depende de la iniciativa personal? ¿Tienen las mujeres menos iniciativa emprendedora?
R.-La presencia de mujeres en el mundo de la empresa mejorará si la sociedad avanza en nuevas fórmulas sociales de organización del tiempo de trabajo, si desaparecen los conflictos entre la maternidad y la carrera profesional; pero también con el impulso de políticas que potencien su cualificación y su empoderamiento, con experiencias como el mentoring, el networking en femenino, de redes, de apoyo a la internacionalización, de apoyo a estrategias de comunicación y de visibilizar a mujeres directivas.

P.-El caso de Ana Botín demuestra que las mujeres pueden estar al frente de cualquier gran empresa, pero lo cierto es que su presencia en los consejos de administración suele ser muy escasa. ¿Se puede hacer algo para favorecerlo?
R.-Ana Botín también es una mujer privilegiada, pero ha demostrado sobradamente su cualificación y valía, lo que le dio el apoyo unánime del consejo de administración para la sucesión al frente de su empresa. Pero el escenario general es otro, como demuestran los estudios de FEDEA y de ESADE, que sitúan en un 10% las mujeres en cargos de alta dirección y denuncian trato de favor a los hombres en el ascenso a puestos de alta responsabilidad.
Ya en 2009 la Universidad y el Gobierno de Cantabria otorgaron un premio a un estudio que fijaba en un 80% la presencia de hombres en puestos en consejos de administración de empresas cántabras.
¿Qué se puede hacer? Pues aplicar la Ley Orgánica de Igualdad y que las empresas implanten planes de igualdad, equiparando los permisos parentales, comprometiéndose a una mayor equidad en los procesos de selección, evaluación y ascensos, promoviendo culturas más colaborativas que competitivas, recompensando el trabajo en equipo, el mentoring, etc.

P.-¿Qué cree que podrían aportar las mujeres?
R.-Las mujeres suelen aportar un liderazgo y una gestión del talento humano que favorece el diálogo y una mayor implicación. Las compañías fundadas por mujeres o que tienen equipos fundadores mixtos presentan una tasa de éxito más alta. Se ejercen liderazgos más prácticos, participativos y directos que favorecen el trabajo en equipo, a lo que se une una mayor capacidad multitarea y la visión diversa en la toma de decisiones. Esto es crucial para que la empresa tenga éxito.

P.-Usted ha nombrado directoras generales en empresas públicas, como Mare. ¿Cree que para ellas es más difícil ejercer el cargo, porque tienen que enfrentarse a muchos clichés, o esa circunstancia ya está superada?
R.-Obviamente es más difícil ejercer el cargo por todo lo que ya he dicho, pero yo tengo muy claro que he llegado aquí gracias al compromiso de la lucha feminista por alcanzar la igualdad entre mujeres y hombres y procuro cumplir con este compromiso cuando he tenido que nombrar personas para cargos directivos políticos o empresariales. El trabajo de la directora de Mare y el de todas las mujeres que he nombrado ha contribuido a reforzar mi convencimiento sobre el acierto de la paridad en todos los ámbitos de la vida pública y privada.

P.-Cuando el PSOE gobierna, todo el mundo espera, consciente o inconscientemente, que se produzcan cambios sociológicos, como la aprobación de la libertad de abortar, la prohibición de fumar en espacios públicos, la ley de dependencia o el matrimonio homosexual. ¿Se ha agotado ya ese recorrido? ¿No cree que el fomento del empresariado femenino puede ser una buena causa? 
R.-No creo que hayamos agotado el potencial que el PSOE ha tenido siempre como partido transformador de la sociedad española; es lo que da sentido a mi partido y nos queda mucho trabajo que hacer. Potenciar la presencia de mujeres en la empresa, pero también apoyar su pervivencia en el tiempo es una buena causa a la que dedicar nuestros esfuerzos, los de todos.

P.-Los bancos aseguran que las mujeres tienen más aversión al endeudamiento. Eso puede ser bueno o malo, según el momento, pero ¿esa mano femenina podría haber contenido la burbuja de endeudamiento que tantos quebraderos de cabeza nos está dando?
R.-Estoy convencida, porque está claramente demostrado que las mujeres tienen mayor aversión al riesgo y son menos proclives al exceso de confianza. Teniendo en cuenta que la deficiente gestión del riesgo fue una de las causas de la crisis, ya no hay duda de que hay también diferentes estilos de gestión financiera entre hombres y mujeres. Hay un claro sesgo de género, que fue experimentado por los investigadores del Informe del Instituto Rothstein Kass segregando por sexos sesiones sobre un mercado de valores. Así apreciaron en el caso masculino la generación de enormes burbujas, mientras en el caso de las mujeres las burbujas eran muy pequeñas o inexistentes.

P.-Si las empresas cántabras pecan de tener un tamaño insuficiente para competir en un mercado global, son muy pocas las creadas por mujeres que superan el escalón de microempresas, con lo que aún parecen más condicionadas para tener éxito y continuidad en el tiempo. ¿Se le ocurre alguna manera de superar este problema?
R.-Efectivamente, en España la mayor parte de los proyectos empresariales no llegan a los cinco años de vida y tenemos una proporción de pymes jóvenes mayor que la media de los países de la OCDE, lo que frena poder contratar más personal e incorporar capital tecnológico para desarrollar procesos innovadores o para internacionalizar la actividad. Seguir profundizando en la eliminación de la burocracia es esencial, como lo es también apostar por los cluster o agrupaciones de pequeñas empresas para poder innovar y poder salir fuera de nuestras fronteras.

P.-Las mujeres trabajadoras también pagan un precio más elevado por la crisis, porque son las más afectadas por el desempleo. Después del cambio de tendencia del mercado laboral, ¿empezarán a recuperar el terreno perdido? 
R.-Pese a tener más formación y nivel educativo, tenemos menos trabajo, más desempleo, estamos peor pagadas, sobrecualificadas, con menos oportunidades de promoción y empleos de peor calidad… Es cierto que se han producido avances muy importantes durante las últimas dos décadas, pero mientras exista una desconexión del mundo laboral después de la maternidad, el empresariado no cumpla las leyes y entienda que tiene que hacer un cambio cultural innegociable y no exista una corresponsabilidad en las familias, las mujeres seguirán teniendo graves dificultades de acceso al mercado laboral.

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