Las empresas de nuevas tecnologías piden infraestructuras
La imbricación de Cantabria en la nueva economía no acaba de producirse. Es cierto que la región será una de las primeras del país en disponer de una red de banda ancha –el tendido de cable de Ono– pero también es cierto que, hoy por hoy, los ratios de penetración de las nuevas tecnologías son muy bajos. En la región sólo se asienta el 0,6% de las empresas del sector y los ciudadanos con acceso a Internet apenas son el 9,3% frente al 15,8% nacional, según los datos más recientes.
La eficacia de las actuaciones del Gobierno regional para corregir esta situación, como el establecimiento de 45 centros de servicios avanzados es puesta en duda por los empresarios del sector que demandan una política de infraestructuras tecnológicas más que de subvenciones. En su opinión, es imprescindible crear factorías del conocimiento que permitan rescatar una parte del personal cualificado que ha tenido que salir de la región por falta de expectativas profesionales dentro o, al menos, para frenar esta sangría en el futuro.
Así se manifestaron la mayoría de los participantes en un encuentro convocado por la escuela de negocios ESNE. Las empresas recibieron con cierta sorpresa el anuncio del director general de Transportes y Telecomunicaciones, Manuel Ballesteros, de que el Ejecutivo prepara una Iniciativa Estratégica para Cantabria, habida cuenta de que no han sido consultadas.
Una mano de obra atractiva
A pesar de que Madrid y Barcelona concentran el 70% de las empresas de nuevas tecnologías, en Cantabria han nacido varias de gran proyección, que ESNE reunió en un acto de la plataforma Cantabria Emprende. Una de ellas es Enyca, que en 1995 entró a formar parte del Grupo Mondragón, algo que su director, Luis de la Hoz, justificó en la necesidad de contar con un socio potente para poder deambular por el globalizado mercado tecnológico. Esa decisión le abrió a Enyca un mercado importantísimo, dentro del propio grupo cooperativo vasco, aunque entre su clientela también figuran empresas como Aceralia, Bosch o muchas de las Autoridades Portuarias del país.
Luis Marina, consejero delegado de Geofactory, que probablemente sea el último gran éxito de Internet en España, sostiene que la distancia física y psicológica de la región con Madrid es un problema a superar. Sin embargo, cree que si se facilitan las infraestructuras, numerosas compañías foráneas estarían dispuestas a crear centros de trabajo en la región, dado que en Cantabria no se producen los problemas de inestabilidad de plantillas que estas compañías padecen en Madrid o Barcelona. Marina resume la situación que vive el sector regional en una sola frase: “Es fácil hacer proyectos en la región, pero es difícil vender estos proyectos fuera”.
El consejero delegado de Geofactory combate muchas otras ideas establecidas y advierte que el mercado está muy abierto: “En Silicon Valley no hay muchos genios. Hay mucho capital y buena gestión. Buenos programadores hay en Pakistán o en la India, los mejores”. En su opinión, “para encontrar nuestro hueco no hacen falta ayudas, hace falta apoyo logístico”.
Popularizar Internet
Roberto Medrano, director general de Mundivía, es partidario de que las administraciones públicas centren sus esfuerzos en abaratar los costes de acceso a Internet y fomenten las compras de PCs, una medida que ha tomado el País Vasco y que, según puso de relieve Mikel Urizarbarrena, creador de Panda Software, en seis meses ha permitido la venta de 50.000 aparatos a un precio para el usuario final de 45.000 pesetas. Panda es una empresa vasca de programas antivirus que Urizarbarrena fundó con un capital de un millón de pesetas y hoy está asentada en 37 países compitiendo con las multinacionales del sector.
Mundivía, como Geofactory, han padecido problemas para encontrar una ubicación adecuada para los 130 trabajadores que tiene en la región, por lo que ambas recomendaron la creación de un centro tecnológico, algo en lo que también insistió Vicente Alciturri, gerente de Semicrol, quien puso de relieve la rápida ocupación de las instalaciones creadas en la Universidad de Cantabria con este fin “y mil metros más que se hubiesen ofrecido”.
Una queja generalizada de las empresas de alta tecnología es la elección de compañías ajenas a la región o poco solventes para los proyectos que acomete el Gobierno regional. “Si no se genera negocio aquí, no podemos retener a la gente que sale de la Universidad”, reconoció Medrano.
El sector se une
Carlos Luengos, director de Ono en Cantabria, resaltó la importancia de que la región disponga de una red de banda ancha generalizada, “algo que no tienen, por ejemplo, Madrid o Barcelona”. A finales de este año, Ono llegará con el cable al 86% de las viviendas principales de la región y tiene previsto completar prácticamente la red en el 2002.
Vicente Alciturri, después de 22 años en el sector, se muestra más escéptico que el resto sobre el supuesto cambio de era tecnológica que ha producido Internet (“no sé si cambia más cosas de las que cambió, por ejemplo, el transistor o el microprocesador”). El gerente de Semicrol pidió que las administraciones públicas hagan el mismo papel de promotor que la Universidad de Cantabria ha hecho con su compañía o el que la Autoridad Portuaria hizo en su día con Enyca. Gracias a la tecnología que desarrollaron para una y otra, estas dos empresas regionales se han lanzado a la conquista de mercados nacionales y, en concreto, el software de Semicrol se utiliza ya en cinco universidades españolas para matriculación por ordenador, consulta de notas, comunicaciones a los alumnos, etc.
Aprovechando las buenas relaciones que tienen entre ellas, algunas de estas empresas y otras del sector preparan la creación de una plataforma que actuará como interlocutor ante las instituciones y, al mismo tiempo, aumentará las sinergias entre las compañías cántabras que encuentran más ámbitos de complementariedad que de competencia. De hecho, muchas de ellas no pueden atender la demanda de programación que generan y tienen que acudir a subcontrataciones.