La fiscalidad mira hacia las Pymes

Las novedades fiscales para empresas, que se van a reflejar ya en este ejercicio, como el IVA de caja, los incentivos a la inversión de beneficios para pymes o la puesta en marcha del sistema de deducciones de la inversión en I+D+i, tienen su origen, en buena parte, en la Ley de Emprendedores que entró en vigor en septiembre del pasado año.
Al margen de la decepción que ha supuesto para sus destinatarios la medida estrella de ese paquete de ayudas tributarias, el IVA de caja, hay otras novedades fiscales que, sin tanto ruido, pueden reportar ventajas que conviene tener en cuenta. Es el caso, por ejemplo, de la deducción del 10% de los beneficios reinvertidos en la actividad para las empresas que facturen menos de 10 millones. Además, se ha establecido un novedoso sistema de deducciones de I+D+i que permite que aquellas que no se han podido aplicar durante un ejercicio puedan recuperarse siempre que se mantengan las actividades de innovación y el empleo.
Otro de los incentivos reseñables es el establecido para los business angels, los inversores que aportan capital y experiencia a nuevos proyectos. También tienen ventajas fiscales los negocios que hayan disfrutado del apoyo de familiares y amigos. De nuevo, el marco legal es la Ley de Emprendedores, que establece un nuevo incentivo fiscal en el IRPF a favor de quienes aportan capital para el inicio de una actividad o capital semilla.
Este tipo de inversiones permite una deducción del 20% en la cuota estatal del IRPF de la inversión realizada al suscribir las acciones o participaciones de la sociedad, con una base máxima de deducción de 50.000 euros anuales, limitada a una participación nunca superior al 40% del capital de la entidad. Asimismo, la plusvalía que se produzca al salir de la sociedad estará exenta de tributación, siempre y cuando se reinvierta en otra entidad de nueva o reciente creación.
También está pensada para incentivar a los emprendedores la cuenta ahorro-empresa destinada a crear una sociedad. Todos aquellos que el pasado año se animaron a poner en marcha una Sociedad Limitada Nueva Empresa, pueden deducirse el 15% de las aportaciones realizadas, con un límite de 9.000 euros anuales.

La reforma que viene

Pero estos son cambios menores. Los de auténtico calado llegarán presumiblemente el año que viene y son los que el Ministro de Hacienda, Cristobal Montoro, prepara ahora en el impuesto sobre sociedades o la fiscalidad por módulos.
La crisis financiera ha desinflado la recaudación del impuesto de sociedades sobre los beneficios empresariales hasta el punto que se ha reducido en más de un 40% desde 2007. El punto de partida para esta reforma pasa por aproximar el tipo efectivo —que no supera el 4% en las empresas cotizadas y el 11% para grandes grupos— al nominal (30%). Para ello se pretende eliminar deducciones, a cambio de bajar el tipo nominal hasta llegar, al menos, al 25% y acabar con la diferencia de tipos entre pymes (que acaban pagando bastante más) y grandes empresas.
El Ejecutivo ya aprobó una batería de medidas para limitar algunos beneficios fiscales —libertad de amortización, compensación de bases imponibles negativas, restricción de gastos financieros—, pero la mayoría vencen el próximo año. Hacienda trabaja en una limitación de las depreciaciones y las amortizaciones aceleradas, y también tiene en estudio gravar de alguna forma los beneficios de las multinacionales que se las ingenian para no pagar en el país.
Otra de las novedades que puede traer la reforma tributaria que prepara Montoro tiene que ver con una limitación del sistema de módulos, un régimen de estimación objetiva que permite a los pequeños empresarios pagar en función de los metros cuadrados del local u otras variables estandarizadas. El Gobierno ya limitó este régimen el año pasado, pero la idea es restringirlo aún más y dejarlo solo para actividades que operen directamente con el público, con la intención de que deje de ser un nicho de fraude fiscal.
Otro campo sobre el que trabaja Hacienda es la introducción de deducciones que permitan aflorar la economía sumergida sobre todo en el trabajo de las empleadas del hogar, dentistas, obras domésticas y muchos otros. Aunque la decisión todavía no está adoptada, el Ministerio lo está analizando a fondo.

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