El Soplao saca partido del entorno

Las casi 500.000 personas que han pasado por El Soplao en los dos años que lleva abierto al público, han podido disfrutar de las maravillas calcáreas que la naturaleza ha creado en las galerías de Los Fantasmas, La Gorda o El Obispo. Pero, terminada la excursión subterránea por las galerías acondicionadas de la antigua mina, la única opción que quedaba era disfrutar del paisaje desde la zona de aparcamiento para después seguir ruta hacia otros rincones cercanos donde disfrutar de una buena comida.
Lo que ha dado en denominarse Territorio El Soplao tiene muchas más posibilidades para el público y esa es la intención con la cual la constructora Siec, que ya gestiona las visitas a la cueva, acudió al concurso de explotación de los servicios complementarios convocado por la Consejería de Turismo.
La constructora torrelaveguense ha realizado una inversión de más de cuatro millones de euros en esta segunda fase del Soplao con la intención de dar un nuevo enfoque a la instalación a través del proyecto desarrollado por los arquitectos José Ramón Saiz Fouz y Alejandra Saiz –autores también de la primera fase–, con la colaboración de Nicola Menin, para sacar todo el partido a la belleza del lugar, manteniendo un ambiente de misterio y aportando una nueva dimensión a la visita a la mina, gracias al espectacular entorno natural en el que se encuadra. Era la oportunidad para incluir rutas a pie y para dar a conocer el mundo de la minería local a través de un museo.
Los edificaciones que se han añadido para atender a los visitantes y crear en la zona un auténtico complejo turístico-cultural, tienen la virtud de camuflar sus volúmenes entre el paisaje, ya que están parcialmente soterradas, de forma que sólo resultan visibles los accesos. Además, están diseñadas a base de materiales y texturas propias de la zona, como la chapa oxidada de hierro o las piedras de la propia explotación minera. La sensación de conjunto, que antes no existía, se ha reforzado con un nombre destinado a la comercialización turística: Territorio Soplao.
A la entrada a la mina, un pequeño edificio alberga ahora el centro de recepción y vestuarios de los participantes en la visita de turismo-aventura. Además, un nuevo túnel permite el acceso hasta la zona del Falso Techo, donde comienza la visita a las galerías de excéntricas, unas estalactitas que, al contrario de lo que sucede en otras cuevas, no respetan la verticalidad.
La estación de tren se ha modificado, ya que se ha optado por cambiar el sistema de tracción y prescindir de la anterior máquina eléctrica que nunca pudo superar las pruebas de seguridad necesarias para dar servicio a los visitantes. Las baterías se consumían con excesiva rapidez, lo que creaba incertidumbres sobre un posible fallo de los sistemas de frenado, también eléctricos. El tren es ahora arrastrado por un cable.
El edificio principal tiene 1.182 metros cuadrados y ha sido diseñado por los arquitectos simulando una falla del terreno. La gran la cubierta del restaurante-cafetería representa un deslizamiento de capas freáticas y lo que aparentemente es una gran grieta facilita que la luz natural llegue hasta la zona soterrada.
Sobre el edificio se erige un gran mirador con capacidad para treinta personas que tendrán unas vistas privilegiadas de los Picos de Europa.
En su interior, se ha creado un espacio dedicado a exposiciones o sala de reuniones, mientras que en la planta baja han encontrado acomodo la cafetería-self service, una tienda, la taquilla de venta de entradas, las oficinas y una amplia terraza.

Mejoras en la cueva

Además de las obras, se ha realizado un estudio para reajustar la posición de los focos de luz que iluminan la cueva allí donde pudiesen provocar la aparición de microorganismos que, al realizar la fotosíntesis, provocarían el deterioro de las estalactitas y estalagmitas, lo que se conoce como el mal verde.
Igualmente, se han mejorado las comunicaciones con el exterior en todo el recorrido de turismo-aventura y se ha ampliado el camino visitable por las personas de movilidad reducida.
Fuera de la cueva se ha procedido a acondicionar el resto de la campa para uso recreativo y se ha ampliado el aparcamiento, con 126 nuevas plazas para automóviles y ocho para autobuses.

Nuevo recorrido

La visita se inicia ahora en la recepción del edificio y un primer túnel soterrado de cincuenta metros de longitud ambienta al visitante en el mundo subterráneo que va a contemplar poco después. El túnel desemboca en la estación, donde el tren minero le traslada al interior de la galería.
El complejo se ha dotado también de los servicios hosteleros que se echaban en falta. Un self-service permite a los visitantes disfrutar de menús basados en la comida tradicional de Cantabria a precios asequibles, con comedor interior y exterior. La cafetería tiene un ventanal panorámico donde se proyectan, como en un gran escenario, los Picos de Europa.
El proyecto va a incluir un sendero peatonal y para bicicletas de algo más de tres kilómetros de longitud, que unirá la entrada a la cueva por La Isidra con la Plaza del Monte, en la boca situada en La Florida. El recorrido cuenta con zonas de estancia y de descanso que soportarán un parque de esculturas de gran tamaño propiedad del Gobierno de Cantabria y permitirá, al mismo tiempo, saborear los perfiles de una gran parte de la región, tanto de la Cordillera Cantábrica y los Picos de Europa como del amplísimo tramo de costa que va desde Llanes hasta Suances.
La Plaza del Monte es una vieja explanada realizada para las instalaciones mineras que en su día sirvieron para lavar el mineral de zinc y tostarlo. Se encuentra al pie de la ladera donde está la antigua entrada a la mina, hoy sellada, aunque en los primeros proyectos para la recuperación del Soplao se pensó en utilizarla como acceso a la cueva. Una solución que fue desechada por la ingente cantidad de agua subterránea acumulada en esa zona. Pese a ello, persiste el plan de abrir otro acceso a 45 metros sobre la boca actual que comunicaría directamente con la zona de estalactitas excéntricas del Falso Techo.
El proyecto de El Soplao aún va a tener una tercera fase, en la que se pretende recuperar estas construcciones en su aspecto original y recrear un poblado minero con el fin de dar a conocer al visitante como se laboreaba el zinc hace un siglo. Para completarlo, está previsto construir una torre vertical como elemento simbólico de la antigua explotación, y dos torres pequeñas, comunicadas entre sí por medio de rampas, que formarán parte del recorrido museístico. El edificio ya existente, de unos 450 m2, se rehabilitará para exponer pequeños objetos de trabajo, documentos y minerales.

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