Alfa rentabiliza sus derechos de emisión

Si todo sale como está previsto, Cementos Alfa aún tendrá más derechos de emisión sobrantes este año, hasta acercarse a las 26.000 toneladas de CO2, aproximadamente un 4% de las asignadas. Ese ahorro tiene valor, ya que los derechos pueden comprarse y venderse, de forma que la empresa cementera no sólo no se verá obligada a adquirir más para poder mantener el ritmo de crecimiento de la actividad en torno al 5%, sino que puede venderlos a terceros.
La buena evolución de las emisiones de CO2 es resultado de la sustitución de parte de carbón consumido en los hornos de la fábrica de Mataporquera por residuos de pinturas y disolventes, lo que ahorra unas 6.000 toneladas de CO2 al año. No obstante, Alfa está aún lejos de poder sustituir el 20% del consumo de carbón, como pretende, y para conseguirlo va a instalar una planta de biomasa. Con ella aprovechará el poder calorífico de las podas de los montes. Aunque no puede ser utilizada en todos los procesos de la fábrica, este combustible alternativo sí puede sustituir al coque de petróleo en algunos de ellos lo que, además de propiciar una mejora en la gestión de los bosques, reduciría el consumo en combustibles fósiles en la proporción de una tonelada de coque menos por cada dos de biomasa quemadas. Esa ecuación también produce 3,12 toneladas de CO2 menos, por lo que el ahorro de derechos de emisión pronto permitirá amortizar los 3,25 millones de euros que cuesta la planta de biomasa.
La empresa también pretende mejorar la eficiencia energética de su horno y, aunque no tenga el mismo efecto positivo sobre los resultados, completará su política medioambiental con dos depuradoras para los vertidos que realiza al río Camesa y cubrirá el almacén de carbón.
Estos proyectos han provocado un gran salto en la cuantía de las inversiones. El año pasado supusieron casi 18 millones de euros, más del doble que el anterior y, en este ejercicio se mantendrán en niveles parecidos, como consecuencia de la construcción de un tercer silo de cemento en el Puerto de Raos. De esta forma, Alfa podrá almacenar 24.000 toneladas más a pie de barco, lo que le permitirá operar con grandes buques, los únicos que pueden hacer rentable la exportación al otro lado del Atlántico. La cementera ya ha conseguido abrirse hueco en Gran Bretaña, donde coloca 200.000 toneladas al año, lo que significa que es su mejor mercado, después de Cantabria.

Un comodín en Gran Bretaña

Después de adquirir dos sociedades comercializadoras británicas, Alfa cree poder aprovechar el fuerte aumento del consumo de cemento que se espera en Inglaterra como consecuencia de los Juegos Olímpicos de Londres en 2012, lo que también requeriría, como en el caso de EE UU, el uso barcos más grandes.
Las exportaciones son un comodín para cualquier empresa que, como Alfa, opere en un mercado tan oscilante como el de la construcción. Por el momento, las perspectivas de consumo interno de cemento siguen siendo buenas y la empresa cántabra volverá a superar este año, casi con seguridad, el millón de toneladas vendidas, aunque no será fácil que la facturación siga creciendo a ritmos superiores al 20%, como ocurrió en el último ejercicio, en que ha alcanzado los 99 millones de euros de ventas.

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