El saneamiento del Besaya, más cerca

La próxima primavera algo comenzará a cambiar en la Ría de San Martín. Por primera vez en la historia, desde que la población y las industrias se fueron asentando río arriba, la castigada desembocadura del Saja-Besaya comenzará a recibir convenientemente depuradas las aguas residuales urbanas que van a parar a esa cuenca fluvial. Sin embargo, esto será sólo una solución provisional puesto que, cuando el sistema de saneamiento previsto para esta zona se complete, un emisario submarino lanzará lejos de la costa las aguas residuales urbanas de esta poblada zona, previamente tratadas.
Lo que hará posible este avance medioambiental que tanto se ha demorado será la entrada en funcionamiento de la Estación Depuradora de Vuelta Ostrera (Suances), una obra cuya construcción acaba de finalizar y que dará servicio a los 130.000 habitantes que albergan los núcleos urbanos asentados en las riberas del Saja-Besaya. La planta ha sido diseñada para atender las necesidades de saneamiento durante los próximos 25 años, calculando que la zona podría llegar a los 150.000 habitantes en el 2030.
La depuradora ha sido ejecutada por la Confederación Hidrográfica del Norte y ha exigido una inversión de 21,26 millones de euros (3.500 millones de pesetas), financiados en un 85% por el Gobierno central, que había declarado el saneamiento del Saja-Besaya de “interés general”. El Gobierno cántabro ha participado con el 15% restante. Tanto en uno como en otro caso, el origen último del dinero invertido en la planta procede de los Fondos de Cohesión de la Unión Europea.
Aunque la Estación está acabada, su puesta en marcha deberá esperar a que se concluyan los colectores que canalizarán hasta la planta de tratamiento las aguas residuales urbanas de Suances, y las que provienen del valle de Buelna y la comarca de Torrelavega. Esto no ocurrirá hasta el verano del 2005, pero a partir de la próxima primavera el colector de Suances estará en condiciones de entrar en servicio y la depuradora podrá comenzar a funcionar.
Mas tardía será la ejecución del emisario marino que completará el sistema, actualmente en fase de proyecto y cuya licitación, en el mejor de los casos, se producirá el próximo año. El saneamiento del Saja-Besaya, tal y como ha sido diseñado, podría no ser totalmente efectivo antes del 2007, pero aun así el paso que se dará en los próximos meses aliviará considerablemente la carga contaminante de esos vertidos.

Un emplazamiento discutido

Cuatro años han sido necesarios para levantar la EDAR de Vuelta Ostrera, que ha debido sortear la oposición del grupo ecologista ARCA al lugar elegido por el anterior consejero de Medio Ambiente para su emplazamiento, en las marismas de Cortiguera.
Las obras, comenzadas en el 2000 con los rellenos, fueron paralizadas inmediatamente después por la Delegación de Costas a instancias de ese grupo ecologista, que alegaba la ocupación de un espacio de dominio público marítimo-terrestre especialmente protegido.
La evolución de los acontecimientos fue especialmente preocupante para la Consejería cántabra, que se encontraba con una situación irresoluble, ya que los tribunales daban la razón a los ecologistas. Fue necesario un acuerdo del Consejo de Ministros, que acudió en socorro de José Luis Gil, autorizando la ocupación de esos terrenos para poder proseguir la ejecución de la obra que se reanudó en octubre de 2001. Ese mismo acuerdo sirvió de base a un juzgado de Torrelavega para desestimar la denuncia por delito ecológico interpuesta por Arca, que se oponía al relleno de la zona de marisma en que se asienta la planta.
Despejados los obstáculos legales, aunque ARCA ha recurrido ante el Tribunal Supremo el acuerdo del Consejo de Ministros, la construcción de la planta depuradora se culminaba el pasado mes de julio.

Una planta compacta

La EDAR se levanta sobre una reserva de suelo de 87.450 metros cuadrados, de los que se han construido 43.000. Eso representa menos de un 8% de la superficie total de la zona de marisma conocida como Vuelta Ostrera, por las ostras que en su día, ya lejano, producía este recodo de la ría, en su ribera opuesta, más rocosa.
Para minimizar el área ocupada y conseguir una mejor integración en el entorno, la planta se ha diseñado de manera compacta, dando a los decantadores y tanques de tormenta forma rectangular. El digestor anaerobio, que es la construcción de mayor altura, se ha ocultado parcialmente y ha sido situado cerca de la vaguada existente en el terreno.
La naturaleza del suelo, formado mediante un relleno de la marisma, ofrecía las primeras dificultades técnicas para la construcción de la planta. Para acelerar el proceso de compactación del terreno, la empresa encargada de construir la estación –una UTE formada por FCC, SPA y la empresa cántabra SIEC– recurrió a una moderna técnica de drenaje consistente en unas láminas de material geotextil, que hincadas cada 1,8 metros permiten una rápida desecación y consolidación del suelo. Este tratamiento mediante ‘mechas’ redujo a pocos meses los casi dos años que hubiera sido preciso esperar para comenzar las obras. Cerca de 250.000 metros de estas láminas se han utilizado en la preparación del terreno pantanoso sobre el que se levanta la depuradora.
El modelo elegido para la Vuelta Ostrera por la Confederación responde al tipo de plantas que el Ministerio de Medio Ambiente construye en zonas de litoral, y en las que se aprovecha la capacidad depuradora del mar mediante los emisarios submarinos. Si el destino del agua depurada fuese un río, el tratamiento en planta debería ser más completo (eliminación de nitrógeno, fósforo, etc) de lo que se exige para los vertidos al mar. Eso requeriría también una instalación aún más grande que la construida en la Vuelta Ostrera.
Al proyectar la planta se han tenido también en cuenta la necesidad de una futura ampliación, para la que se ha acondicionado un terreno junto a los tanques de tormenta.

Tratamiento biológico

El sistema de depuración aplicado en esta planta se basa en un tratamiento biológico que evita la aplicación de productos químicos.
Las aguas residuales llegan a la Estación a través de los colectores. Una vez tamizadas para separar los restos sólidos y después de un proceso de desarenado y desengrasado, se someten a un tratamiento biológico de alta carga. Este proceso se lleva a cabo en unas cubas de aireación en las que el agua se oxigena para mantener vivas las bacterias que destruirán la carga contaminante. Tras una fase de decantación para separar los fangos, el agua ya tratada se bombea hasta el emisario submarino.
Parte de los fangos son recirculados hacia las cubas de aireación para mantener la adecuada concentración de bacterias, y el resto son bombeados a un digestor para su inertización. Para ello, el fango se mantiene en el digestor durante 21 días, sin oxígeno y a 37 grados de temperatura. El gas metano que producen los lodos sometidos a estas condiciones se almacenan en un gasómetro y, a través de un sistema de cogeneración, se utiliza para mantener constante la temperatura del digestor.
Una vez inertizado, el fango se somete a un proceso de centrifugación para desecarlo y se almacena hasta su envío al vertedero. El Gobierno cántabro planea construir en Reocín una planta para el secado térmico de todos los lodos que se produzcan en las estaciones depuradoras de Cantabria, como paso previo antes del envío de estos residuos a un vertedero.
Mientras el emisario no esté construido, el agua depurada en la planta se verterá a la propia Ría de San Martín. Ya será un avance sustancial, dado que la desembocadura del Besaya ahora recibe toda la carga contaminante de la cuenca sin depurar. El tratamiento biológico permitirá reducirla un 75% en sólidos y un 70% en DBO (Demanda Bioquímica de Oxígeno) que es el parámetro que se utiliza para medir el contenido de materia orgánica que tiene el agua residual.
No toda el agua tratada en la planta será necesariamente eliminada a través del futuro emisario. Las instalaciones de la Vuelta Ostrera pueden bombear parte de ese agua hacia Torrelavega para ser reutilizada en las industrias de la zona. El resto se eliminará a través del emisario que, para llegar al mar, necesita dos tramos bien diferenciados: una parte terrestre consistente en un túnel de cuatro kilómetros de longitud y cinco metros de diámetro que atravesará Suances por el subsuelo, y un tramo submarino que se adentrará en el mar tres kilómetros desde la línea de costa situada a la altura de la playa de los Locos. La inversión prevista para la construcción del emisario es de 46,5 millones de euros (7.700 millones de pesetas), lo que da idea de la envergadura de la obra, la más importante de las que se hayan hecho en Cantabria de este tipo.

Una planta automatizada

El funcionamiento de la planta se ha automatizado hasta el punto de que una sola persona puede controlar desde un ordenador todo el proceso de tratamiento. Un programa informático permite abrir y cerrar las válvulas, y un gran panel, en el que se detalla el esquema de la planta, facilita mediante avisos luminosos el seguimiento de las diversas fases del proceso. Si a esta tarea de control se suman los trabajos de mantenimiento y los técnicos encargados del laboratorio, la planta puede funcionar con una plantilla de quince personas.
Casi tan espectacular como lo construido en superficie es lo que encierra el subsuelo de la estación, con galerías de servicio que la recorren de punta a punta y que en algún tramo alcanzan los 200 metros de longitud. Por estas galerías transcurren los cables de fuerza, el de telemando que gobierna la planta, y las tuberías que sirven para la recirculación de agua y de fangos. El subsuelo de la estación alberga también los generadores y los intercambiadores de calor que mantienen la temperatura del digestor.
Aunque se encuentra en una zona aislada, los requerimientos medioambientales aplicados en el diseño de la planta han tenido también en cuenta la desodorización de las instalaciones, de manera que su funcionamiento no produzca olores, uno de los problemas habituales de las depuradoras.
La planta pueden admitir un aporte máximo de agua de 3.700 litros por segundo, aunque en tiempo seco el caudal no pasará de los 1.700 litros. Esta es la cantidad de aguas residuales que recibirá un tratamiento completo, mientras que los dos mil litros por segundo excedentes, procedentes del agua de lluvia, pasarán tras el desarenado y desengrasado a dos tanques de tormenta para su decantación antes de ser bombeados hacia el emisario.
Cuando se complete el saneamiento de la cuenca del Saja-Besaya se habrán invertido 141 millones de euros. Con esta obra y el saneamiento de la Bahía de Santander, quedarán resueltos los problemas ambientales más significativos en una región se había quedado notablemente rezagada en este terreno.

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