Aznar y Solbes marcan la segunda edición de Expoinnova
Aznar, Solbes, el escritor de best sellers Vázquez Figueroa o la directora de Telva, Covadonga O’Shea componen una mezcla muy heterogénea. Mucho más si se añaden cursos tan específicos como la legislación de vertidos o el marketing para hoteles. Pero todo ello ha cabido en Expoinnova, una feria donde las empresas locales han tenido la oportunidad de mostrar sus innovaciones. La fórmula sorprendió en la primera edición, celebrada hace dos años, y ha vuelto a demostrar su eficacia. Un poco de todo y la pequeña insatisfacción de no poder estar en varios sitios a la vez cuando los actos se solapan, la única forma de concentrarlos en tres días.
Aznar reprocha la política en las cajas
Las estrellas del evento eran, sin lugar a dudas, Aznar, por lo que podía decir, y Solbes, por lo que evitaría callar. Aznar dijo bastante más de lo que se esperaba, y no por la retahíla de datos macroeconómicos que utilizó en su discurso matinal para dejar constancia de lo mal que, en su opinión, lo hacen sus herederos en el Gobierno, como por el rapapolvo tácito a su partido por no “quitar las manos de encima” de las cajas de ahorros, cuya situación económica consideró bastante desfavorable, lo que achacó al intervencionismo de los políticos en general, para los que pidió responsabilidades en las posibles quiebras.
El ex presidente se remitió a su libro, como Umbral, para dejar claro que en él están las soluciones que necesita el país, aunque desgranó quince líneas genéricas de actuación, entre ellas bajar los impuestos, adelgazar las administraciones públicas o privatizar la miriada de empresas creadas por las comunidades autónomas y los ayuntamientos.
En una especie de conferencia de prensa celebrada tras el almuerzo, en la que los empresarios actuaban como periodistas a través del director de Cantabria Económica, Alberto Ibáñez, Aznar profundizó bastante más en las teorías del Estado liberal. El ex presidente rechazó con rotundidad la posibilidad de una segunda descentralización del Estado, lo que, según dijo, repetiría con los ayuntamientos los errores que se han producido en las autonomías, al multiplicar el volumen de gasto público. A su entender, al ciudadano lo que le importa es que le den las prestaciones y no qué administración se las da. También rechazó en rotundo la eficacia de medidas como la paridad de las mujeres en cargos públicos, aunque señaló que buena parte del avance económico del país en la última década y media se ha producido por la entrada masiva de las mujeres en el mercado laboral.
Los tipos, según Solbes
Aznar había hecho mucho hincapié durante su conferencia en el fortísimo incremento de la deuda pública que se ha producido en España durante el último año, y en las consecuencias que tendrá una previsible subida de interés sobre los intereses que tendrá que pagar el país. Pedro Solbes, en otra rueda de prensa multitudinaria con empresarios locales celebrada pocas horas después, se mostró menos intranquilo con la subida de los tipos. El ex ministro de Economía socialista recordó que el Banco Central Europeo es heredero, en espíritu, del Banco Central Alemán, que muy pocas veces en su historia ha optado por tipos superiores al 3%, una política muy distinta a la que se aplicaba en el Banco de España, cuyos tipos de interés llegaron a rebasar los dos dígitos.
A preguntas de los empresarios, Solbes defendió el papel singular de las cajas de ahorros para dar más competitividad al mercado financiero, a pesar de criticar algunas interferencias.
Quien intente que el ex ministro de Economía diga más de lo que pretende decir no lo tiene nada fácil. Virtuoso del enroque con lenguaje fluido, Solbes se mostró bastante distante de la política económica actual, no por el hecho de criticarla, sino por manifestar reiteradamente no conocer las materias en las que trabaja su sucesora en el cargo.
El problema de la competitividad
El ex ministro lamentó que España siga teniendo un índice de productividad 74 (el 100 de la escala es el de EE UU) mientras que Francia tiene un índice 97, Alemania 96 y el Reino Unido 89. La única explicación posible para esta diferencia es, en su opinión, el mayor porcentaje de pequeñas empresas que se da en España, cuyo perfil es mucho menos innovador que el de las grandes compañías, porque su principal preocupación es la mera supervivencia. El ex ministro citó un informe de la Fundación Cotec que indica que en España sólo hay 12.000 empresas realmente competitivas.
No obstante, recordó que entre 2004 y 2008 la inversión del país en I+D+i ha crecido a un ritmo sostenido del 15%, lo que, no obstante, nos mantiene aún bastante alejados de los países líderes en la materia.
Solbes recordó que en lo que sí batíamos récords era en la construcción. Mientras que en Europa el sector residencial aporta al PIB un promedio del 4-5%, en España llegó a suponer estos últimos años un 17%, un porcentaje que obviamente no parecía presagiar nada bueno, al tratarse de un sector cíclico. Solbes se limitó a constatar esa realidad y pidió una reflexión a fondo de por qué España tiene tanta dificultad para crear empleo y tanta facilidad para perderlo, una circunstancia que no ha variado a lo largo de las décadas.
‘El valor del empresario’
Expoinnova ha sido un lugar para la reivindicación de la condición de empresario y su imprescindible colaboración para salir de la crisis (“el empresariado no es oficio de cobardes”, sentenció Miguel Mirones, presidente de la CEOE-Cepyme cántabra en la apertura de los actos). También ha sido un escaparate para dar a conocer los proyectos y resultados en materia de innovación de cuarenta compañías locales y un estímulo para muchas otras.
La muestra organizada por CEOE-CEPYME de Cantabria ha estado acompañada de conferencias y mesas redondas para las que se han inscrito 1.500 personas y en las que se han tratado asuntos tan candentes como el valor de la innovación para salir de la crisis, el Plan Eólico, las relaciones laborales, los sistemas de seguridad de la información, la propiedad industrial o la gestión de residuos.
Este “punto de encuentro empresarial”, como lo ha definido Mirones, se celebró el recinto de La Magdalena, un escenario tan atractivo como poco funcional a la hora de situar los stands o facilitar el desplazamiento de los visitantes. La zona expositiva fue repartida en dos plantas del Palacio y tuvo que aprovechar espacios no pensados para este fin, lo que causa entre los visitantes la sensación de cierta falta de continuidad y confusión.
En los stands de las empresas han tenido especial protagonismo las energías renovables, en muchos casos con soluciones adaptadas al ámbito doméstico y a la pequeña empresa, como un minimolino eólico pensado para su utilización en granjas y casas aisladas, unos captadores solares térmicos de alto rendimiento fabricados en Cantabria o las calderas de biomasa.
Algunas de las empresas que se han presentado al concurso eólico han aprovechado la feria para empezar a divulgar las nuevas tecnologías que han propuesto al Gobierno de Cantabria en sus proyectos complementarios. Es el caso de Biobas, que llevó a la Expoinnova sus investigaciones para obtener de las microalgas una extraordinaria fuente de biocombustibles, un desarrollo que propone realizar en Cantabria y que pondría a la región a la cabeza en este novedoso campo de experimentación bioenergética.