Noncales da el estirón

Con cierta frecuencia, se mueven por las carreteras cercanas a Santander transportes especiales con enormes piezas metálicas para su embarque en el puerto. Es el recordatorio de que Cantabria cuenta con un importante sector de calderería pesada.
A pesar de la pérdida que supuso la deslocalización de la industria de fabricación de buques, la huella dejada por los astilleros es fácilmente rastreable en ese potente grupo de empresas del metal. No sólo han sobrevivido a la práctica desaparición de la industria naval, sino que han sabido adaptarse a la demanda de sectores tan exigentes como el químico, el saneamiento o la desalación de aguas.
En estos campos viene desarrollando su trabajo desde hace dieciséis años Noncales, que ahora se dispone a inaugurar una gran nave de 6.000 m2 junto a sus anteriores instalaciones de Heras. Una planta diseñada para poder construir piezas más complejas y de mayor tamaño.

Más altura y más campa

En un sector tan competido como el de la calderería pesada, donde las dificultades que presenta el transporte de grandes piezas hace tiempo que dejaron de ser un problema, es obligado contar con recursos técnicos para dar respuesta a cualquier clase de pedido, incluso los de mayores dimensiones.
Para los productos que fabrica Noncales –esferas y tanques de almacenamiento, depósitos a presión, intercambiadores de calor, tolvas y tuberías–, la altura de las naves y la potencia de las grúas puente determina los límites de las piezas que cada taller es capaz de abordar. En estas circunstancias, resultaba evidente que la empresa cántabra quisiera superar los condicionantes físicos que le imponían sus instalaciones, que anteriormente fueron utilizadas por la desaparecida Fundiciones Bolado. A pesar de su adaptación a los trabajos de calderería, la altura útil de las naves no rebasaba los diez metros. A ello se añadía la dificultad de los accesos a la fábrica, con una pendiente demasiado pronunciada para las góndolas que se requieren para el traslado de piezas tan voluminosas.
Ambos aspectos han sido solventados con las nuevas instalaciones. La superficie de trabajo triplica a la anterior y la altura útil de la nave se eleva a 14 metros, lo que permitirá la fabricación de componentes de mayor tamaño y manejarlos con más comodidad. La nueva planta está dotada de ocho grúas-puente, capaces de levantar hasta 25 toneladas, y una campa de 3.000 metros cuadrados facilitará las labores de montaje de las piezas y la carga en los grandes camiones tráiler que las llevan hasta su destino.
Una parte de la nave estará destinada exclusivamente a la fabricación de componentes en acero inoxidable, lo que exige una ‘zona limpia’, aislada de las otras líneas de fabricación, que trabajan en acero al carbono y en aluminio.
Noncales también tendrá una mayor versatilidad para la fabricación de componentes en los que no cabe la estandarización: “Aquí no hay un trabajo repetitivo, ya que los depósitos o las esferas se hacen a medida”, explica Gerardo Antolín, uno de los fundadores de la empresa. “Cada cliente te pide unas dimensiones específicas, adecuadas al espacio del que disponen”, añade.

Un mercado abierto

La globalización también le afecta a la calderería pesada. La distancia ha dejado de ser un obstáculo para la penetración en otros mercados, como lo demuestra el hecho de que grandes depósitos fabricados por Noncales hayan viajado hasta Indonesia, Chipre, las Antillas Holandesas o Tampa (Florida, EE UU) para su montaje en plantas papeleras o en desaladoras, dos sectores que se han convertido en buenos clientes de la calderería pesada.
La firma de Heras también ha participado muy activamente en la instalación de desaladoras en las Islas Canarias y en la costa levantina, con proyectos que, en algunos casos, se han entregado llave en mano. Noncales no sólo fabrica los componentes metálicos sino que ha creado una empresa de montaje (Nomocan) que le permite cubrir toda la gama de servicios.
En Cantabria su trabajo más reciente ha sido la fabricación y montaje de la recogedora que va a operar en la Terminal de Graneles Sólidos Minerales de Raos, el componente más espectacular de esta descomunal instalación.
Otro de sus clientes más significativos en la región es Equipos Nucleares. Pero, para ello, ha tenido que conseguir las homologaciones que se exigen a quienes aspiran a fabricar componentes destinados a la industria nuclear.

Un 20% más de plantilla

Los responsables de Noncales confían en que las nuevas instalaciones, en las que han invertido 2,5 millones de euros, aceleren la ejecución de los trabajos y abaraten los costes, algo esencial en un sector tan reñido.
No obstante, al ser productos muy dependientes de la mano de obra, la nueva fábrica requerirá también la ampliación de la plantilla, aunque no es fácil encontrar soldadores, caldereros y ajustadores cualificados. Tanto, que la propia empresa opta, en muchos casos, por afrontar su formación.
En el taller trabajan ahora unas 80 personas, pero sus responsables estiman que pueden ser necesarias hasta veinte más para cubrir las necesidades derivadas de la mayor capacidad de las nuevas instalaciones.
El futuro de la vieja planta dependerá de que culminen con éxito las negociaciones para alcanzar un acuerdo de colaboración a largo plazo con otra empresa, que mantendría la actividad en ella. De no ser así, se pondría fin a una etapa que ha permitido a Noncales crecer desde los doce trabajadores con los que comenzó su andadura a comienzos de la década pasada, hasta el centenar que espera alcanzar en la nueva fase que ahora inicia.

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