10 cuadros únicos de Antonio Gea que fusionan escultura, volumen y emoción

El arte contemporáneo en relieve ofrece una experiencia sensorial que trasciende el plano visual. Desde la profundidad y la textura, las obras tridimensionales invitan a detener la mirada y a sumergirse en una contemplación activa.

En este marco expresivo se sitúa GEA Volumetric Art, el proyecto artístico liderado por Antonio Gea, cuya trayectoria como escultor ha desembocado en una propuesta singular: cuadros con volumen de gran formato, elaborados y pintados a mano, sin réplica. Cada creación es una obra cerrada, certificada y cargada de presencia.

Esta apuesta por la unicidad se materializa en una colección compuesta por solo diez piezas activas.

Arte tridimensional con identidad propia

Las esculturas murales de Antonio Gea no responden a una serie replicable, sino que nacen como piezas irrepetibles. Cada obra ocupa aproximadamente un metro cuadrado y posee una profundidad de cinco centímetros, otorgando al conjunto un carácter volumétrico distintivo. Más allá de la técnica, el verdadero valor reside en la intención artística: representar emociones, vínculos, símbolos o estados de introspección mediante relieve y color.

Actualmente, la colección viva de GEA Volumetric Art está compuesta por diez esculturas murales activas. Obras como «Alma Reflejada«, que plasma la conexión íntima entre madre e hija; «La Mar«, donde lo femenino se funde con el océano en un gesto sereno; o «Con la mente en blanco«, que explora el instante de desconexión mental, conforman un conjunto plural de temáticas y registros.

Completan la selección «La Acordeonista«, una oda visual a la conexión musical; «Humanidad«, reflexión escultórica sobre el origen de la especie; «Pluralidad del Yo«, centrada en la identidad múltiple y la pertenencia; y «Refugio de Silencio«, que aborda el aislamiento como espacio íntimo de paz. La colección también incluye «Unidad Inquebrantable«, una representación del amor eterno en clave abstracta; «Vivencias«, que recoge en volumen las huellas del paso del tiempo; y «Árbol de la Vida«, una pieza que simboliza el ciclo vital y la conexión natural.

Cada una de estas obras se presenta con identidad propia, firmada, con certificado de autenticidad, y forma parte de una galería que evoluciona a medida que cada pieza encuentra su destino.

Una galería en rotación constante

La propuesta de Antonio Gea se aleja del circuito expositivo tradicional. En lugar de acumular obras o lanzar series, el escultor mantiene una galería dinámica con un máximo de diez creaciones activas. Esta estrategia no solo preserva el carácter exclusivo de cada pieza, sino que convierte cada adquisición en un acto de coleccionismo consciente. La autenticidad se refuerza mediante una placa identificativa y un certificado firmado, donde figuran título, fecha y una descripción artística.

Las esculturas se envían protegidas en cajas de madera a medida, listas para su instalación en espacios que valoran la presencia estética y emocional: hoteles, galerías, colecciones privadas o entornos residenciales con sensibilidad por el arte contemporáneo.

La obra de Antonio Gea se sitúa en la intersección entre escultura y pintura, entre lo conceptual y lo tangible. Cada cuadro con volumen no solo ocupa espacio, sino que lo transforma. En GEA Volumetric Art, el arte no se repite: evoluciona, respira y permanece.

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