MiCampus trae a Santander el nuevo formato de gran residencia universitaria

La empresa que ha adquirido la antigua residencia de Caja Cantabria ofrecerá 415 plazas en 356 habitaciones

Ha pasado más de una década desde que el derribo de la residencia de estudiantes Juan de la Cosa dejase a Santander prácticamente huérfana de alojamientos para universitarios. Un problema acrecentado porque, en estos años, tanto la Universidad de Cantabria como Cesine han ampliado su oferta de estudios y ha surgido la Universidad Europea del Atlántico, lo que ha multiplicado el número de estudiantes procedentes de otras comunidades y de otros países. Consciente de esta situación, la empresa Micampus, que gestiona Felipe Morenés, hijo de Ana Botín, decidió que la antigua residencia de mayores de Caja Cantabria podía transformarse con este fin y esa reforma ya ha quedado concluida.


La antigua residencia de mayores de Caja Cantabria, en Cazoña, abre sus puertas convertida en la residencia para estudiantes MiCampus Santander. Un cambio que ha requerido la inversión de más de 25 millones de euros por parte de la empresa promotora (MiCampus), entre los 7,8 millones que pagó por el edificio a la Fundación Caja Cantabria, la gran obra de acondicionamiento realizada por la empresa Rotedama Constructora y el equipamiento.

Micampus Santander abre sus puertas para el nuevo curso con el objetivo de ofrecer un alojamiento universitario a los estudiantes de las universidades públicas y privadas de Cantabria. Gracias a su situación en la Avenida Cardenal Oria, un lugar estratégico, por estar próximo a las facultades de Medicina y Enfermería y a la Universidad del Atlántico, está claramente dirigida a los estudiantes foráneos que llegan a estos centros, pero también está cerca del Hospital Valdecilla y pretende alojar a parte de los médicos internos residentes (MIR) del hospital santanderino.

Sebastián Oviedo, consejero delegado de MiCampus, dice estar “entusiasmado con llegar a una ciudad tan importante como Santander, que cuenta con un alto nivel de calidad educativa y es un destino destacado no solo para estudiantes nacionales sino también internacionales”. “Desde MiCampus”, añade, “queremos ofrecer un alojamiento de alto standing a precios asequibles, con todas las facilidades y servicios que nuestros residentes y padres demandan”.

Estudiantes desplazados

En España hay casi medio millón de estudiantes universitarios que cursan sus estudios en una ciudad que no es la suya (incluidos los extranjeros) pero el número de plazas en residencias o colegios mayores apenas llega a cien mil, por lo que la mayoría han de buscar alojamiento, quieran o no, en otros formatos, casi siempre en pisos de alquiler compartidos.

Santander conoce bien esas circunstancias, porque se ha convertido en una ciudad universitaria, gracias a la suma de la universidad pública UC y las dos privadas (Cesine y Uneatlántico), que atraen cada año a más de dos millares de estudiantes de otras comunidades y de otros países, sin incluir los que vienen a la UIMP, para estancias más cortas.

Tras el derribo de la residencia Juan de la Cosa, propiedad de la Universidad de Cantabria, hace más de una década, estos estudiantes se veían obligados a alojarse en pisos durante los cursos escolares. Algo que, sin duda, beneficiaba a muchos de los propietarios de inmuebles en la zona de la Avenida de los Castros, la elegida más frecuentemente por los estudiantes por su proximidad a las facultades de la Universidad de Cantabria y a la privada Cesine.

MiCampus Santander ofrece la posibilidad de vivir en habitaciones dobles, como en la imagen, individuales y en espacios de coliving.

La oferta residencial apenas estaba representada por el Colegio Mayor Torres Quevedo –un centro integrado en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo–, con 135 plazas disponibles entre habitaciones individuales y dobles, y la Residencia Universitaria Alto de Miranda, gestionada por las hermanas trinitarias, exclusivamente para chicas, que cuenta con 60 habitaciones individuales.

La oferta se amplió en estos últimos años con la apertura de ‘El Balcón de la Bahía’, un inmueble de apartamentos para estudiantes, y, posteriormente, con la residencia de la Universidad Europea del Atlántico, que añadió  308 plazas más.

El céntrico Hotel Art también vino ofreciendo una especie de residencia universitaria, pero Santander seguía teniendo un claro déficit de espacios residenciales y eso atrajo a la sociedad Micampus Residencias a la capital cántabra, para ampliar esta oferta insuficiente.

La universidad privada Uneatlántico tiene cerca de 3.000 estudiantes, entre los 15 grados y los másteres presenciales que ofrece y prácticamente la mitad son de fuera de Cantabria. “Aproximadamente, un 37% son de otros países y en torno al 10% provienen de otras comunidades autónomas”, precisa Rubén Calderón, su rector. Esta universidad privada pretende atraer a bastantes más, “hasta llegar a alcanzar el 60% de nuestro alumnado”, calcula Calderón.

Aunque no todos los estudiantes desplazados optan por las residencias, las poco más de 300 plazas que oferta la suya, que también fue construida por Rotedama, resultan insuficientes en condiciones normales. “Este último curso, no ha estado llena debido a la situación excepcional provocada por el covid, pero en condiciones normales lo estaría”, asegura. El 80% de los alojados son alumnos de otros países, “que ven en la residencia la mejor opción para aterrizar en España, en Cantabria y en la universidad”, explica.

Que se abran nuevas residencias, aunque sean ajenas, es bien recibido por el responsable de la Universidad del Atlántico. “Hay espacio para todos”, dice Calderón. “En Uneatlántico creemos que una mayor oferta de residencias es buena para la ciudad, para la región y para todos, porque permitirá traer a más alumnos nacionales e internacionales a realizar sus estudios en Cantabria”.

Una de las habitaciones individuales de la nueva residencia, con su baño.

Desde otra universidad privada, Cesine, también saludan esta apertura. “Que se multipliquen las opciones de alojamiento en la ciudad es muy positivo”, indican. El pasado curso, a pesar de la situación excepcional provocada por la pandemia, han tenido cerca de 300 estudiantes extranjeros entre los dos semestres y también son muchos los estudiantes de otras comunidades próximas que eligen esta universidad privada para realizar sus estudios, la mayoría del País Vasco, Asturias y el norte de Castilla y León. En total, casi el 40% de sus 700 alumnos de la modalidad presencial son de fuera de Cantabria.

A la nueva residencia MiCampus tampoco le faltarán alumnos de la Universidad de Cantabria, a la que está en proceso de adscripción. Aún sin haberse inaugurado y sin oficializarse este convenio, son muchos los futuros alumnos de la pública que han pedido plaza en la nueva residencia de Cazoña.

“Dada la cercanía a las facultades de Medicina y Enfermería, los inscritos de estas dos carreras representan un 55% de los residentes de MiCampus”, calcula el director de la futura residencia santanderina, Ignacio Gutiérrez, que también se muestra satisfecho “por haber conseguido reservas de todas las facultades de la Universidad de Cantabria, además de Cesine y de Uneatlántico, lo que pone de manifiesto que nuestro modelo de residencia es lo que los estudiantes y sus familias demandan”.

La reforma

El inmueble, que fue la residencia de mayores de Caja Cantabria, ha sufrido una profunda transformación en el interior y en el exterior, que ha durado aproximadamente un año, hasta convertirse en una moderna residencia universitaria.

El edificio es uno de los más altos de Santander y en sus 14 plantas dispone de 356 habitaciones, con capacidad para alojar a 415 estudiantes, ya que ofrece varias opciones: 205 habitaciones individuales o dobles –con baño privado y una pequeña cocina en ambos casos– y otras 151 en colivings, una especie de apartamentos situados en la planta 11ª del edificio, donde cada dos habitaciones comparten un salón-comedor. Este formato anglosajón es poco frecuente en residencias europeas y menos aún en las españolas. Además, los residentes de esta planta disponen de un solarium con vistas a la ciudad.

Detalle de la fachada, totalmente rehabilitada.

El edificio también cuenta con doce habitaciones adaptadas para personas con discapacidad,  repartidas por sus plantas y todas las habitaciones disponen de Wifi 5G, cocina propia y calefacción individual.

En los 14.800 m2 construidos se han reservado varios espacios comunes, entre los que destacan un gimnasio de más de 250m2, numerosas salas para el estudio individual o en grupo, y varias zonas de ocio, donde los residentes podrán disfrutar de una sala de cine, o podrán jugar al ping pong o al billar a cualquier hora del día o de la noche. También disponen de lavandería, comedor, cafetería, aparcamiento y un jardín que invita a disfrutar de él.

El precio mensual del alojamiento oscila entre los 450 y los 651 euros, en función de la modalidad elegida, e incluye los gastos de electricidad, agua, limpieza quincenal y el cambio de sábanas y toallas con la misma periodicidad. También existe la posibilidad de contratar un servicio de limpieza extra y el de comidas en la cafetería, con diferentes opciones (desayuno, media pensión o pensión completa).

MiCampus Santander no solo admite el alojamiento para el curso académico completo, sino también para estancias por períodos más cortos (días, semanas o meses) incluso en temporada de verano.

La empresa promotora

Tradicionalmente, las residencias de estudiantes han sido propiedad de las órdenes religiosas, sobre todo las más vinculadas a la educación, pero su falta de efectivos les ha llevado a concentrarse en otras tareas doctrinales y, ante el vacío, cada vez son más las iniciativas privadas que han entrado en este mercado con una intención meramente mercantil.

La residencia de Santander supondrá la creación de 15 empleos directos, entre el personal de dirección, recepción, limpieza, mantenimiento y seguridad.

MiCampus ofrece a sus residentes todo tipo de salas de ocio, desde lugares para jugar a juegos de mesa, descansar o leer, como la sala de la izquierda, hasta un gimnasio con todo lo necesario para estar en forma, a la derecha.

El grupo MiCampus está gestionado por Felipe Morenés, el hijo mayor de Ana Botín, y por Juan Pepa, que también son socios minoritarios del fondo luxemburgués Stoneshield, que controla la mayoría del capital.

Creado hace dos décadas, MiCampus gestiona ya veinte residencias repartidas por el país, con más de 4.000 estudiantes alojados. Está presente en Valencia (donde una de sus dos residencias es la más grande de España), en Málaga, Sevilla (allí tiene cuatro residencias), Burgos, Logroño, Pamplona y Bilbao y se ha convertido en el segundo operador más grande del país.

Además de la residencia cántabra, este año tiene previsto abrir otras en Oviedo, Cartagena y Burgos, que será la segunda en esta ciudad. El objetivo del grupo es seguir creciendo, y en 2022 ya tiene programada la apertura de más establecimientos en Barcelona, Madrid, Getafe y Alicante.

María Quintana

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