Los jardines verticales y cubiertas vegetales piden paso

Diego Jardinería extiende su visión sostenible por todo el país gracias a sus proyectos emblemáticos en Cantabria, País Vasco y Madrid

La vegetación siempre ha sabido adaptarse a laderas escarpadas, taludes e incluso muros de piedra. En climas húmedos como el de Cantabria, no es raro ver cómo la naturaleza coloniza hasta las superficies más verticales. Sin embargo, ha sido en las últimas décadas cuando paisajistas, arquitectos y urbanistas han comenzado a integrar esa lógica en la construcción moderna. Así nacen los jardines verticales y las cubiertas vegetales, dos conceptos que han revolucionado la forma en que entendemos el paisaje urbano.

En este movimiento de transformación ecológica, Diego Jardinería se ha convertido en uno de los referentes nacionales. Con sede en Santa Cruz de Bezana (Cantabria), la empresa lleva veintitrés años desarrollando soluciones paisajísticas de alta complejidad, combinando diseño vegetal, innovación técnica y sostenibilidad.

Su trayectoria en infraestructura verde comenzó con un encargo que planteaba un reto creativo: decorar varios espacios de hostelería en Santander con jardines verticales interiores y exteriores. Aquella intervención marcó el inicio de una línea de trabajo que no ha dejado de crecer. Poco tiempo después, Diego Jardinería participó en uno de los mayores retos técnicos del sector: la instalación del jardín vertical natural de interior más grande de Europa, en el edificio reconvertido de Tabacalera en Santander.

Este proyecto, firmado por el estudio de arquitectura FDA, fue ejecutado en colaboración con Terapia Urbana y con el apoyo de la Universidad de Sevilla. Consistió en cubrir una superficie de 558 m² en una estructura de 32 metros de largo por 17 de alto, utilizando más de 22.500 plantas de 32 especies distintas. La empresa cántabra no solo llevó a cabo la instalación, sino que además continúa encargándose del mantenimiento técnico, incluyendo la gestión y programación del sistema de riego, lo que garantiza la viabilidad de esta compleja obra viva.

Tres actuaciones de Diego Jardinería: cubierta vegetal de un edificio de más de 1.000 m2 de planta, en Palencia; jardín vertical en la fachada de un hotel construido en el País Vasco y el jardín vertical de 17 metros de alto del Centro Cívico Tabacalera, en Santander.

El proyecto supuso un salto cualitativo en tecnología, riego automatizado, estructuras de anclaje y conservación. Su conocimiento les permitió afrontar retos aún mayores, como el ambicioso encargo de naturalizar un paso inferior de la M-30 en Madrid, con 3.250 m² de jardín vertical. Hasta la fecha, es la superficie continua de vegetación vertical más grande del mundo de su tipo, y la empresa también se encarga de su mantenimiento integral.

Desde su sede, la empresa coordina proyectos por toda España, con intervenciones destacadas también en el País Vasco, tanto en fachadas de negocios,viviendas particulares y edificios públicos. Este crecimiento geográfico ha venido acompañado de una evolución técnica y conceptual: las cubiertas vegetales se han incorporado como una de las soluciones más demandadas, capaces de transformar tejados en espacios verdes funcionales, estéticos y energéticamente eficientes.

Las cubiertas vegetales ofrecen múltiples beneficios: mejoran el aislamiento térmico, reducen la contaminación acústica, amortiguan el efecto isla de calor y contribuyen a mitigar la huella ambiental de los edificios. Por su parte, los jardines verticales no solo transforman visualmente las fachadas: también mejoran la calidad del aire, ayudan a regular la temperatura exterior de los edificios, absorben CO₂ y actúan como barrera contra el ruido y el fuego, especialmente en entornos urbanos densos. Ambos sistemas, al integrarse en el paisaje construido, permiten recuperar superficie verde en ciudades cada vez más grises y pavimentadas.

El paso inferior de la M-30, en Madrid, que Diego Jardinería tapizó con un enorme jardín vertical

Cada vez más estudios de arquitectura, promotoras, administraciones públicas recurren a Diego Jardinería para incorporar este tipo de infraestructura verde en sus proyectos. La razón es doble: por un lado, la mejora estética que supone pasar de una fachada vacía a un tapiz vegetal; por otro, los beneficios tangibles en eficiencia energética, salud ambiental y revalorización del inmueble.

Diego Cuartas, fundador y director gerente de Diego Jardinería, lo resume con claridad: “Los jardines verticales y las cubiertas vegetales no son solo elementos decorativos. Son soluciones funcionales que mejoran la calidad de vida en los entornos urbanos y aumentan el valor de cualquier proyecto arquitectónico.”

Con un nuevo centro operativo en Santa Cruz de Bezana y un equipo multidisciplinar, la empresa trabaja activamente para acercar la vegetación a la arquitectura. Porque ya no se trata solo de embellecer, sino de replantear cómo queremos vivir en nuestras ciudades.

En una época en la que el cambio climático, la eficiencia energética y la salud urbana son temas prioritarios, soluciones como las de Diego Jardinería no solo embellecen, responden a una necesidad real de transformación. Frente al hormigón, el acero y el vidrio, los jardines verticales y las cubiertas vegetales proponen una nueva forma de construir más viva, más humana y más verde.

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