Terapia para dejar de fumar

En EE UU, donde hay cifras para todo, ya está perfectamente claro lo que cuesta un fumador, tanto en gasto sanitario como en absentismo. En España hasta ahora no ha preocupado excesivamente este sobrecosto, enmascarado en los gastos generales del sistema público de salud. Sin embargo, las empresas empiezan a mostrar más preocupación por la salud de los fumadores que ellos mismos, si bien es cierto que también existe una creciente conciencia entre los afectados.
Esta confluencia de intereses ha dado lugar a la primera iniciativa para atender el problema desde un punto de vista profesional, la planteada por el Instituto Cántabro de Conductas Adictivas (ICCA).
A lo largo de varios meses, el fumador es atendido dentro en una terapia semanal, algo tan importante en la desintoxicación como el tratamiento farmacológico. Estas reuniones de seguimiento se realizan dentro de la propia empresa, y por lo general su coste es sufragado por la propia compañía, que lo incluye dentro de las prestaciones de higiene laboral.
Según los expertos de ICCA, el problema del tabaquismo no se debe plantear desde la prohibición absoluta por el temor a sufrir una patología. “El paciente debe aprender a vivir sin nicotina y debe volver a disfrutar de la vida sin tabaco, lo cual es posible con un seguimiento adecuado y una terapia farmacológica bien prescrita”, afirma José María Fuentes Pila, director del Instituto.
Fuentes Pila reconoce que en España todavía no existe una conciencia como la de EE UU donde el tabaquismo provoca un fuerte rechazo social, y el hecho de que sea una adicción no penada por la ley crea la falsa sensación de ser mucho menos perjudicial para el organismo que otras prohibidas. La realidad es que, además de empeorar la calidad de vida de la gran mayoría de las personas que fuman, el tabaco acabará por anticipar la muerte de muchas de ellas: “La experiencia nos dice que al menos la mitad de los fumadores reducirán en unos 15 años su vida por el consumo de cigarrillos”, asegura Fuentes-Pila.
En nuestro país no existen estadísticas sobre el absentismo laboral provocado por las enfermedades del sistema respiratorio y coronarias derivadas del tabaquismo, pero en Canadá, un país con un sistema de Seguridad Social público y universal similar al español, se estimaba en 1.991 que los costes, sólo para las empresas, ascendían a 2.000 millones de dólares.
Según los integrantes de ICCA, si los empleadores adoptasen este tipo de medidas los beneficios estarían bastante claros. El trabajador vería mejorar su calidad de vida, física y económica, la empresa conseguiría un mayor rendimiento en sus empleados y se podría garantizar a los no fumadores un lugar de trabajo saludable.

Las otras drogas

José María Fuentes-Pila es un experto en drogodependencias. Junto a él forman parte del equipo Pedro Calatayud, médico y Master en drogodependencias y Miguel Marset, un psiquiatra que ha dirigido en los últimos tres años el Programa Experimental de dispensación de Estupefacientes de Ginebra (Suiza). Todos ellos tienen una experiencia larga en otras adicciones donde el proceso de desintoxicación no es muy diferente, aunque sí el dramatismo del problema. El uso de otras drogas externas, como la nicotina, la heroína o el alcohol, provoca, además del efecto estimulante inmediato, una progresiva adaptación del cerebro a estas sustancias. “Así es lógico pensar que, de igual modo que hemos hecho que el cerebro se acostumbre a recibir esas drogas extrañas, es posible conseguir que vuelva a vivir y a disfrutar sin ellas. Por eso decimos que la desintoxicación debe hacerse en un proceso, con una adaptación neuronal y que la adicción no es una enfermedad crónica, como muchas veces se aborda”, manifiesta Fuentes-Pila.
Respecto al periodo de abstinencia en donde el paciente puede sufrir importantes síntomas, lo que normalmente se denomina pasar el mono, el equipo de ICCA lo tiene bastante claro. “En muchos casos el miedo al sufrimiento hace que un adicto no se decida a dar el paso para abandonar la sustancia de la que depende. Por otra parte, es mucho más eficaz al tratamiento psicológico en una persona que se encuentra bien física y mentalmente que en otra que esté pasando por una serie de síntomas dolorosos y de desasosiego”, asegura el director de ICCA.
El Instituto colabora estrechamente con el doctor Juan José Legarda, responsable del Centro de Investigación y Tratamiento de las Adicciones (CITA) a través del cual ha empezado a ofrecer a sus pacientes de heroína una desintoxicación ultrarrápida con un protocolo evaluado por el Miniserio de Sanidad. Un método farmacológico intensivo que presenta un elevado nivel de éxito y que se sustancia en apenas un día de hospitalización.

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