Alberto Martínez Lebeña (Mutua Montañesa), Directivo del Año por APD

Alberto Martínez Lebeña, un ingeniero de Telecomunicaciones que dirige Mutua Montañesa, ha sido el tercer destinatario del premio Directivo cántabro del Año que concede la APD cántabra. Después de pasar por varias multinacionales tecnológicas, su perfil profesional no parecía que pudiera llevarle a dirigir una mutua, pero esas experiencias le han sido muy útiles para rejuvenecer y adaptar a los nuevos tiempos la estructura de esta entidad que acaba de cumplir 120 años.

La tercera entrega del Premio al Directivo del Año en Cantabria se celebró en el Hotel Chiqui de Santander. Ese galardón, creado por  la Asociación para el Progreso de la Dirección de Cantabria, tiene por objetivo reconocer y visibilizar la aportación del premiado al progreso del territorio e impulsar el buen hacer de los profesionales que capitanean las empresas de la región.

El elegido este año ha sido Alberto Martínez Lebeña (Santander, 1975), director general de Mutua Montañesa desde  2021. 

 Junto a los 340 profesionales que tiene la entidad en toda España, Martínez Lebeña ha impulsado un ambicioso proyecto de transformación cultural, tecnológica y de servicio de la Mutua Montañesa.

En su discurso de agradecimiento, aseguró que su concepto de liderazgo se basa en valores como el mérito, el esfuerzo, el compromiso, la dedicación, la iniciativa y la colaboración, con un principio innegociable: tener mentalidad de propietario. No distingue entre gestionar una compañía propia o ajena, aplicando un compromiso absoluto con la optimización de los recursos de la empresa y la creación de valor.

El director general de Mutua Montañesa es también miembro de la Junta Directiva de CEOE Cantabria y del Consejo Rector de APD y antes de acceder a su actual cargo tenía una larga trayectoria de en multinacionales como Siemens o Ericsson, donde trabajó en I+D+i y fue autor o coautor de cuatro patentes de invención.

El pasado profesional

Lebeña repasó su vida profesional, desde concluir la carrera de ingeniero de Telecomunicaciones en Santander, su primer trabajo en Arthur Andersen (la actual Accenture), donde fue consciente de la importancia de la innovación y de la eficiencia orientada al cliente. Su paso por Ericsson comenzó en Suecia en el año 2000, cuando la compañía estaba desarrollando el bluetooth y el internet móvil, la tecnología más avanzada de la época. De allí fue trasladado al centro de I+D+i que la multinacional estableció en Zamudio (Vizcaya). Esa experiencia concluyó con la desbandada general que se produjo cuando las tornas económicas de la compañía cambiaron y hubo de cerrarlo y despedir al medio millar de trabajadores que tenía en esa planta, de los cuales más de 300 eran ingenieros, como él.

No tardó mucho en entrar en una filial de Siemens, y  acabó, algún tiempo después, como director regional de la matriz para Asturias y Cantabria. Tras 19 años de vida laboral –y cuando ya había conocido casi todas las empresas industriales del norte de España– como responsable de esta compañía, decidió cambiar de aires. En el momento en que iba a asumir la dirección de otra multinacional alemana se le presentó la ocasión de venir a Santander, al quedar vacante la dirección general de Mutua Montañesa. Aceptó la recomendación de un amigo y presentó su candidatura a los procesos de selección, a pesar de reconocer que hasta ese momento desconocía por completo el papel de las mutuas: “ni siquiera había cogido una baja”, relató. Ahora, podría escribir un libro sobre las bajas”, añadió con ironía.

La transformación de la Mutua

Martínez Lebeña puso de relieve la transformación que ha vivido en Mutua Montañesa, bajo su mandato pero hizo hincapié en que “los tenientes y los sargentos son los que ganan las guerras. Ahí está la clave del liderazgo de cualquier organización, en desarrollar esos liderazgos intermedios, que hacen que la organización funcione”.

Advirtió que “vivimos en un mundo en el que todo parece divertido, pero la faceta directiva es dura, está para hacer que las cosas ocurran, no para que simplemente sucedan, y tienes que tomar decisiones, que son complicadas, porque afectan a las personas con las que trabajas”.

En un diálogo posterior con David González Pescador, socio director de Glezco, Alberto Martínez Lebeña advirtió que “la incertidumbre se ha convertido en la nueva normalidad” y la única forma de adaptarse a ello, en su opinión, es “haciendo más flexible tu estructura y empoderando a tus compañeros para que también tomen decisiones dentro de su ámbito de responsabilidad. Y que cuando alguien se confunda, te centres más en las experiencias que eso depara y no tanto en la culpabilidad, para que eso no vuelva a ocurrir”.

El gran desafío que tenemos por delante, señaló, es conseguir el compromiso de todas las personas: “Es el reto fundamental a día de hoy, porque la sociedad ha cambiado, las personas han cambiado y las expectativas de las generaciones no son las mismas. Al final, los directivos nos convertiremos en gestores de expectativas”, dijo.

Lebeña describió el proceso de transformación interna de Mutua Montañesa, que empezó con consultas a los empleados para abordar lo que hacen, cómo lo hacen y por qué lo hacen, y siguió con la formación de grupos de trabajo formados para orientar sobre qué se debería hacer en el futuro. “Las cosas no han sido fáciles, pero buscábamos el compromiso y la adhesión personal del equipo a esta nueva perspectiva del mundo”, apuntó.

Al abordar la colaboración que puede prestar la inteligencia artificial a los directivos, constató que “nunca hemos tenido tantos datos para tomar las decisiones, pero nunca hemos tenido tanta incertidumbre sobre lo que va a pasar, y lo que te aporta una cosa te lo quita la otra”.