Wetkube: Una sencilla idea para secar y transportar los neoprenos

Carlos Martínez resuelve un problema práctico y aprovecha materiales reciclados

La tecnología permite crear productos cada vez más sofisticados pero muchas veces las necesidades existentes se resuelven con ideas muy sencillas. Con una idea simple nacieron productos españoles tan mundialmente conocidos como la fregona o el Chupa-Chups. Y así fue como Carlos Martínez, un veterano surfero de la playa de Los Locos, diseñó y patentó Wetkube, un cubo fabricado a partir de materiales reciclados que permite secar y transportar el neopreno, tras una jornada de surf o de otras actividades acuáticas.


Carlos Martínez heredó la pasión por el océano de su padre. Desde bien pequeño le acompañaba a bucear, junto con su hermano y sus primos. A los 15 años empezó a surfear y ya son 25 los años que lleva sin separarse de la tabla.

A pesar de haberse licenciado en Derecho, siempre ha sido una persona con muchas inquietudes y hace 20 años creó una marca de ropa, Mitupi, junto a una socia, y otra de complementos, Asas, que venden en su tienda de Santillana del Mar.

A finales de 2016, un día de mal tiempo en el que estuvo surfeando en Los Locos con una amiga, se dio cuenta que sus trajes no iban a estar secos para el día siguiente y comenzaron a buscar una solución para este problema tan habitual. A los pocos días, ya tenían una idea muy concreta: un cubo con escurridor.

Realizaron un estudio y una memoria y, antes de fabricarlo, patentaron su producto. “Pensaba que lo difícil iba a ser patentarlo y lo fácil producirlo, pero ha sido al revés. El mercado del surfing es un mercado muy competitivo y muy exigente”, constata Carlos.

Nacimiento de Wetkube

Wetkube es un producto ligero y resistente que permite secar el traje tras realizar cualquier deporte marítimo.

El objetivo principal del Wetkube es que el traje de neopreno evacúe el agua, pasando del compartimento interior al exterior, para acelerar así su secado. Esto no solo evita los malos olores, tan habituales al meterlo húmedo en el coche, sino que alarga la vida del neopreno. El escurridor también se puede utilizarse para aclararlo en la ducha de la playa y así llevarlo aclarado y seco a casa.

Las asas permiten transportarlo con facilidad, ya sea en coche, bici o a pie. De hecho, Carlos decidió añadir un pequeño panel reflectante en el cubo, pensando en que los surfistas suelen apurar en el agua hasta el último rayo de sol, lo que significa que muchos vuelven a casa de noche en bici o andando.

La búsqueda de empresas para fabricar su producto fue complicada. “Desde el principio teníamos claro que queríamos que Wetkube estuviera hecho con materiales reciclados, para que nuestra producción no contribuyera a la contaminación del planeta”, explica Carlos. El objetivo es loable pero todo el mundo les advirtió de que la fabricación sería más cara.

Aún así no abdicaron de su intención y finalmente dieron con una empresa que gestiona los residuos plásticos que se producen en los invernaderos de Almería y decidieron que esa sería la materia prima perfecta.

Aunque hace hincapié en que su Wetkube no puede denominarse eco, está totalmente fabricado con materiales reciclados. Los cubos proceden de esos plásticos de invernadero y se fabrican en cuatro colores. La cinta con la que se cuelga proviene de botellas de plástico recicladas, y la goma de la hombrera y las pequeñas piezas metálicas también se han hecho con materiales recuperados.

Una vez hubo fabricado los primeros Wetkube, Carlos se lo presentó a una de las personas que, a su juicio, “más entiende y más sabe de surf”, David Hoyal, el dueño de la tienda Kangaroo Surf Shop, de Suances. “Si pasaba su criba, sabía que el producto estaba bien”, añade entre risas.

Kangaroo fue la primera tienda en vender los Wektube. Luego los fue introduciendo en establecimientos de Suances, Torrelavega y Santander. Grandes marcas del surf, como Rip Curl y Quicksilver, también se han interesado por Wektube y están probando la respuesta comercial en algunas tiendas de Francia, Inglaterra y Portugal.

“En el mundo del surf aún hay mucha relación entre el surfista y la persona que atiende la tienda, pero la venta online está creciendo muy rápidamente”, constata Carlos. Por eso, también vende los cubos a través de su página web y del gigante Amazon, que ha propiciado que lleguen pedidos de lugares muy distantes.

Hasta ahora, se han vendido entre 2.500 y 3.000 unidades, “cantidades interesantes, pero todavía no las suficientes como para abaratar la producción”, expone.

Un futuro brillante y bio

El compartimento interior tiene función de escurridor y permite que el neopreno se seque.

En su mente inquieta, en 2018 surgió la idea de otro nuevo producto. “A mí siempre me ha gustado escuchar las ideas de la gente que tengo alrededor”, afirma Carlos. Uno de sus amigos surferos, David Oceja, le hizo ver que cada día los surfers contaminan el océano con el uso de parafinas –que se usan para que los pies no resbalen sobre las tablas– y que él creía que podían sustituirlas por un producto biodegradable.

Decidieron fabricar este producto con cera de abeja y resina de árbol, materias disponibles en Cantabria. “Unos apicultores de Alto Campoo nos venden la cera y otras personas de cerca de Valderredible nos venden la colofonia (resina de los árboles). Todo esto lo mezclamos con aceites vegetales para hacer la Kaloka, una parafina 100% biodegradable y natural”, explica Carlos.

Para hacer más atractivo el producto, ya que “no todo el mundo tiene la misma conciencia ecológica”, decidieron que las cajas también fueran bioedgradables, y se fabrican con una pasta de madera que procede del serrín reciclado.

“Nuestro producto es como Cantabria, una conexión entre el mar y la montaña”, observa Carlos, y añade que,  aunque sabe que “los negocios se hacen para ganar dinero, no puedo evitar ser un romántico”.

Tras meses de depuración del producto, decidieron dárselo a probar a varios amigos tamañeros, que es como denomina a los surferos de grandes olas, y repartir varias unidades a los locales de su playa habitual.

Las opiniones y experiencias de estos primeros usuarios les han permitido mejorar la fórmula y llegar al producto final, que próximamente estará disponible en su web y en algunas tiendas de Cantabria.

María Quintana

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