Canalones a la medida

GGTS crea en Colindres un taller para la fabricación de piezas de fontanería

Los fontaneros especializados en la instalación de canalones en tejados y cornisas, ya no necesitan encargar a suministradores de otras comunidades las piezas que necesitan. Tatiana Svet, una moldava residente en Cantabria desde hace 16 años, ha abierto en Colindres un taller-almacén en el que fabrica los componentes de los canalones, pesebrones y bajantes a medida.


Si ser emprendedor consiste en una actitud vital, no hay duda de que con Tatiana Svet se cumple sobradamente esa condición. No solo fue el impulso que la animó a venir a Cantabria desde su Moldavia natal, hace ya 16 años, sino que durante este tiempo le ha acompañado en su inquietud por continuar formándose –es licenciada en Química por la Universidad estatal de Moldavia–, hasta acabar creando una empresa propia.

Apoyándose en la experiencia laboral de su marido, Ghenadie Svet, en el gremio de la fontanería, Tatiana ha puesto en pie un almacén de materiales para los trabajos que los fontaneros realizan para la recogida y evacuación de agua de los tejados (colocación de pesebrones, canalones, bajantes, etc), un material que debe ser fabricado a medida y que no contaba con suministradores en Cantabria.

Su empresa, GGTS Suministros, se creó hace un año en una pequeña nave situada en el polígono industrial de Colindres, la localidad en la que el matrimonio Svet reside desde su llegada a Cantabria. Y aunque su puesta en marcha a pleno rendimiento se ha visto ralentizada por la demora en la instalación eléctrica que precisa para el funcionamiento de la plegadora automática y de la cizalladora con que preparan el material, desde hace meses viene suministrando a empresas de fontanería los remates para cubiertas y fachadas que antes tenían que encargar en Asturias o en Madrid.

Una necesidad no cubierta

La preparación de un plan de negocio, en el que esta emprendedora nata ha sido asesorada por Sodercan, ha constatado la viabilidad de un proyecto basado en el conocimiento profesional de los problemas que plantea a los fontaneros y a los albañiles que reparan tejados el no poder disponer de manera rápida de los materiales que precisan. Recurrir a almacenes de Madrid, Burgos o Asturias (en el País Vasco tampoco cuentan, al parecer, con suministradores de estos materiales tan específicos), supone una demora en la ejecución de la obra o anticipar las futuras necesidades de las empresas instaladoras.

El marido de Tatiana, Ghenadie Svet, en la máquina plegadora.

Con esta oferta de fabricación a la medida y con un almacenamiento de piezas que permite cubrir cualquier urgencia, la empresa de Tatiana Svet ha venido a cubrir un hueco, evidenciado por los pedidos que vienen haciendo varias empresas de fontanería, especialmente de la zona oriental de Cantabria.

La gama de productos que fabrica abarca todos los componentes necesarios para la colocación del canalón en las cornisas y sus correspondientes bajantes, además de complementos como gárgolas, sencillas u ornamentales, cazoletas, protectores de bajantes y soportes.

El material empleado en estas piezas es chapa de aluminio o de acero inoxidable, en una variada gama de colores. Para el corte y plegado de la chapa, GGTS ha invertido 70.000 euros en la compra de maquinaria, para lo que ha contado con una de las ayudas que facilita Sodercan para la adquisición de bienes de equipo. Tatiana también ha podido acogerse a las desgravaciones que la Seguridad Social ofrece a los parados de larga duración que ponen en marcha una iniciativa de autoempleo.

Un espíritu emprendedor

Hasta desembocar en  esta aventura empresarial, la trayectoria vital de Tatiana Svet ha estado marcada por su traslado en 2002 a Cantabria, siguiendo el camino emprendido por su marido un año antes. En su Moldavia natal, además de licenciarse en Química, trabajó como profesora en dos institutos en Chisinau, la capital del país, y como directora comercial en un periódico.   

En Cantabria, su formación universitaria no le servía de mucho para abrirse paso en el mercado laboral. Era preciso familiarizarse, primero, con el idioma castellano, que ha venido a sumarse a los cuatro que ya hablaba (su moldavo natal, similar al rumano, el ruso, el francés y el inglés).

Su primer trabajo en Colindres acabó siendo el de dependienta en una tienda de alimentación en la que estuvo varios años y que, con su carácter expresivo, le ha convertido en una persona muy conocida en la localidad.

Obligada a dejar el trabajo por una grave enfermedad, ya superada, Tatiana no ha estado ociosa y en ese tiempo ha obtenido dos masters por la Universidad de Cantabria, uno en Ingeniería Química y otro en Formación de Profesorado de Educación Secundaria.

Ahora, en su nueva etapa como empresaria, se ha visto obligada a desarrollar nuevas habilidades que van desde la gestión de la empresa a la utilización del equipo con el que fabrica las piezas para fontanería. “Practicando se aprende mucho. Pero, además, hay que poner interés”. Unas frases que resumen su actitud ante la vida.

Con todo, este pequeño almacén esta pensado como un negocio familiar y Tatiana no descarta poner en marcha otras iniciativas que expresen mejor sus inquietudes, como una academia para clases de refuerzo de estudiantes de instituto, que colmaría su vocación por la enseñanza. O, incluso, una actividad que conectaría aún más con otro de sus más íntimos deseos, el de abrir una pastelería donde poder lucir sus habilidades como repostera.

Jesús Polvorinos

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