CEOE afronta una cascada de juicios por despido

A partir del 11 de julio, la patronal cántabra puede vivir una cascada de juicios laborales por los despidos realizados la pasada primavera. Y, aunque parte de las indemnizaciones podrían financiarse con las partidas dispuestas al efecto en sus Presupuestos de este año y con los ahorros futuros, la patronal no tiene en estos momentos liquidez para afrontarlas. De hecho, su intención ha sido que los propios trabajadores financiasen estas cantidades con un ‘pago en diferido’, de mil euros al mes hasta saldar la cuantía total.
No es la única incertidumbre, porque aunque la patronal tiene previsto ingresar cantidades suficientes antes de acabar el año para realizar los pagos, la mayoría de estos ingresos proceden de programas de públicos, cuyo cumplimiento ha de justificarse a través de los gastos generados en su desarrollo. Si la partida de personal disminuye drásticamente, también lo hará la subvención, y la CEOE cántabra se vería obligada a devolver a comienzos del próximo año parte de los ingresos que ahora reciba –y que utilizará para sufragar los despidos– por no poder justificar los gastos.
Vidal de la Peña ha tratado de evitar los juicios por los ocho despidos (hubo otra baja voluntaria), al proponer el pago de 28 días por año trabajado como indemnización, en lugar de los veinte estipulados inicialmente, pero eso no parece que evite algunos de ellos, como el de la ex vicesecretaria general, Beatriz Benéitez, que no se ha avenido, hasta el momento, a negociar y mantiene su demanda de despido improcedente.
El juicio depararía una situación incómoda para el actual presidente de la patronal cántabra, dado que uno de los argumentos de Benéitez en las pruebas testificales presentadas se basa en la contratación de Elena Palacio desde hace aproximadamente un año, con responsabilidades crecientes. Una contratación contra la que se pronunció la Comisión Presupuestaria y Financiera y que, en opinión de los trabajadores despedidos, es contradictoria con el argumento utilizado en los rescisiones de contrato por motivos económicos.

Los déficits continúan

Vidal de la Peña calculó, con cierto optimismo, que podría atajar con cierta rapidez la sangría económica que vivieron sus antecesores, pero se ha equivocado. A pesar de los sucesivos recortes en los gastos, que ya iniciaron los anteriores presidentes Miguel Mirones y, de forma más drástica, Gema Díaz Real, y de que el presupuesto de la patronal se ha reducido a una fracción del que disponía a finales de la pasada década, se siguen cerrando los ejercicios con déficit y, en la última asamblea general, el actual presidente ya advirtió que eso volverá a ocurrir en 2016.
En el último año han salido por la puerta veinte trabajadores, bastante de ellos difíciles de sustituir, pero la situación económica continúa siendo muy delicada, dado que la patronal se ha quedado sin patrimonio, ya ha utilizado todo su endeudamiento y con un horizonte de ingresos muy dudoso, ya que gran parte de ellos están condicionados por programas públicos que sufragan los gastos incurridos, que ya no se podrán justificar.
La de Cantabria no es la única patronal en dificultades. Recientemente, la Confederación de Empresarios de Galicia ha salvado in extremis el concurso de acreedores, al aprobar un plan de viabilidad que nadie está muy seguro de si podrá cumplir.

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