Una polémica en cada acto

De la Serna actúa de jefe de la oposición y las relaciones con el Gobierno cántabro empeoran cada semana

Desafiante y burlón, el ministro De la Serna asegura que él no está interesado en ninguna polémica, que se limita a contestar, pero lo cierto es que lleva la iniciativa desde el pasado verano a la hora de ‘dar leña’, como él mismo ha advertido en privado antes de intervenir en algún acto. En el Gobierno regional todos evitan la confrontación directa con él menos Revilla, que tras el nombramiento de De la Serna como ministro ordenó a su partido tratarle con guante blanco, pero que ya ha optado por entrar en el mismo rifirrafe.


Si alguien pensó que la guerra entre el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, y el Gobierno cántabro se apagaría poco a poco, es que no conoce la determinación del anterior alcalde de Santander, que no está dispuesto a dejar que las críticas que Revilla vierte profusamente en televisión sobre el presidente Rajoy le salgan gratis. Después de alentar a la CEOE para que elabore su propio plan estratégico para Cantabria (sin esperar siquiera a que se conociese el que encargó el Gobierno del PRC-PSOE) no ha dejado de insistir en sus críticas al Ejecutivo regional, llevando la iniciativa, incluso cuando está en Madrid.

En el último mes se han producido varios episodios más de este enfrentamiento, en algunos casos con tintes grotescos. El primero,  en torno a la conferencia del ministro en un acto de la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD) celebrado en el Hotel Chiqui y patrocinado por Deloitte. La APD envió las invitaciones el mismo día que se daba a conocer que la CEOE cántabra había elegido a Deloitte para hacer su plan estratégico, algo que por otra parte, muchos ya presumían.

A la vista de estas circunstancias, quien podía estar más reticente a participar en el acto podían ser los miembros del Gobierno cántabro, que tenían un papel de teloneros, dentro de la mesa redonda de empresarios previa a la comida y al discurso de De la Serna, pero el que realmente puso las trabas fue el ministro, que no quería más protagonismos, lo que ha forzado a la APD a convocar un segundo acto, una especie de desagravio a los que no pudieron participar en el anterior.

El ministro ya se sintió molesto el pasado verano cuando en el curso sobre el futuro de Cantabria en la UIMP creyó que no se daba suficiente protagonismo a sus proyectos, en unas jornadas muy densas. Seis meses después, foto superior, la APD se ha visto obligada a cambiar el programa de su jornada.

Amparado por la coincidencia de la charla con el pleno del Parlamento, el Gobierno solo estuvo representado por el consejero de Obras Públicas en la comida de la APDcon De la Serna, que en su disertación volvió a despacharse a gusto contra el Ejecutivo de Revilla, casi tanto como hizo dos meses antes en el Foro de SER Cantabria. El ministro aprovechó la presencia de José María Mazón, como ya ha hecho en otras ocasiones, para tratar de abrir una brecha en el Gobierno, al diferenciar entre los miembros con los que supuestamente mantiene una colaboración leal y los que, también supuestamente, le hostigan.

La tensión volvió a reproducirse dos semanas después en un acto en el que, en principio, no parecía probable la presencia del ministro, la inauguración de una exposición dedicada a los 40 años de la línea de ferry entre Santander y Gran Bretaña. De la Serna no solo apareció sino que impidió que tomase la palabra el consejero cántabro de Industria, Francisco Martín, alegando que la Autoridad Portuaria es un órgano estatal. Es la segunda vez en cuatro meses que se produce un encontronazo con este mismo tema.

El anterior tuvo lugar en la feria de turismo Fitur. El consejero de Industria había avanzado en Cantabria que Brittany Ferries establecería una nueva línea con Irlanda y De la Serna, muy molesto,  convocó inmediatamente una rueda de prensa en la propia feria para atribuirse los méritos, asegurando que toda la gestión se había hecho desde la Autoridad Portuaria de Santander, que depende del Ministerio de Fomento, y descalificando al consejero por vestirse con plumas ajenas. No pensaba lo mismo Francisco Martín, que también había participado en las conversaciones con los representantes de la naviera, y que recordó que el presidente de la Autoridad Portuaria se nombra consensuadamente entre el Ministerio y el Gobierno de Cantabria.

La airada reacción de De la Serna dejó en una posición muy incómoda al presidente de la Autoridad Portuaria cántabra, Jaime González, pero mayor aún después de que el Ministerio filtrase un documento interno de Puertos del Estado en el que se ponía en solfa el proyecto del puerto seco de La Pasiega, del que Jaime González ha sido su principal defensor, como complemento idóneo para el puerto.

La contradicción resultaba demasiado evidente, y Fomento emprendió una cierta retirada. No volvió a descalificar el proyecto pero sí dijo que era un asunto exclusivamente del Gobierno cántabro, y para el que no haría ninguna inversión, ni siquiera para construir los enlaces de carretera o ferrocarril.

El relleno de la bahía y el burro

El PSOE cántabro tiene problemas internos de sobra como para meterse en nuevas polémicas y en el PRC hace tiempo que han decidido que no les interesa una confrontación directa con De la Serna, con el que inevitablemente han de coincidir en muchos proyectos. Por tanto, se dejó el asunto en manos del segundo nivel. Fue el portavoz parlamentario, Pedro Hernando, quien, sabedor que el informe de Puertos que descalificaba La Pasiega dice que aún hay posibilidades de seguir haciendo rellenos en la Bahía, decidió pedirlo oficialmente y tirar de ese hilo. Bastante tiene De la Serna y su heredera en la alcaldía de Santander, Gema Igual, con la polémica de las escolleras de La Magdalena para buscarse otro conflicto parecido con los rellenos, así que inmediatamente el documento que tan alegremente filtró el Ministerio, se convirtió en top secret. La contestación a Hernando es que se trata de un documento interno de trabajo y, por tanto, no puede ser público.

El PRC dio publicidad a esta respuesta negativa y el ministro, que como uno de sus antecesores, Francisco Álvarez-Cascos, está decidido a no dejar nunca que sea el rival sea quien diga la última palabra, contraatacó utilizando una frase que ya empleó Revilla en 2002 contra el Gobierno Sieso, cuando las grandes vallas que anunciaban el PCTCan empezaban a perder los colores y la pradería de Peñacastillo seguía tal cual: “Allí no veo más que un burro atado a un poste”, decía Revilla. Poco después, Revilla consiguió ser presidente y el burro fue reemplazado por las máquinas, pero De la Serna sabe perfectamente que en La Pasiega restan muchos pasos para su desarrollo urbanístico y ni siquiera se sabe de dónde saldrá la financiación, por lo no dudó en reutilizar la frase cambiando el escenario del semoviente. Con el burro de La Pasiega también contrarrestaba las prisas de Revilla por ver obras de Fomento en la región.

El ministro ha utilizado todos los actos en los que interviene desde hace año y medio para anunciar una catarata de intervenciones, de las que por el momento solo se están materializando la renovación del trazado viario entre Santander y Torrelavega, unas modestas obras en el Desfiladero de la Hermida y el derribo de tres edificios en la estación de Santander. El resto irán llegando, pero tardarán lo bastante para que unos y otros sigan viendo muchos burros amarrados a los carteles donde debiera haber máquinas. Y cada lunes y cada viernes surgirá una polémica nueva, porque el ministro ya ha anunciado que “yo voy a seguir viniendo igual, aunque a otros les fastidie”. De hecho, lo ha vuelto a hacer en Reinosa, en un acto para presentar el anteproyecto del AVE al que no asistió Revilla, quien lo ha justificado en que no recibió la invitación hasta la tarde anterior, a lo que De la Serna ha contestado asegurando que el presidente estaba ‘haciendo caja’, con una presentación de su libro.

El ministro ha asumido con entusiasmo el papel de jefe de la oposición, a la vista del bajo tono de su partido en la región, y no está dispuesto a perder ninguna de sus muchas presencias en Cantabria para arremeter contra Revilla. Si eso le da o no resultados políticos es algo que no se sabrá por ahora. Él está convencido de que sí y no precisamente para postularse al Gobierno de Cantabria, un retorno que no está entre sus prioridades.

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