El compostaje en grandes plantas deja paso al doméstico

Cantabria estudia la implantación del quinto contenedor

El nuevo Plan de Residuos de Cantabria 2017-2023 contempla la implantación de una recogida específica de los residuos orgánicos, un ‘quinto contenedor’ cuya viabilidad va a ser estudiada para su aplicación antes de 2020. Para esa fecha, la Unión Europea pretende que se reaproveche el 50% de los residuos generados por los hogares. La recogida selectiva de los orgánicos y su compostaje doméstico y comunitario ayudaría a alcanzar esa cifra.


La implantación en Cantabria de un contenedor específico para residuos orgánicos ha entrado en su recta final. La proximidad de 2020, la fecha marcada por la directiva de la Unión Europea para que se reaproveche el 50% de los residuos domésticos –en Cantabria la tasa actual es del 40,6%–, donde los orgánicos aportan el mayor peso, hace que el Plan de Residuos 2017-2023 aprobado el pasado mes de marzo contemple la opción del llamado ‘quinto contenedor’. Antes deberá realizarse un estudio para analizar la manera de encajarlo en el modelo de gestión de recogida de basuras que se aplica en la comunidad.

Cantabria ha sido una región reacia a la introducción de este ‘quinto contenedor’, en buena parte porque su implantación choca con el modelo de recogida y tratamiento de residuos en la comunidad, que descansa sobre la gran planta de Meruelo.

Ese modelo ­–bastante común entre las comunidades autónomas– responde a las exigencias que hace quince años existían sobre la recogida y reciclaje de residuos. Aunque la introducción de contenedores específicos para envases, cartón y vidrio ha facilitado la tarea, este tipo de plantas fueron diseñadas para realizar en la propia instalación el triaje o separación de restos.

En teoría, hacerlo en el destino resulta más eficiente, pero en la práctica choca con las nuevas exigencias comunitarias sobre los usos del compost obtenido de los productos orgánicos. Si estos residuos llegasen ya separados a la planta, se facilitaría la tarea de obtener el tipo de compost que a partir del próximo año se podrá emplear como fertilizante. Pero como llegan mezclados con muchos otros residuos, a partir del próximo mes de enero ese compost ‘contaminado’ por otros productos ya no podrá ser utilizado como fertilizante. Simplemente, será un material bioestabilizado, pero sin uso posible. Eso plantea la necesidad de recurrir al compostaje doméstico o comunitario (que podría abarcar a todo un ayuntamiento).

Ese modelo supondría la llegada de menos residuos a Meruelo y alteraría las bases sobre las que fue diseñada la planta y dispararía el coste de su mantenimiento, ya que el Gobierno cántabro se vería obligado a compensar a Urbaser –la empresa que gestiona el centro de Meruelo– por la basura que no entraría en la planta y cuyo tratamiento supone un coste de entre 80 y 90 euros por toneladas. En opinión de algunos expertos, la duración del contrato con Urbaser, que no contempla una reducción en la basura a tratar y se extiende más allá de 2030, es uno de los obstáculos que han venido frenando el cambio del modelo de recogida en Cantabria de los residuos orgánicos.

Estudio previo

Para analizar la viabilidad de ese cambio de modelo, se harán estudios que analicen la viabilidad técnica y económica de la recogida separada de la materia orgánica. No hay que olvidar, además, que, aunque la empresa pública Mare realiza el servicio de recogida y transporte de los residuos domésticos en 75 municipios de Cantabria, hay ayuntamientos que tienen contratos a largo plazo con empresas privadas. Esos estudios ayudarán a que la implantación de ese quinto contenedor se haga de forma ordenada y planificada.

En cualquier caso, cumplir los nuevos objetivos que ha marcado la Unión Europea para el aprovechamiento de los residuos orgánicos le va a suponer inversiones importantes al Gobierno de Cantabria. La adaptación de la normativa de los ayuntamientos también afectará a los usuarios, qué tendrán que hacer un esfuerzo por separar el residuo orgánico y depositarlo en un contenedor específico.

Lo que las autoridades cántabras quieren evitar es caer en un modelo tan rígido como el aplicado en algunos municipios vascos por Bildu, con un sistema de recogida puerta a puerta en días prefijados y con colgadores para las bolsas, personalizados para cada vecino. Un sistema que ha generado mucho rechazo entre la población.

“El proceso será gradual y con tiempo suficiente para rodar el sistema”, señalan desde Ambium, la consultora que ha llevado a cabo la redacción del Plan de Residuos. Será un sistema de recogida selectiva que se implantara poco a poco, empezando por algunos ayuntamientos que se ofrezcan voluntariamente o por algunos barrios “y hasta que un gran ayuntamiento alcance una implantación total pasarán años”, aventuran desde la consultora.

Hacia el compostaje doméstico

La recogida selectiva de residuos orgánicos es el primer paso para su reaprovechamiento en forma de compost. Y aquí es donde se abre paso la posibilidad de que ese compostaje no solo se haga en grandes instalaciones, como la de Meruelo, sino a escala doméstica o comunitaria.

El reaprovechamiento de los restos orgánicos en zonas rurales es una práctica bastante habitual, ya sea como el alimento para el ganado o para el abono de fincas. Ahora se trata de generalizar esa costumbre, identificando primero las zonas o comarcas en las que el autocompostaje es viable, principalmente en zonas de viviendas unifamiliares, e impulsando en ellas el uso de compostadoras.

De hecho, desde 2015 el Gobierno de Cantabria viene desarrollando iniciativas para estimular el compostaje doméstico y comunitario, en colaboración con las entidades locales y con el Ministerio de Medio Ambiente. Para el próximo año se espera que casi 1.000 familias se incorporen a esta práctica en Cantabria.

Los ayuntamientos de Anievas, Arnuero, Campoo de Enmedio, Puente Viesgo, Penagos, Pesquera, Ramales, Santiurde de Toranzo, San Miguel de Aguayo, Santa María de Cayón, Val de San Vicente, Valderredible y Villaescusa y la Agencia de Desarrollo Comarcal Pisueña-Pas-Miera han recibido ya financiación para desarrollar iniciativas de compostaje doméstico y comunitario en sus municipios. El último en sumarse ha sido Camargo, donde Mare propondrá a 30 familias voluntarias que produzcan su propio compost, para utilizarlo en sus jardines.

Las familias seleccionadas deberán reunir unos requisitos idóneos, como un mínimo de cuatro personas, que habiten en viviendas unifamiliares que sean primeras residencias, y que tengan un jardín de al menos 50 metros cuadrados.

Los participantes recibirán una formación específica, los materiales necesarios (compostadoras y aireadores), asesoramiento y un seguimiento. Según Mare, “la idea es que las familias que estén en el programa adquieran el hábito del compostaje y lo continúen haciendo para siempre, porque es la mejor gestión de los residuos orgánicos de origen doméstico”. Y, de paso, la vía para cumplir el objetivo marcado por las directivas europeas que exigen aumentar el porcentaje de los residuos reaprovechados como recurso, en vez de acabar en un vertedero.

Suscríbete a Cantabria Económica
Ver más

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Botón volver arriba
Escucha ahora