Los tipos de IRPF y Sociedades bajan por primera vez desde 2007
No hay reactivación de la economía de un país que no pase por el alza del consumo interno. Pero para eso sería necesario frenar el deterioro de la renta disponible que han sufrido los españoles desde 2008 por el el desempleo, las reducciones salariales y las subidas de impuestos. Pues bien, a partir de este año y por primera vez desde 2007, los tipos impositivos del IRPF que gravan las rentas salariales se reducirán. Sin embargo, no bastará para compensar la subida fiscal que el mismo Gobierno que ha impulsado esta reforma, aplicó nada más llegar al poder en diciembre de 2011.
La nueva reforma fiscal ha rebajado sensiblemente los tipos en el Impuesto sobre la Renta y en el de Sociedades. En el IRPF los siete tramos que existían se han reducido a cinco, y los tipos, que antes iban desde el 24,75% al 52%, se mueven ahora en una horquilla que va desde el 20% del tramo inferior al 47% del superior. Y el año que viene bajarán todavía más hasta situarse entre el 19% y el 45%.
Esto significa que para un salario medio, que el Instituto Nacional de Estadística sitúa en 22.726 euros, esta reforma fiscal supondrá un incremento en el sueldo neto anual de 320 euros este año. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que las comunidades autónomas tienen competencia sobre el 50% del IRPF, por lo que el resultado final dependerá de que el tramo autonómico contemple también la rebaja tributaria aprobada por Hacienda. En este caso, tenemos la suerte de que Cantabria es una de las que más lo bajan, si bien es cierto que el actual Gobierno estableció previamente unos de los tipos más altos del país.
En cuanto al tipo nacional superior, ha bajado en cinco puntos y lo hará en siete en 2016. Y afectará a un mayor número de contribuyentes porque se aplicará a partir de 60.000 euros, cuando hasta ahora lo hacía a partir de 300.000.
Aún con estas rebajas, tanto el IRPF que se declarará el año que viene como el Impuesto sobre Sociedades se mantendrán por encima de la media de la Unión Europea.
Los expertos que elaboraron el informe para la reforma fiscal sugirieron que el gravamen máximo del IRPF bajara como mínimo al 43%. Hay que tener en cuenta que no siempre tener un tipo superior significa que los contribuyentes paguen más o que se recaude más. Lo realmente relevante es cómo se aplican los tramos.
Por recaudación porcentual del IRPF, España era en 2012 el duodécimo país en ingresos, según datos de la UE. La Renta aporta en nuestro país el equivalente al 7,7% del PIB, un porcentaje que se encuentra por debajo de la media de la UE (9,4%), a pesar de tener tipos superiores a la media.
Rebaja en el impuesto de sociedades
La ineficiencia fiscal es más evidente aún en el Impuesto sobre Sociedades. España, que hasta enero de este año mantenía uno de los tipos nominales más elevados de Europa, el 30%. A pesar de eso sólo lograba recaudar por este tributo el 2,2% de su PIB, cuando la media de recaudación alcanza en la UE el 2,5%.
Las empresas llevan años reclamando una reducción del gravamen y por fin han visto satisfechas sus peticiones. El tipo ha bajado este año al 28% y en 2016 se reducirá aún más, hasta el 25%. El Ejecutivo confía en que, pese a la reducción de los tipos impositivos, la retirada de deducciones fiscales y la mejora de la economía derive en un incremento de los ingresos por este tributo.
Porque, lo que no ha desaparecido con esta reforma fiscal han sido las limitaciones de deducciones fiscales, una vía por la que una gran empresa puede acabar tributando a tipos muy inferiores a los de una pyme. La reforma ha eliminado la deducción por reinversión de beneficios extraordinarios y se impide que el deterioro contable de los activos sea fiscalmente deducible. También se ha suprimido la deducción por inversión de beneficios de compañías con una cifra neta de negocio inferior a diez millones de euros.
Lo que no existirá es un tipo específico inferior para las pymes. Su gravamen se fija también en el 25%, aunque tendrán acceso a beneficios fiscales particulares.
En cualquier caso, desde el 1 de enero de este año solo están obligadas a declarar por el Impuesto de Sociedades las empresas con ingresos superiores a los 50.000 euros al año, es decir, que las empresas con baja facturación quedan libres de esta obligación formal.
Con esta reforma, Hacienda estima que la rebaja en el Impuesto de Sociedades generará un ahorro a los españoles de unos 3.000 millones de euros en dos años.