Los Unos quieren salir en la tele
A los niños de anteriores generaciones, un monstruo azul llamado Coco les explicaba conceptos como ‘arriba y abajo’ o ‘lejos y cerca’. Eso está cambiando y lo que se demanda ahora es la educación emocional, es decir, la formación en valores que son tan importantes para la vida, como la confianza en el otro, la generosidad, la tolerancia o la seguridad en uno mismo.
Esta es la idea inspiradora de una serie infantil en 3D, titulada One’s World –El Mundo de los Unos– que pretende abrirse paso en este competido sector. Sus promotores son dos hermanos santanderinos, César y Roberto Catalina, procedentes del sector de las telecomunicaciones, y un creador todoterreno nacido en Torrelavega, Alejandro González.
Siguiendo el ejemplo de la firma española Zynkia, creadora de Pocoyo, todo un fenómeno de la animación infantil, que logró entrar en cuarenta países durante su primer año y a los tres ya se emitía en un centenar, su empresa, Red Frog Productions (Producciones Rana Roja) está dispuesta a llegar con su serie a todo el mundo.
A día de hoy, One’s World se encuentra en fase de preproducción y en negociaciones con cadenas televisivas de Europa, Asia y Estados Unidos a través de una estrategia comercial basada en contratos de distribución con agentes locales. De hecho, su emisión está ya concertada en Uruguay y se perfilan acuerdos en India y China.
Las televisiones reciben un capítulo piloto (teaser) y varios guiones de la serie. Si quedan convencidas de su potencial, concederán un adelanto económico para quedarse con los derechos de emisión en exclusiva en su zona y con esa financiación los creativos cántabros podrán afrontar la producción. Cuantas más televisiones den su visto bueno al producto mayor será su fuerza de negociación: “Este mercado funciona como una especie de telaraña”, advierte César Catalina.
No obstante, los principales ingresos no proceden de la emisión de la serie en las televisiones sino del merchandising, es decir de la cesión de las más de cincuenta licencias que existen de productos relacionados con la animación infantil, desde juguetes, dvd´s y libros a videojuegos y textiles. Un buen ejemplo es el de la mítica gatita blanca de lazo en la oreja, Hello Kitty. Los hermanos Catalina son conscientes de ello y también han establecido contactos con compañías jugueteras.
La puesta de largo de One’s World se hará en el mes de octubre, a través de la feria más importante del mercado audiovisual, la Mipcom, que se celebra anualmente en Cannes. Allí van a contactar con programadores televisivos, fabricantes y, sobre todo, con posibles inversores ya que la empresa se encuentra en fase de captación de recursos económicos para llevar a cabo el proyecto.
Para salvar las dificultades que tiene trabajar alejados de los principales focos de producción audiovisual, han abierto una oficina en Madrid y han llegado a acuerdos con productoras más grandes, como el grupo Ganga, responsable de la exitosa serie Cuentame como pasó, de TVE. También han reunido un amplio equipo de colaboradores repartido por toda España, entre los que figuran dibujantes, diseñadores, guionistas, infografistas e, incluso, un matemático.
Una idea global
Para asomarse al mercado internacional necesitaban una idea que fuera reconocible en cualquier país y por cualquier cultura. Así llegaron a la conclusión de que lo mejor era abordar el mundo de los números, un concepto que nunca cambia y es identificable por los niños de todo el mundo. Los más pequeños podrían aprender jugando con distintas fórmulas y variables y se enfrentarían a las tramas de cada capítulo como si se tratara de resolver problemas matemáticos. De hecho, pese a su amplia formación en el terreno de las humanidades, el creador de la serie es un apasionado de las matemáticas y de su aplicación práctica a la vida cotidiana.
Al igual que ocurre con otros productos de animación infantil que triunfan en la pequeña pantalla, como Bob Esponja, One’s World también busca interesar a los padres. Los guiones están escritos para un target principal, compuesto por niños de entre cuatro y doce años, pero también para un público secundario, los adultos, que pueden hacer otras lecturas: “Hay que invitarles a participar, porque el niño valora más una serie cuando le gusta a sus padres y porque, al fin y al cabo, son ellos los compradores”, explica César. En este sentido, cita como ejemplo el tirón que tiene el personaje de Hello Kitty en segmentos de edad distintos a la infancia y en otros mercados, como el textil.
Novedosa en fondo y forma
La principal novedad de One´s World frente a otras series infantiles de éxito como Dora la Exploradora, Caillou o la española Pocoyo, es que utiliza la educación emocional como base. En palabras de su creador, Alejandro González, esta metodología de aprendizaje es mucho más efectiva que la convencional, porque los niños aprenden a expresar sus sentimientos y a gestionarlos mejor y eso, a la larga, les hace menos propensos a dejarse llevar por ellos.
Mientras que algunas series que marcaron época, como Barrio Sésamo, insistían en la información curricular (alto-bajo, rojo-verde), la suya pretende marcar un hito en la educación de las emociones: “El niño tiene que saber que no pasa nada por decir tengo miedo, estoy triste o simplemente no sé”, explica González.
Para la confección de los guiones está contando con la supervisión de investigadores del grupo Isla de Mouro de la Universidad de Cantabria y con el asesoramiento creativo de Roy Naisbitt, director de arte que ha ganado tres oscar y que ha intervenido en películas muy conocidas que mezclan dibujos animados con personajes de carne y hueso como ‘¿Quién engañó a Robert Rabbit?’ o ‘Space Jam’.
A nivel artístico, la serie también es innovadora por haber recurrido a la llamada proporción áurea o número fi para todos los personajes y lugares que aparecen en pantalla. Esta proporción, que equivale a 1,618, está presente tanto en la Naturaleza como en muchas creaciones humanas (la Torre Eiffel, el Partenón, las pinturas de Leonardo Da Vinci, etc). Con su utilización en personajes y encuadres esperan conseguir que el mundo que han creado resulte armónico y empatice mejor con los gustos del espectador.
Han cuidado hasta el extremo otros detalles como el color de cada personaje, su forma de andar, su tono de voz e incluso la velocidad a la que hablan, ya que cada uno representa un valor presente en el ser humano y, entre todos, los que deben concurrir en una persona.