Nueva etapa del Centro de Componentes

Si alguna de las empresas o entidades que integran el Grupo Sodercan encaja a la perfección con el objetivo que impulsó la creación del Parque Científico y Tecnológico es, sin duda, el Centro Tecnológico de Componentes (CTC). Nueve años después de que se crease, a instancias de los fabricantes locales de piezas de automoción, el CTC se reubica por fin en su espacio natural, el recinto que la región ha dedicado a la investigación aplicada, donde ocupará buena parte de uno de los dos edificios que forman la nueva sede del Grupo Sodercan.
El Centro dispondrá de espacio suficiente para albergar sus cinco líneas de trabajo y contará con una pieza clave para su tarea investigadora, un potente laboratorio dotado con equipos muy sofisticados.

Un departamento externo de I+D

Al frente del Centro Tecnológico se encuentra desde hace año y medio Iñaki Gorrochategui, un ingeniero de Caminos con una gran experiencia profesional en ingeniería de materiales. Su llegada coincidió con el deseo de los responsable del Grupo Sodercan de reorientar el Centro hacia sectores industriales de vanguardia que ya tienen presencia en la región y especializarlo en campos muy concretos. El resultado de ese plan estratégico fue la creación de cinco divisiones de trabajo: energía nuclear, industria aeroespacial, energías renovables, automoción y una línea de investigación en materiales avanzados que pueden ser utilizados en cualquiera de estas áreas.
Una reorganización animada, según el director del centro, por el propósito “de hacer investigación aplicada, para que haya una transferencia de conocimientos y de tecnología hacia las empresas”. De hecho, el CTC, además de obtener ayudas del Ministerio de Ciencia y de la propia Consejería de Industria, se financia a través de contratos con empresas privadas, que utilizan este organismo público como si fuera un departamento externo de I+D. En algunos casos, se trata de desarrollar ideas o propuestas de las propias empresas, que no cuentan con capacidad para investigar por sí mismas. En otros, es el propio Centro el que actúa como ‘vigilante tecnológico’ y señala a las compañías clientes posibles líneas de trabajo para la renovación de sus productos.
Lo que diferencia al CTC de las consultoras e ingenierías, que podrían también hacer esa tarea de orientación, es su capacidad investigadora. De ahí que el laboratorio sea la pieza clave de este organismo, que depende de una Fundación en la que participan las grandes empresas de automoción de Cantabria, además de Ensa –recientemente incorporada–, el Banco Santander, Caja Cantabria y representantes de la Consejería de Industria, la Universidad y el Grupo Sodercan.

Un laboratorio único

El nuevo laboratorio permitirá reunir en un mismo espacio equipos de trabajo que hasta ahora estaban dispersos en diferentes instalaciones, con las ventajas que supondrá esa unificación. Además, tendrán un aparataje de vanguardia que hasta ahora no existía en ningún laboratorio de la región, como un microscopio de fuerza atómica para el estudio de nanomateriales o una mesa de rotación que servirá para ajustar los dispositivos de control que se utilizan en la industria aeroespacial. En este campo, el CTC está realizando investigaciones en un proyecto que lidera el fabricante de aviones Boeing para el control de vehículos no tripulados desde tierra.
La línea de trabajo que acapara más recursos en este momento es la dirigida a la energía nuclear, en la que el CTC tiene en marcha tres proyectos. A través de Ensa está colaborando con empresas del tamaño de General Electric en el diseño de algunos componentes de su reactor nuclear más avanzado.
También las energías renovables forman parte de las prioridades del Centro Tecnológico, en línea con la estrategia impulsada por la Consejería de Industria y por el propio grupo Sodercan. En este campo está investigando en el diseño de una boya para la generación de energía undimotriz (la producida por el movimiento de las olas) y en el de torres híbridas para aerogeneradores, que puedan servir tanto para los parques eólicos terrestres como para los marinos. Una investigación asociada a estos trabajos, que también se va a realizar en el nuevo laboratorio, es el estudio de los fenómenos de corrosión en los materiales sometidos a la acción del agua del mar.
Uno de los aspectos que saldrá más reforzado con el traslado a las nuevas instalaciones del Parque Tecnológico es la posibilidad de trabajar de forma consorciada con otros centros. De esta forma, podrá abordar investigaciones que, por su complejidad, requieren servirse de las especializaciones de los diversos centros tecnológicos que existen en España.

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