A hablar en público también se aprende

Aún es pronto para valorar si Barack Obama es el nuevo inquilino de la Casa Blanca gracias a sus dotes como político o merced a una campaña de marketing y comunicación perfectamente diseñada. Y es que, probablemente, a día de hoy, muy pocos se acuerden de cuáles eran aquellas propuestas con las que se postuló como presidente, pero en nuestras memorias aún resuena el eco de aquel We can (podemos), que ofrecía un nuevo rumbo para la política norteamericana.
Ninguno de nosotros, en principio, aspira a ocupar algún día el despacho oval pero para los que tengan que defender o presentar en público una idea, un trabajo o un producto, Cantabria cuenta ya con la primera empresa de oratoria. A Voces, firma creada por el director de escena Joaquín Solanas y la periodista Sandra Bedia, nace dispuesta a conseguir que sus clientes sean capaces de elaborar mensajes eficaces. Para ello, y con la idea de que tan importante es lo que se dice como la manera de expresarlo, combinan las técnicas del teatro con las propias de la información. De esta manera, y como señala Bedia, se aseguran que haya una coherencia entre el fondo y la forma: “De nada sirve que seas miembro de una ONG y pidas donaciones para tu organización si lo haces con un tono de voz y una actitud que denote arrogancia, o intentar vender algo si cada frase la inicias con muletillas como hombre… yo creo que…”.

Un mensaje comprensible y atractivo

Las técnicas escénicas resuelven algunos de los problemas más habituales de los oradores, como el control y la proyección de la voz, el dominio del espacio y la utilización del propio cuerpo. A su vez, con las características de la información, se consigue que el mensaje sea más atractivo, adecuado al público al que va dirigido y mejor estructurado, es decir, más comprensible. En definitiva, se trata de un trabajo paralelo destinado a que el orador alcance una mayor seguridad en sí mismo.
A Voces trabaja también sobre aspectos como el liderazgo o el marketing personal, en los que busca el fortalecimiento de aquellas características que diferencian a unas personas de otras. “Esas mismas que hacen que seamos elegidos en una entrevista de trabajo frente a candidatos de igual o parecido perfil”, explica Solanas.

Práctica y simulación

El proyecto A Voces se concretó después de que los fundadores impartieran varios cursos de comunicación a distintos colectivos de la región, como la Universidad o la Obra Social de Caja Cantabria. “La fórmula obtuvo tal éxito que la demanda era cada vez mayor y nos organizamos para tratar de atenderla con la incorporación en el equipo de Esther Velategui”, dice Bedia.
La gente cada vez es más consciente de que un buen o un mal discurso puede significar el éxito o fracaso de un proyecto y empresarios, políticos, abogados y trabajadores sociales se han servido ya de esta compañía. También recurren a ellos personas que buscan un empleo y tienen que mejorar sus habilidades comunicativas.
Unos y otros reciben una formación basada en experiencias prácticas. Como si de una terapia de choque se tratase, los alumnos realizan intervenciones simuladas en radio o televisión y negocian o defienden un discurso ante una audiencia nada más comenzar el aprendizaje. Bedia y Solanas aseguran que así se descubre cuáles son sus propios recursos expresivos.
Cada una de esas intervenciones se graba y, después de las primeras clases, se visionan y critican los videos para que ellos mismos valoren qué hubieran cambiado en esa primera actuación. A partir de ahí, se incide en aquellos aspectos que cada alumno debe mejorar: “Algunos necesitan controlar más el mensaje y otros, en cambio, ser más dueños de su cuerpo y del espacio”, dice Esther Velategui.

Un poco de agua, por favor

No existen patrones comunes que sirvan para todos los comunicadores. Por eso, Sandra Bedia asegura que su función no es la de crear oradores en serie. Lo importante, recalca, es potenciar las facetas de cada persona porque “mucho más importante es comunicar desde los sentimientos que desde la razón”. Pese a todo, sí que existen algunos trucos que ayudan a que todo vaya mejor: “Hay detalles insignificantes pero que funcionan, como beber un vaso de agua antes de comenzar hablar para evitar carraspeos”, señala Velategui. El resto, añade, puede que sea efectivo para una persona pero puede que no lo sea para otra. En cualquier caso, afirman Solanas y Bedia, “el mejor orador es aquel que está dispuesto a aprender”.
Quizá sea cierto. De hecho, Barack Obama aburrió tanto en su primera intervención como senador que hubo gente que se levantó y se marchó. El lenguaje que utilizó resultó demasiado culto y técnico y apenas caló en el auditorio. Mírenle ahora.
Alvaro Matía

Suscríbete a Cantabria Económica
Ver más

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba
Escucha ahora   

Bloqueador de anuncios detectado

Por favor, considere ayudarnos desactivando su bloqueador de anuncios