“Somos tan pocas que nos conocen por el nombre”
Pregunta.– Sigue chocando ver a una mujer al frente de un gran complejo fabril ¿Para usted ha sido un hándicap?
Susana Cámara.– Llevo 22 años trabajando aquí y ya estoy hecha a la planta y al sector. No tengo ni he tenido el más mínimo problema por el hecho de ser mujer, aunque es cierto que en el mercado del cable hay muy pocas, incluso a nivel internacional. Las reuniones corporativas siempre comenzaban con un ‘Lady and Gentlemen’ porque generalmente era la única. La ventaja es que a las pocas que estamos nos conocen por el nombre.
P.– Es la primera mujer a la que no oigo quejarse del machismo en el mundo empresarial.
R.– No digo que no existan dificultades, pero se deben más a que algunos hombres te tratan con deferencia y eso a mí tampoco me gusta porque cada uno vale por lo que vale. A veces son simples tonterías como que te dejen la silla para sentarte. En mi empresa no hay ningún tipo de discriminación económica, salvo las pequeñas o grandes injusticias que cada uno considere, pero no por el hecho de ser mujer.
P.–Las estadísticas no mienten y en Cantabria las mujeres que dirigen grandes empresas se cuentan con los dedos de una mano
R.– Es cierto que se ven más mujeres en los cargos públicos que en la empresa privada y no creo que sea porque no valgamos lo mismo, sino porque no deja de ser un mundo machista y la historia pesa mucho. Al menos, en mi departamento hay tres mujeres de ocho, las tres licenciadas superiores, lo cual no es un porcentaje malo. El problema es que a la hora de decidir la incorporación de una persona se sigue considerando su condición femenina por el inconveniente de la maternidad. A pesar de que ya hay permisos paternales es lo que más nos sigue frenando. Yo no he tenido ningún problema y tengo tres hijos de entre 11 y 19 años, aunque nunca he abusado de las bajas ni de nada de eso.
P.– Su fábrica solo emplea a 16 mujeres frente a más de 300 hombres ¿Eso cómo se explica?
R.– Es que no hay ninguna operaria. Antes, cuando el trabajo era más manual, eran muy famosas las obreras de la Standard, que fabricaban los cordones en espiral de los teléfonos y aislaban el cable con papel, un oficio muy parecido al de la industria textil. Estoy hablando de los años setenta, cuando la fábrica tenía más de mil empleados, muchos de ellos mujeres. Pero la evolución industrial supuso un gran cambio en la maquinaria y las mujeres comenzaron a desaparecer. El aislamiento de los cables empezó a hacerse en plástico y dejaron de fabricarse aquellos cordones porque el mercado europeo ya no era competitivo frente a países como China. Ahora todo está mecanizado y conlleva cierto trabajo físico, por lo que las mujeres ni siquiera optan a los puestos de operarias.
Poco a poco, como desenrollar un cable
P.– En su caso, el ascenso no ha sido de la noche a la mañana sino poco a poco.
R.– Soy licenciada en Químicas y por eso entré primero en el Laboratorio de Materiales. De ahí he ido pasando por casi todos los puestos de la fábrica (Calidad, Producción, Ingeniería…) excepto el Financiero y el de Compras. Conozco bastante bien su historia y su evolución, porque cuando entré en la empresa todavía era ITT Standard Eléctrica, la famosa Standard. Mi primer año coincidió con la compra por Alcatel, a finales del 87. Luego, tras algunas reorganizaciones, pasó a ser una de sus Divisiones, Alcatel Cable, después Nexans y ahora B3 Cable Solutions, una empresa con el headquarter (la central) en Manchester y tres plantas productivas situadas en Manchester, Irlanda y Cantabria. Nosotros hemos sido los últimos en incorporarnos al grupo y le hemos dado un componente de internacionalización porque exportamos a muchos países, mientras que ellos estaban centrados en el mercado británico.
P.– ¿En qué momento de su trayectoria profesional se encuentra ahora?
R.– Actualmente estoy a cargo del Departamento Técnico, de la parte de la ingeniería. Lo que hacemos es diseñar y desarrollar nuevos cables y dar soporte técnico a los comerciales y a la fábrica. También tengo a mi cargo los laboratorios químicos, físicos y de transmisión y el marketing de nuevos productos.
P.– ¿Y cómo recuerda su reciente experiencia al frente de la planta de Maliaño?
R.– Fue en 2006, en la época de Nexans Iberia. Teníamos un presidente francés, Laurent Masson, que llevaba las cuentas de los tres centros del grupo (una oficina comercial en Madrid, un gran centro centro logístico en Barcelona y nuestra fábrica). Pero, después de pasar una temporada en Maliaño para conocer el funcionamiento de la fábrica decidió nombrarme plant manager, algo así como directora de operaciones (–es que aquí estamos acostumbrados a utilizar términos ingleses y no siempre tienen traducción– bromea).
P.– Imagino que sería una experiencia personal y profesional muy intensa
R.– Para mí fue un reto importante porque pasé de tratar con un grupo de 15 o 20 personas a que unas 300 dependieran de mí. Durante ese periodo, me cambió mucho la vida y supongo que pagas un poco el pato por la falta de experiencia manejando a grupos tan grandes. Sin embargo, fue muy interesante llegar a ver cómo debes y no debes informar, cuál es la manera de movilizar a equipos con los que no tienes un contacto directo y descubrir los puntos positivos y negativos de dirigir.
P.– ¿Cuáles son esos puntos positivos y negativos?
R.– Lo mejor es darse cuenta de la gente que realmente apuesta por ti y con la que puedes contar para formar equipos y tirar del carro y lo peor es que no me dio tiempo a llevar a cabo todo lo que me hubiera gustado. Solo fueron 18 meses porque después vino la venta a B3 Cable y volvió a reorganizarse el grupo y se puso en marcha otro modelo de gestión.
P.– ¿Le encontró el gusto a eso de mandar?
R.– Bueno, yo creo que lo importante para mandar es que domines bien el terreno en el que te mueves. La única formula es la experiencia y rodearte de gente en la que confíes pero que tenga capacidad crítica para decirte en lo que estás acertando y en lo que no. Ahí te das cuenta de quién te responde y quién no.
P.– Muchas veces se ha dicho que las mujeres directivas tienen más sensibilidad en el trato con sus empleados ¿Lo suscribe?
R.– En líneas generales, estoy de acuerdo en que somos más psicólogas que los hombres.
P.–¿Qué rasgos le definen en el aspecto profesional?
R.– Creo que soy una persona a la que le gusta mucho escuchar antes de tomar decisiones, aunque luego vayan por otro camino.
Diversificar los mercados
P.– ¿Cuesta volver al puesto anterior después de haberse ocupado de la gerencia?
R.– No, porque en realidad yo soy técnica y lo voy a seguir siendo. Me encuentro cómoda en este puesto porque es un tema que domino y, como suele decirse, la experiencia es un grado. Lo otro fue un reto porque tenía un componente humano de gestión y organización pero ahora estoy tranquila donde estoy y siempre quedan cosas por pensar. La innovación es muy importante en este sector para no quedarse atascados. Los mercados a veces están altos y otras veces bajos y hay que buscar alternativas que te puedan complementar.
P.– En su caso ¿cómo les afectan los malos tiempos económicos?
R.– Hemos sufrido un ERE durante 28 días que ha afectado a toda la plantilla y nos hemos tenido que repartir el trabajo en función de la demanda que venía. Lo que más nos ha perjudicado ha sido la crisis de la construcción que tiraba de cables, tanto de energía como de telecomunicaciones. Las únicas ventas que no se han visto afectadas son la procedentes del ferrocarril, porque se sigue invirtiendo en trenes de alta velocidad y, de hecho, ahora estamos suministrando cable para la línea Madrid-Valencia y la que va de Barcelona hacia la frontera francesa. Es la parte de la producción que nos está ayudando a subsistir, porque con el cable para telecomunicaciones no sería suficiente para ocupar a la plantilla.
P.– ¿Cuál es el reto para garantizar la supervivencia de B3 Cable Solutions?
R.– Diversificar nuestro producto y buscar nuevos mercados. El problema es la situación económica actual. Pero tenemos un nivel de ventas acorde con las previsiones y los últimos meses no han sido de pérdidas. La empresa está razonablemente bien para los tiempos que corren.