Los frutos del bosque colonizan Cantabria

¿De qué color es el arándano? ¿Qué forma tiene una grosella? ¿Con qué se acompañan las frambuesas?… Solo personas de gustos exclusivos podrían responder con rapidez a estas preguntas, ya que los frutos del bosque o berries –una familia integrada por el arándano, la mora, la frambuesa y la grosella– siguen siendo grandes desconocidos en Cantabria y en España, pese a su popularidad en otros países.
En Cantabria, no obstante, crecen de forma silvestre las moras y los arándanos (ráspanos) y ya hay una decena de pequeñas plantaciones de arándanos y grosellas. Muy poco para una región que cuenta con una climatología y unas condiciones del suelo especialmente favorables para este tipo de cultivos.
Este potencial, unido a la fuerte demanda que tienen estas frutas en el mercado anglosajón y la que pueden llegar a alcanzar en España, han impulsado a un grupo de inversionistas cántabros a destinar más de 600.000 euros –cien millones de las antiguas pesetas– para acometer una ambiciosa plantación industrial de frutos del bosque.
Su empresa se denomina Campoberry, un nombre que rápidamente se asocia con la denominación común que tienen estas bayas en inglés (berrry) y se da la circunstancia de que ninguno de los seis socios fundadores procede del sector agroalimentario. Convencidos de que en tiempos de crisis es momento de explorar nuevos caminos, creen encontrarse ante una gran oportunidad de negocio con el que poder facturar alrededor de dos millones de euros dentro de tres o cuatro años, cuando las 35 hectáreas que van a cultivar ahora se hayan convertido en un centenar.

Campos de cultivos y viveros

Esta primavera han comenzado la plantación de 60.000 arándanos repartidos entre dos fincas, una de 110.000 m2 situada en Güemes, y la otra, del doble de tamaño, en el Cueto Calgar de Liérganes, que será además la primera plantación de frutas del bosque en terrenos municipales. Esta iniciativa es el resultado de un acuerdo con la Agencia de Desarrollo Local de la zona y sólo tiene un precedente en Villaviciosa, Asturias, donde los responsables del Ayuntamiento pudieron conocer un modelo de producción que además de ser rentable es sostenible desde el punto de vista medioambiental.
Campoberry añadirá a los campos de cultivo la explotación de viveros, donde tiene prevista la multiplicación de otras 100.000 plantas al año, que luego comercializará.
El grueso de las instalaciones se ubicará en una finca de unos 45.000 m2 de superficie situada en Obregón y el punto de venta al público en Güemes.

Investigación y proyectos llave en mano

La iniciativa tiene una vocación empresarial en toda regla y es lo suficientemente ambiciosa como para haberse dotado también de los medios suficientes para investigar en la mejora de las variedades y en su conservación. Tras haber llegado a un acuerdo con uno de los viveros más grandes del mundo, utilizarán la llamada propagación in vitro, en sustitución de la propagación vegetativa tradicional, en el proceso de multiplicación de las plantas. Esta técnica de laboratorio es más rápida para la mejora de la variedad y reduce significativamente la posibilidad de enfermedades.
El dominio de la genética servirá para conseguir moras sin espinas o la producción industrial de ráspanos, la variedad de arándano que se genera de forma espontánea en muchas zonas de Cantabria y que hasta ahora solo ha servido de alimento a la fauna local, sobre todo, al urogallo.
Los resultados de las investigaciones serán ofrecidos también a los particulares que poseen fincas extensas y que, un vez desaparecidas las explotaciones ganaderas, no saben muy bien qué hacer con ellas: “Queremos darles una alternativa para obtener rendimiento económico de sus tierras y que no se echen a perder”, anuncia el gerente de Campoberry, Rubén López Varona.
Tras analizar las características del suelo para saber qué se puede plantar, la empresa se ofrece a asesorar a estos propietarios sobre su acondicionamiento y las infraestructuras que necesitarán para hacer plantaciones, entre ellas, el sistema de riego. Dos madrileños ya han solicitado sus servicios para plantar nogales en Ontaneda y arándanos en Viaña.
La plantilla de Campoberry está integrada por siete personas, la mayor parte cultivadores, pero también hay un químico y un ingeniero agrónomo que están al frente de los proyectos de investigación.

Arándanos, el buque insignia

Aunque la intención es cultivar todo tipo de frutos del bosque, el 85% de la superficie de plantación de Campoberry se va a destinar a los arándanos, el buque insignia de la empresa.
Los motivos para centrar sus esfuerzos en la producción de estas bayas de color azulado y sabor dulzón son claros: Es uno de los cultivos más productivos de Cantabria (sólo detrás de la mora y seguido del kiwi, la frambuesa y la grosella) ya que una hectárea de arándanos puede llegar a generar entre 12.000 y 14.000 kilos y algunas variedades se mantienen en buenas condiciones de consumo hasta casi un mes después de recolectadas, una ventaja innegable frente a otras frutas y que aumenta su potencial exportador.
Los promotores de la iniciativa no dudan que el consumo nacional de frutos del bosque va a seguir creciendo durante los próximos años y, aunque saben que todo lo que ahora se produce en Cantabria se vende sin salir de la región, su objetivo es la exportación al mercado europeo y, en concreto, a Gran Bretaña, el mayor consumidor del Viejo Continente.
El emplazamiento en Cantabria es muy propicio para ello, pues el periodo de recolección del arándano, que se prolonga entre mayo y septiembre, coincide con la temporada de enlace marítimo entre Santander e Inglaterra. Hasta allí enviarán estas frutas para su consumo en fresco, aunque en un futuro la empresa no descarta llegar a transformarlos en mermeladas, zumos, extractos o deshidratados.
Aunque se trata de un mercado mucho más maduro que el español, el consumo de arándanos en Gran Bretaña se ha incrementado un 80% tanto en 2007 como en 2008. Un porcentaje que hubiera podido ser mayor con una oferta suficiente para atender toda la demanda.
La pasión por los frutos del bosque en este país y, en muchos otros de Europa, va camino de asemejarse a la que existe desde hace muchos años en Estados Unidos, donde se consumen 500 gramos al año per capita, frente a los 4 gramos que toma cada español. Una diferencia abismal en la que tiene mucho que ver la tradición de utilizar la salsa de arándanos en todas las casas el Día de Acción de Gracias.
En España siguen siendo productos exóticos (a pesar, paradójicamente, de que son frutos habituales en nuestros campos) y, en consecuencia, aún deben abaratar su precio para hacerse populares. Algo a lo que contribuirá el hecho de contar con cultivos de importancia en Cantabria.

Suscríbete a Cantabria Económica
Ver más

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Botón volver arriba
Escucha ahora   

Bloqueador de anuncios detectado

Por favor, considere ayudarnos desactivando su bloqueador de anuncios