GSD Valdebebas se convierte en referente del debate sobre infancia y pantallas

GSD Valdebebas se convierte en referente del debate sobre infancia y pantallas

GSD y No Solo Son Pantallas reúnen a más de 350 familias en un encuentro de referencia sobre infancia y tecnología

En un momento en el que la presencia de móviles, tabletas y redes sociales forma parte inseparable del día a día de la infancia, surge una pregunta que cuestiona por igual a familias, docentes y profesionales de la salud: ¿cómo acompañar a los menores para que construyan una relación equilibrada, segura y saludable con la tecnología?. Para aportar respuestas y criterios fiables basados en la evidencia científica, el grupo educativo Gredos San Diego y el proyecto No Solo Son Pantallas celebraron en GSD Valdebebas el encuentro ‘Familias conectadas, niños protegidos’, una jornada que reunió a más de 350 personas y a algunos de los mayores especialistas en bienestar digital infantil en España.

El director de GSD Valdebebas, Víctor Calvo, dio la bienvenida destacando la implicación creciente de las familias en la educación digital y recordando que los centros GSD «asumen como parte de su misión acompañar a niños y adolescentes también en el entorno tecnológico, con sentido, con prudencia y con una visión profundamente educativa». Subrayó que el debate social sobre pantallas no puede desligarse de los valores del proyecto educativo de la cooperativa, orientado a formar ciudadanos críticos, responsables y capaces de desenvolverse en contextos complejos.

Una mirada compartida sobre bienestar digital
La jornada fue presentada por las impulsoras del proyecto No Solo Son Pantallas, María Dotor y Carmen Llopis, quienes recordaron que la tecnología «vino para quedarse, pero no para sustituir lo que necesitan los niños para crecer». Señalaron que detrás de cada dispositivo existe «mucho más que un cristal» y que pensar que un menor está seguro solo por estar en casa «es una falsa sensación de protección que hoy ya ningún profesional comparte». Explicaron que la iniciativa propone un viaje hacia el bienestar digital con normas básicas y realistas como la necesidad de evitar pantallas de cero a seis años y de no introducir dispositivos sin entender sus efectos. «Queremos que cada familia haga su propio camino, pero con brújulas fiables», afirmaron.

El psicólogo y divulgador Rafa Guerrero inauguró el ciclo de ponencias con una intervención centrada en cómo el cerebro infantil responde a los estímulos de las pantallas. Recordó que el concepto de nativos digitales es un mito y que los niños no nacen preparados para gestionar dispositivos, sino vinculados a los adultos que les acompañan. Alertó del aumento de adicciones tecnológicas en España y de los riesgos del acceso temprano y desregulado a contenidos. Guerrero insistió en que «antes de mirar el humo hay que mirar el fuego» porque detrás de muchos usos abusivos hay necesidades emocionales no atendidas. Explicó que la clave está en vínculos presenciales sólidos, rutinas saludables y límites consistentes.

A continuación intervino Sara Noguera, maestra y asesora en crianza respetuosa, quien remarcó que los límites en el uso de pantallas «no tienen por qué gustar a los niños, pero sí ser útiles para su desarrollo y autonomía futura». Subrayó que la consistencia entre los adultos que educan es esencial, así como validar las emociones que aparecen cuando el menor se frustra. Defendió que la responsabilidad última del uso de pantallas recae en los adultos y que acompañar con respeto y firmeza es una forma de proteger la libertad futura de los hijos.

La psiquiatra infantil Beatriz Martínez aportó una visión integral desde la salud mental. Recordó que los síntomas no pueden entenderse aislados y que la tecnología no es el problema en sí misma, sino el contexto emocional en el que se utiliza. Invitó a mirar más allá de la conducta visible para comprender necesidades no cubiertas y destacó la importancia de construir entornos seguros, empáticos y estables. Señaló que «no se trata de demonizar pantallas, sino de fortalecer a los niños para que sepan relacionarse con ellas sin perder bienestar».

La psicóloga Silvia Álava centró su intervención en la reducción del juego libre y el desplazamiento de actividades esenciales para el desarrollo. Alertó de que las pantallas están ocupando espacios destinados al juego simbólico, al movimiento y a la interacción entre iguales, y recordó que la corteza prefrontal necesita tiempo y experiencias reales para madurar. Explicó que «el juego no es un lujo ni un entretenimiento, es una necesidad biológica y emocional» y propuso recuperar tiempo y espacios donde los niños puedan explorar, aburrirse, crear y negociar sin la mediación constante de dispositivos.

El experto en seguridad digital Guillermo Cánovas analizó los riesgos específicos de la inteligencia artificial en la infancia, recordando que no es una herramienta neutra. Advirtió de sus efectos en el pensamiento crítico, la creatividad y la privacidad y mostró ejemplos reales del uso de IA por menores de primaria. Insistió en la urgencia de formar tanto a familias como a docentes para acompañar su uso. «La IA improvisa, se equivoca y manipula si no se sabe utilizar. No podemos dejar a los menores solos ante herramientas que ni los adultos dominamos por completo», señaló.

El psicólogo Alberto Soler cerró las ponencias con una intervención muy directa sobre el sharenting, el fenómeno de compartir imágenes e información privada de los hijos en redes sociales. Recordó que la identidad digital es «como una herencia millonaria que tendremos que entregarles el día de mañana». Alertó de los riesgos futuros, de la pérdida de privacidad y del uso malicioso de imágenes infantiles. «Si no repartirías esa foto en la calle, no la publiques en internet», resumió.

Un compromiso educativo compartido
El encuentro concluyó con un diálogo final en el que las organizadoras sintetizaron los aprendizajes y recordaron que la madurez cerebral se prolonga hasta los 25 años, por lo que el acompañamiento adulto es irrenunciable. Animaron a desterrar discursos negacionistas y a confiar en la evidencia científica. Agradecieron al equipo de GSD su apoyo y recordaron que «no se trata de prohibir, se trata de proteger, acompañar y educar desde el conocimiento».

La jornada, que incluyó además actividades paralelas, firma de libros y espacios de familias, reafirmó el papel de Gredos San Diego como institución comprometida con la formación integral de la infancia y con el desarrollo de una ciudadanía crítica y responsable en el entorno digital. «Nuestro papel no es apartar la tecnología, sino enseñar a usarla con criterio, equilibrio y sentido», concluyó José Luis Miranda, presidente de GSD que siguió atentamente la jornada.

Con una alta participación y una respuesta entusiasta de las familias, Familias conectadas, niños protegidos se consolida como un referente en el debate educativo actual y como un espacio necesario para afrontar los retos de la crianza y la educación en la era digital.

Source: Comunicae

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