El nuevo paseo de Gamazo integra las playas de la Magdalena en el casco urbano de Santander
Con la construcción en 2104 de la Duna de Zaera y, poco después, de la rampa utilizada por las embarcaciones del Mundial de Vela empezó la transformación de los antiguos espacios portuarios de San Martín, que hace muchos años que dejaron de tener utilidad para el puerto. Allí estuvieron, además de los muelles, muchas actividades directamente relacionadas, como los Astilleros del Atlántico, que también fueron desapareciendo, para ser sustituidos por el Palacio de Festivales y por la sala de exposiciones de las Naves de Gamazo. Poco a poco, la zona se convertía en un foco cultural y turístico, con otros importantes atractivos, como el Museo Marítimo o el patrimonio derivado de ese pasado portuario: el Dique de Gamazo y la Caseta de Bombas.
Pero tantos puntos de interés en tan escaso espacio quedaban deslavazados por la ausencia de unas conexiones dignas entre ellos y con la ciudad. Han tardado pero, por fin, van llegando. Hace pocos meses, el Gobierno regional reurbanizó la plaza que conecta el Palacio de Festivales con las Naves de Gamazo y el Ayuntamiento de Santander ha extendido ahora el paseo marítimo que llegaba hasta la explanada de Gamazo prolongándolo prácticamente hasta la playa de Peligros.
Un paseo de diseño moderno que retira los coches de un frente marítimo muy valioso y, a cambio, proporciona unos espacios generosos para los viandantes, sin olvidarse de quienes acudían allí a pescar, para los que se han instalado unos asientos de piedra y unos huecos para insertar las cañas.
Esta primera fase, finalizada en agosto, llega hasta la altura del Campo de Tiro y representan un 60% de los 450 metros que llegará a tener el nuevo paseo cuando se haga la continuación hasta el arenal de Peligros. Una obra que está a la espera de que se decida si se construye o no el segundo espigón que estaba proyectado en la zona, que teóricamente era imprescindible para la estabilización de las arenas.

El área recién inaugurada incluye un paseo de cuatro metros de ancho, 150 árboles, zonas verdes, juegos infantiles y áreas para la actividad física. El carril bici, separado con parterres del paseo peatonal y de un tono rosado, da continuidad al construido a lo largo del frente marítimo.
El paseo, que ha costado dos millones de euros, incorpora también áreas de descanso con tumbonas y bancos –semejantes a las que hay junto a la rampa de Gamazo– y un área escalonada junto al acceso a la playa, para contemplar el paisaje o realizar actividades al aire libre. También se han instalado farolas, bancos y papeleras.
Éxito inmediato
La obra ha tenido un efecto inmediato. No solo recupera para la ciudad otro tramo más del frente marítimo sino que, en la práctica, la ha extendido hacia sus playas. Si el eje Centro Botín-Muelle Calderón se ha convertido en el paseo más concurrido de la capital, esta prolongación ha hecho que muchos de sus usuarios lo continúen hasta San Martín. El hecho de que la geodinámica marina haya cubierto de arena tanto la rampa de Gamazo como la zona de La Fenómeno o el frente del Museo Marítimo ha añadido otro ingredientes más, el de estas nuevas playas urbanas, a esa concentración de atractivos.
En la zona queda por resolver, no obstante, el final de la obra de la terraza del Museo Marítimo, con la reapertura de la zona de hostería, algo que compete a la Consejería de Cultura, y la renovación de la tablazón de la Duna de Zaera, responsabilidad del Ayuntamiento. A cambio, se han abierto también este verano dos terrazas-miradores en el Palacio de Festivales, que ofrecen una nueva visión de toda la fachada marítima.




