La aventura, al alcance de todos

Sañudo es casi un profesional de la aventura, después de llegar en dos ocasiones al Polo Norte a pie. Pero eso no impide que tenga un claro sentido de la responsabilidad de su negocio y eso complicó sus primeros pasos, hasta conseguir un seguro que hiciese pólizas individualizadas para todos los clientes. Aunque las actividades que programa son de un riesgo medio o bajo, considera que no es suficiente un seguro global que cubra las responsabilidades de la empresa.
Sañudo, natural de Coo, lleva en Somo seis años y en este tiempo ha simultaneado el trabajo con los grandes viajes de aventura. En su curriculum figura una participación en la Translaponia, una ruta de 200 kilómetros a través de los bosques lapones con temperaturas de –28º.
Esa primera experiencia le creó la inquietud de llegar aún más al norte y cuando pudo reunir los seis millones de pesetas que le costaba la expedición, inició una nueva aventura, la de alcanzar el Polo Norte geográfico. Un viaje a pie de más de 300 kilómetros por el hielo desde una base rusa hasta el punto donde convergen los meridianos, que duró 19 días.
Tras una tercera expedición de Finlandia a Suecia a través de los hielos del Báltico que le produjo una pequeña congelación en un pie, prepara ahora su cuarto viaje, con el que pretende andar desde el Cabo Articheski, en Siberia, hasta la isla de Warham, en Canadá. 1.200 kilómetros en línea recta para los que busca patrocinadores que le permitan reunir los 12 millones de pesetas que le costará la travesía, y que en su mayor parte van destinados a sufragar, por anticipado y sin posible retorno, los gastos exigidos por los ejércitos de Canadá y de Rusia por la logística de rescate, en caso de que la aventura fracasase y fuese necesario organizar una expedición en su búsqueda.
El no haber conseguido aún la financiación no impide que ya haya iniciado el plan de trabajo, con una rutina de comidas y entrenamiento que incluye 30 kilómetros diarios de carrera.
El proyecto es muy ambicioso, ya que, incluso si todo sale bien, deberá hacer tres meses de viaje por los hielos durante la estación de noche permanente, dado que es la única forma de llegar a Canadá antes de que los hielos comiencen a fracturarse.
Para Sañudo, sus aventuras tienen un riesgo calculado y más de sacrificio que de temeridad. Pero es consciente de que su clientela en Somo no busca, ni mucho menos, llegar a esas situaciones extremas.
El aventurero cántabro montó la empresa Somoaventura con su mujer y es cuidadoso al recurrir a guías, monitores o acompañantes titulados. Su experiencia le dice que rutas de montaña aparentemente sin complicaciones, como muchas de las que se hacen por los Picos de Europa, pueden convertirse en desasosegantes jornadas cuando cambian bruscamente las condiciones meteorológicas o aparece una espesa niebla, por lo que nunca está de más un guía experimentado provisto de una brújula con GPS.
La clientela que ha tenido en estos primeros meses de funcionamiento (unas 600 personas) ha estado compuesta mayoritariamente por veraneantes y, para su sorpresa, por un alto porcentaje de mujeres. Las actividades más demandadas son los paseos en canoa, el descenso de cañones y el rafting, que realiza en Arroyo –un pueblo cercano a Reinosa– en aquellas jornadas en que el pantano del Ebro abre las compuertas y suelta, al menos, 50.000 litros de agua por segundo, la cantidad mínima para tener un caudal impetuoso.
A excepción del descenso de cañones, un poco más exigente, la preparación física que requieren estas actividades es muy pequeña, incluso en el rafting, donde va un monitor en cada balsa.
El precio de las actividades va desde los 15 euros por las tres horas de canoa que se emplean en subir y bajar la Ría de Cubas a los 50 de una clase de iniciación de parapente en Peña Cabarga. El rafting, por ejemplo, cuesta 36, cuantía que incluye el desplazamiento hasta el Ebro, el seguro y el equipamiento.
A través de convenios con casas rurales, Somoaventura también ha empezado a ofrecer paquetes de una semana en los que incluye el alojamiento, las comidas, las actividades y visitas a lugares de interés turístico para las tardes. Un paquete que, para un grupo de seis personas, cuesta 2.200 euros.

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